Guerra en Oriente Próximo

Biden y Trump presionan a Netanyahu para que acabe con la guerra en Gaza

El presidente de EEUU, Joe Biden, recibe a el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, en la Casa Blanca.

El presidente de EEUU, Joe Biden, recibe a el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, en la Casa Blanca. / Amos Ben Gershon / Europa Press

Después de darse un baño de devoción en el Congreso de Estados Unidos, que acabó dejando en segundo plano la larga lista de congresistas que boicotearon su discurso en señal de rechazo a su liderazgo, el primer ministro israelí ha enfrentado este jueves en Washington una jornada bastante más incómoda y plagada de mensajes inconvenientes. Tanto en su reunión con el presidente Joe Biden como en su cita posterior con la vicepresidenta Kamala Harris, la mujer que ha tomado el testigo como candidata demócrata a la Casa Blanca, Binyamín Netanyahu volvió a escuchar la ansiedad del liderazgo estadounidense para que ponga definitivamente fin a su guerra contra los palestinos en Gaza. Incluso su aliado republicano, Donald Trump, le urgió a enfundar cuanto antes las pistolas, al considerar que la contienda está siendo devastadora para la imagen de Israel.  

Biden está harto de Netanyahu, por más que siga guardando las formas, lo mismo que les pasó en su día a Bill Clinton y Barack Obama, que vieron como el líder de la derecha israelí saboteaba una y otra vez sus planes para pacificar la región, tanto o más que las facciones armadas palestinas. El plan en tres fases de la Casa Blanca para alcanzar un acuerdo de alto el fuego definitivo en Gaza y recuperar a los 115 rehenes que siguen en el enclave en manos de Hamás sigue sin ser aceptado públicamente por Netanyahu, al que muchos demócratas se atreven a acusar hoy de priorizar su supervivencia política a los intereses de su país. Tampoco lo hizo en su discurso en el Congreso. La exasperación patente la expresó el miércoles Nancy Pelosi. “De largo fue el peor discurso de un dignatario extranjero invitado y honrado con el privilegio de dirigirse al Congreso de EEUU”, dijo la que fuera líder de los demócratas en la Cámara Baja.

Reunión privada con Biden

No hubo preguntas ni declaraciones a la prensa antes de la reunión en el Despacho Oval, más allá de los protocolarios saludos, una reunión que posiblemente será la última antes de que Biden abandone el poder en enero tras renunciar a la reelección. En el libro de visitas, Netanyahu le agradeció a modo de despedida sus “décadas de amistad y apoyo al Estado de Israel”. La Casa Blanca quiere un acuerdo para pacificar a sus bases progresistas antes de noviembre, enfurecidas por la carta blanca y las montañas de armas que el presidente ha entregado a Israel, así como para cimentar el legado de Biden, que quedará manchado por su complicidad en las atrocidades de Gaza. Y sigue alimentando la perdiz. “Estamos más cerca que nunca”, dijo un alto cargo de la Administración durante la jornada. “Ahora toca que lo acepten los israelíes”.

Ese mismo mensaje se esperaba que fuera reiterado por Harris en su reunión posterior con Netanyahu, celebrada al cierre de esta edición. Kamala está en el punto de mira de los guardianes de Israel en Washington por no haber asistido al discurso de Netanyahu, que cambió por un evento en una fraternidad universitaria. “Es escandaloso e inexcusable que Kamala Harris haya boicoteado esta sesión conjunta del Congreso”, dijo el líder republicano en la Cámara Baja, Mike Johnson, el hombre que inició la maniobra para invitar a Netanyahu, más tarde respaldada también por los líderes demócratas en el Capitolio. Pero también por haber condenado las “condiciones inhumanas” en Gaza o haberse solidarizado con algunas de las protestas universitarias contra la guerra. Posiciones descritas como “problemáticas” por el presidente de Israel, Isaac Herzog.

Sin visos del fin de la guerra

Pero Netanyahu no ha dado en estos dos días ninguna señal de que quiera acabar con la guerra. Más bien lo contrario, como dejó patente en el Congreso, donde afirmó que la guerra seguirá hasta “que destruyamos las capacidades militares de Hamás, acabemos con su gobierno en Gaza y recuperemos a los rehenes”. Dicho de otro modo. El líder del Likud no fue a Washington para acabar con la guerra, sino en busca de más apoyo y armas para prolongarla. “El discurso y los aplausos no borran un triste hecho: las palabras ‘Acuerdo Ahora’ estuvieron ausentes del discurso del primer ministro”, dijo desde Israel la organización que representa a las familias de los rehenes israelíes.

A ese coro ensordecedor que le pide acabar de una vez con la catástrofe en Gaza, se ha sumado también Trump, con el que Netanyahu se reunirá este viernes en Mar-a-Lago. El expresidente y candidato republicano dijo en una entrevista a Fox News que es hora de detener la sangría “porque Israel está siendo destruido con esta (mala) publicidad y, sabes qué, Israel no es muy bueno con las relaciones públicas”.