Nunca es suficiente para un Girona con hambre de triunfos

El equipo de Míchel Sánchez se presenta en el Benito Villamarín dispuesto a reventar, una semana más, cualquier tipo de lógica, sumar tres puntos más, y acabar un 2023 insuperable contemplando la vida desde el liderazgo de la Primera División

Los jugadores del Girona celebran un gol

Los jugadores del Girona celebran un gol / EFE

Jordi Bofill

Qué pena que se acabe, este 2023. Para el Girona, sin duda, es el mejor año de su historia. Después de una formidable permanencia conseguida antes de tiempo el curso pasado, ahora le ha tocado la lotería, mirando a los ojos de gigantes a los cuales supera con contundencia. Instalado en la primera posición de la élite del fútbol estatal, desea cerrar el año con una sonrisa, en el complicado desplazamiento al Benito Villamarín (19:00 horas, Movistar LaLiga). El Betis, séptimo clasificado, el conjunto que marca la frontera de las competiciones europeas, está a diecisiete puntos de diferencia. Una auténtica barbaridad.

Pero si alguien piensa que el equipo de Míchel, que todavía no ha perdido lejos de Montilivi, donde encadena siete victorias consecutivas, tiene la barriga llena, es que no conocéis el hambre del vestuario rojiblanco, que tiene en mente la victoria las veinticuatro horas del día. El discurso colectivo, subido hace unas semanas cuando la salvación era una realidad palpable, se centra en las competiciones europeas. Más concretamente, todo el mundo sueña en la próxima Champions League. Pero es que los errores de todos los rivales directos y la fiabilidad demostrada por el Girona, invita a creer, cada semana con más argumentos, que el título de Liga, hoy lejano, quizás en mayo será posible.

Este jueves tampoco estará Tsygankov, como ya pasó contra el Alavés. A diferencia del lunes sí que estará Cristhian Stuani, referencia desde el banquillo. Yan Couto, que acabó el duelo con molestias, no se lo perderá, y Míchel tiene muchos números de repetir la alineación que resolvió el partido de la jornada diecisiete. El Betis, menguado por la gran ausencia de Isco, tampoco contará con los lesionados Guido Rodríguez, Youssouf Sabaly, Nabil Fekir, Marc Bartra y Claudio Bravo.

No hay que recurrir a los precedentes entre ambos equipos, que explican que entre el Betis y el Girona la historia siempre ha estado a favor de los andaluces, para saber que será complicadísimo. El año pasado, sin ir más lejos, el conjunto de Pellegrini ganó los dos duelos directos. Ampliando la mirada, trece de los dieciséis partidos disputados han caído de su lado. Pero la única victoria del Girona fue sonada: 0-1 el curso 2009-10 con un golazo de David Cañas. Cómo ha cambiado, todo aquello.

Las sensaciones actuales pueden acabar con cualquier partido que se haya jugado en el pasado. Porque nada vale más que un presente en que los gerundenses están dejando con la boca abierta el mundo del fútbol. La admiración que genera y el nivel de confianza que transmite obliga a sentir que el Betis también tiene claro que no tendrá una noche cómoda. Y esto, juega a favor.

Muchos nombres propios

Las propuestas ofensivas del Betis y el Girona no serían posibles sin el talento descomunal de los integrantes de sus plantillas. En Montilivi, ya se sabe, Savinho y Dovbyk dirigen el mando en cuanto a desequilibrio en los últimos metros. El ucraniano no parece que haga cuatro días que ha llegado a la Liga. En una idea coral en que todo el mundo se siente protagonista, Aleix Garcia e Iván Martín también sobresalen. Como los laterales/interiores/extremos/y lo que haga falta, Yan Couto y Miguel Gutiérrez. La defensa, liderada por Èric Garcia, David López y Daley Blind, también está con la flechita hacia arriba: han dejado cinco veces la portería a cero, un más que en todo el año pasado.

Y vamos al Benito Villamarín, que sin la magia de Isco se encomendará, entre otras, a Ayoze o Abde y el olfato goleador de Willian José. Borja Iglesias, más apagado, también apunta a tener su momento. En la sala de máquinas, Marc Roca y Altimira, una de las sorpresas del curso. En el eje defensivo, la fuerte pareja Pezzella-Chadi Riad. Y de revulsivos, nombres como Luiz Henrique, Guardado, Rodri o Carvalho. Tiene recursos, Pellegrini. Y tanto que los tiene.

Míchel Sánchez quizás no tiene tantos en cuanto a cantidad, pero sí que dispone de suficientes para generar un respeto inmenso. El Girona tiene el engranaje tan estudiado que cualquier pieza que salga al terreno de juego, encaja de fábula. Como ejemplo, los minutos de Portu el lunes contra el Alavés, con gol incluido. El murciano tan solo es el decimoquinto futbolista que sale como titular en las alineaciones rojiblancas de este curso. Pero todos cumplen, sea qué sea el papel que los toque.

Cuarenta y cuatro puntos. Catorce victorias en diecisiete jornadas. Cuarenta y un goles a favor. Solo una derrota, y contra el Madrid. Exhibiciones de fútbol constantes. Dos permanencias en pocos meses. El Girona baja un telón precioso que está dispuesto a superar.