EXTREMA DERECHA

La AfD alemana denuncia los "cortafuegos antidemócraticos", incluidos de otros ultras europeos

"Ellos son los antidemócratas“, aseguró Weidel ante sus correligionarios

Alice Weidel, dirigente de AfD

Alice Weidel, dirigente de AfD / Kay Nietfeld/dpa

Gemma Casadevall

"Vamos por el buen camino para la creación de un nuevo grupo parlamentario. Y quien quiera unírsenos, será bienvenido“, afirmó la presidenta de Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, ante un congreso de su partido ultraderechista bajo acosos de distinto signo: el resto de la extrema derecha europea los repudia como socios, por su radicalismo; el espectro parlamentario alemán lo mantiene aislado; y, además, la cita federal de sus 600 delegados arrancó con decenas de miles de manifestantes clamando contra la "propaganda nazi“ por los aledaños del pabellón de Essen, la ciudad del oeste de Alemania que acoge el congreso.

"Ellos son los antidemócratas“, aseguró Weidel ante sus correligionarios. Bajo ese "ellos“ situó tanto a las columnas de manifestantes que tomaron las calles como a "las (Ursula) von der Leyen o (Giorgia) Melonis“. Que la líder de AfD lance sus pullas contra otra representante de la ultraderecha europea responde al acercamiento hacia la primera ministra italiana por parte de la presidenta de la Comisión Europea (CE). Pero también a que su partido está excluido como aliado por el eurogrupo de los Demócratas Reformistas (ECR) al que pertenece Meloni. A esa exclusión, ya conocida, se sumó hace unas semanas la expulsión de AfD como miembro de Identidad y Democracia (ID), en el que se integra la francesa Marine Le Pen.

El partido de Weidel, que ascendió a segunda fuerza en Alemania en las pasadas elecciones europeas, encaró así la celebración de su congreso federal con caras largas, pese al hito logrado con el 15,8 % obtenido en los comicios del bloque comunitario. Sus 15 eurodiputados no tienen grupo donde integrarse y las negociaciones emprendidas a toda prisa no han dado frutos conocidos. En medios alemanes se afirmó que llevaría el nombre de "Los Soberanistas“ y se situó entre sus socios potenciales el "Se acabó la fiesta“ de Alvise Pérez. La AfD tiene sus propias "líneas rojas", según la viceportavoz de su grupo parlamentario, Beatrix von Storch. No aceptara "nacionalismos extranjeros contrarios a nuestros intereses", añadió. El congreso reeligió a Weidel como presidenta con un 79%, un porcentaje algo más bajo que el de su compañero en la cúpula bicéfala, Tino Chrupalla, con un 82%.

Colapso ciudadano en formato pícnic multigeneracional

"No es democrático aislar a un partido que alcanzará el 34% o 35%“, afirmó en un aparte del congreso el líder de su ala más radical, Björn Höcke. Citó así los porcentajes que se les pronostican en las elecciones regionales que tendrán lugar el próximo septiembre en el este, incluido en su "Land“, Turingia. Höcke es una de las figuras más controvertidas del partido, pero a la vez un gran reclutador de votos. Es "cliente“ habitual de la justicia por sus arengas racistas o por usar consignas nazis en actos públicos. Un tribunal alemán legitimó incluso que se le definiera públicamente como "fascista“, por considerarse adecuado aplicarle este término.

Los carteles con la foto de Höcke, brazo en alto a modo de saludo hitleriano, y la palabra "nazi“ fueron de los más presentes en la manifestación que discurrió este sábado desde la céntrica estación de Essen hasta las inmediaciones pabellón del congreso. Llegaron a juntarse entre 40.000 y 70.000 participantes, según medios locales o los convocantes. Eran personas de toda edad y condición, desde familias con niños a las llamadas "Omas gegen Rechts“ -“Abuelas contra la Derecha“-, adolescentes, herederos de las revueltas del 68 y 'ravers'. También las inevitables columnas del bloque negro o izquierda radical, protagonistas de algunas escaramuzas con el poderosísimo operativo policial, integrado por unos 10.000 agentes. Essen no recordaba un colapso ciudadanos parecido en décadas.

El objetivo de los radicales era bloquear sus accesos a los delegados de la AfD. Algunos precisaron custodia de los agentes, que cargaron a porrazos contra quienes trataban de cerrarles el paso. Otros se refugiaron de sus perseguidores en una panadería, de la que salieron asimismo bajo protección policial. Hubo detenciones y algunos heridos, también entre los policías. El panorama general, sin embargo, era de un gran picnic intergeneracional, entre conciertos y desfilada 'rave' bajo el sol.