Oriol Romeu y Aleix García convierten Ulldecona en territorio rojiblanco

Los dos centrocampistas del Girona aprovecharon sus vacaciones para visitar su pueblo natal

"Nos ha sorprendido gratamente que se siga tanto al Girona", confiesa Oriol Romeu

Oriol Romeu y Aleix García llevan a Ulldecona la pasión por el Girona

Oriol Romeu y Aleix García llevan a Ulldecona la pasión por el Girona / GIRONA FC

Marc Brugués

Casi trescientos kilómetros (294) separan Girona de Ulldecona. En esta localidad del Montsià, de 6.291 habitantes, el Girona es uno de los clubes de cabecera y más seguidos entre su población. La presencia de dos de sus ciudadanos como Oriol Romeu y Aleix Garcia es la culpable. En este sentido, aprovechando los días de vacaciones que disfruta la plantilla, los dos jugadores del Girona se han reencontrado en el pueblo.

En un reportaje emitido por los medios oficiales del club, los dos centrocampistas 'falduts' -denominación de los nacidos en Ulldecona- recuerdan momentos de su niñez en el pueblo mientras comentan como la vida los ha llevado a compartir titularidad en el centro del campo del Girona. "Nos seguíamos, pero no jugamos juntos hasta el año pasado, precisamente en Montilivi, en el partido de la selección catalana contra Jamaica", recuerda Aleix García.

Mientras pasean por la Calle Mayor hasta la Plaza hacia el campo de fútbol, los recuerdos les llenan de sensaciones. "Venir aquí es sinónimo de relajación. Encontrarse con amigos y ponerte al día, ir a la plaza y hacer un café...A menudo lo echo de menos cuando hace mucho que no vengo", detalla Romeu. El ex del Southampton revela que se ha "sorprendido" al ver como tanta gente de Ulldecona "de todas las edades" sigue al Girona. "Ha influído que los dos seamos de aquí y, realmente, es una alegría".

El recorrido de Romeu y Aleix por el pueblo les lleva en el campo de fútbol. "Aquí es donde dimos nuestros primeros toques", explica Aleix Garcia que, como benjamín de primer año, ya fue captado por el Villarreal. "Todo el esfuerzo de los padres, que trabajaban, de ir y venir tantos días a lo largo de la semana mereció la pena por lo que tenemos ahora".

Por su parte, a Romeu el estadio ebrense solo le trae buenos recuerdos. "Aquí disfrutábamos con los amigos y entrenadores. Como de bien nos lo pasábamos...Aquella alegría que teníamos ya no se repetirá", reflexiona. Romeu y Aleix acaban el trayecto en el Castillo, donde recuerdan, sonriendo y entre la morriña y la satisfacción, entrenamientos personales improvisados y alguna caída en bicicleta.