Relevo en la Alianza Atlántica

El camino del holandés Mark Rutte hacia la OTAN, prácticamente despejado

Eslovaquia y Hungría dan su apoyo al liberal holandés como relevo de Jens Stoltenberg y solo queda que Rumanía retire su candidatura

El primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte.

El primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte. / EP

Silvia Martinez

El relevo de Jens Stoltenberg al frente de la Alianza Atlántica no se decide en el reparto de altos cargos que negocian los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, pero la cena informal celebrada este lunes en Bruselas también ha servido para despejar el camino del primer ministro holandés, Mark Rutte (57 años), hacia un puesto de secretario general aliado que los dirigentes de la OTAN quieren dejar atado antes de la cumbre de Washington de julio. Tras meses de oposición, Eslovaquia y Hungría han anunciado que apoyan al holandés por lo que solo queda convencer a Rumanía de que retire a su candidato, el presidente Klaus Iohannis.

Hasta este lunes, Rutte contaba con el apoyo confirmado de 29 de los 32 países de la OTAN, incluidas todas sus grandes potencias de la organización trasatlántica, empezando por Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia y España. Quedaban, por tanto, tres por convencer. El primero en confirmar el viraje, elevando a 30 el número de apoyos, ha sido Eslovaquia que, aunque hubiera preferido a un dirigente de Europa central o del este para mejorar la representatividad de esa zona en la Alianza Atlántica, ha optado por ceder y tomar partido por el candidato favorito tras el compromiso del holandés de fortalecer el espacio aéreo eslovaco.

"Puedo confirmar oficialmente que, después de conversaciones con ambos candidatos y después de la consulta con el Gobierno eslovaco, Eslovaquia apoya al primer ministro holandés como jefe de la Alianza", anunciaba tras la cumbre informal de la UE celebrada en Bruselas el presidente Peter Pellegrini. El mismo camino que ha decidido seguir el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, que aprovechó la cumbre para mantener un encuentro bilateral con su homólogo holandés –una "conversación abierta", según fuentes de La Haya-- en el que le ha dado su apoyo a cambio de no participar en las actividades de la OTAN relacionadas con la guerra de Ucrania, ni con fondos ni con personal. "Soy prudentemente optimista en lo que respeta a Hungría", aseguraba el holandés a su salida de la reunión.

"Si acepta confirmar el acuerdo al que llegué con el secretario general Jens Stoltenberg, estamos dispuestos a cooperar", anunciaba Orbán cuando abandonaba la sede del Consejo. El político holandés lo ha hecho este mismo martes en una carta que el húngaro ha publicado en sus redes sociales. "A la luz de su promesa, Hungría está dispuesta a apoyar la candidatura del primer ministro Rutte a secretario general de la OTAN", ha confirmado el húngaro, que el lunes ya daba por cerrado el rifirrafe de hace tres años, cuando una mayoría de líderes europeos, particularmente Rutte, arremetieron contra el húngaro a cuenta de las leyes homófobas promovidas por Hungría. "No necesito las disculpas de nadie. No soy ese tipo de persona", decía Orbán.

¿Retirada de Iohannis?

El cambio de posición de Bratislava y Budapest deja completamente aislado a Iohannis en sus aspiraciones de convertirse en el próximo secretario general aliado. Una candidatura que nunca han entendido muy bien en el seno de la OTAN ya que cuando la presentó oficialmente el grueso de los países, particularmente los de mayor peso, ya habían comprometido públicamente su apoyo con el holandés, que es visto como un candidato sólido.

"A todos nos gustaría que estuviera cerrado antes de finales de mes" porque "no conviene llegar con esto a la cumbre de Washington. Hay que dar la imagen de que la OTAN está unida y bien cohesionada", apuntaban hace unos días fuentes aliadas. Según las mismas fuentes, el nombramiento del próximo secretario general aliado se decidirá en una reunión de embajadores del consejo atlántico y la idea es refrendar el nombramiento en la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN del 11 y de 12 de julio, a la que los países aliados llegarán con cifras de gasto militar récord aunque con España a la cola. El último escollo: que Klaus Iohannis formalice la retirada de su candidatura.