Stuani evita el desastre en la Copa

El delantero uruguayo remonta con un doblete para el Girona, que estaba contra las cuerdas en Orihuela

Gran partido de Pablo Torre, que marcó el primer gol de la noche y participó en otros dos tantos (2-5)

Los jugadores del Girona celebran un gol

Los jugadores del Girona celebran un gol / EFE

Jordi Bofill

Dos jugadas de estrategia calcadas, dos remates idénticos, todavía en la primera parte, estuvieron a punto de tirar a la basura el paso del Girona por la Copa del Rey. El Orihuela, de la Segunda RFEF, tal como ya hizo el Cacereño la temporada pasada, en la misma segunda eliminatoria del torneo, sacó de quicio a los hombres de Míchel, incapaces de defender la única acción del juego en que la diferencia de categoría casi no se nota. Primero Mendi, antes de la media hora, y después Booker, en la acción previa a tomar el tunel de vestuarios, retrataron la concentración rojiblanca, pasiva a pesar de ser estar advertida.

Pero Cristhian Stuani, el delantero que con 37 años no tiene nunca bastante, recordó a todo el mundo que si es una leyenda no es porque sí, es porque se lo gana diariamente. Con dos remates al segundo palo, el uruguayo, que todavía no tiene estatua en la ciudad, se plantó en Orihuela en una noche lluviosa para clasificar al Girona hacia los dieciseisavos de final de la competición (2-4). Es el mejor de todos.

Salvo unos primeros minutos en que el fútbol de posición con el cual se identifica al colíder de la Primera División se impuso claramente, porque la plantilla se sabe de memoria todos y cada uno de los automatismos que se tienen que usar, no hubo ningún tipo de tranquilidad. Como en Lepe, en la primera ronda, tocó sufrir. El riesgo es otro elemento identitario de un grupo al cual le fue de un pelo ver lo que queda de competición por la televisión.

Espléndido fue el inicio de Iker Almena, un futbolista del plantel que tan solo empezar ya lucía galones, lanzando los servicios de esquina como si fuera un veterano. Suya, desde el extremo derecho, fue la asistencia del gol de Pablo Torre, otro de los nombres que querían reivindicarse. Ninguno otro de los jugadores de campo destacó positivamente. Porque el cuarto en discordia fue Fuidias, que con sus intervenciones todavía evitó que el batacazo llegara antes de tiempo. El portero catalán fue titular, pasando por delante de Juan Carlos.

No pudo hacer nada en ninguno de los dos goles recibidos a balón parado, porque la defensa, errática en el marcaje, lo dejó vendido. La propuesta de Míchel, la misma que usa cuando son los titulares los que participan, situó a Arnau, Juanpe y Bernardo cerrando con tres detrás, con Valery haciendo de lateral izquierdo, pero pendiente de atacar; Solís y Kebe en medio del campo, con Portu más avanzado; Almena a la derecha y Stuani a la punta de ataque. Juanpe, por cierto, alcanzó los 232 partidos como profesional con el Girona, situándose a tan solo uno de Borja García y Àlex Granell, que lideran esta clasificación histórica. Stuani, que los atrapará por inercia, ha jugado 229. Este récord también lo conseguirá.

La premisa del Orihuela era clara: esperar y salir deprisa al contraataque. En ningún momento cambió el discurso. El dominio del Girona, estéril con el 0-1, no pasó de un par de ocasiones de Solís, una de Valery y otra de Portu, más algún intento de propuesta hacia Stuani, invisible entre los centrales locales, que mordían. El equipo de Óscar Sánchez, que fue creciente a medida que se lo fue creyente, supo sacar de corcoll a todo un equipo de Primera División. Salinas, antes del 2-1, ya hizo lucir Fuidias, que también voló con un chut de Camacho.

Se esperaba una reacción en la segunda parte en clave gerundense, y Solís no se estuvo de rematar, muy desviado. Míchel no lo veía claro y llamó a Miguel, Couto Savinho. El brasileño, siempre al rescate, no puede ni descansar. Los cambios tuvieron efecto inmediato, aunque ninguno de los tres fue partícipe de la jugada del empate: buena asistencia en el espacio de Pablo Torre, Valery la cuelga hacia Stuani y el uruguayo lo enviaba en la red. Incluso es capaz de sacar las castañas del fuego en Orihuela.

El colegiado mallorquín Busquets Ferrer se tragó un penalti por manos a chut de Bernardo en plena tormenta gerundense, que de la prórroga no quería saber nada. Volvió a ser Stuani quién, con un nuevo remate, certificara su doblete, antes de que Portu y Valery cerraran definitivamente una eliminatoria que no se tendría que haber complicado tanto.