El Girona prepara un estadio de Champions

El club catalán, condicionado por el calendario, piensa la forma de transformar el estadio de Montilivi pensando en las necesidades de jugar en Europa

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Míchel en la rueda de prensa posterior a la derrota ante el Mallorca / RFEF

Marc Brugués

El Girona mantiene la identidad y ese espíritu familiar y de proximidad que le han caracterizado siempre, pero este año, con la trayectoria excelsa en la Liga y a través de un juego de muchos quilates, se ha ganado no solo el respeto, sino también la admiración y simpatía del panorama futbolístico estatal e internacional.

Atada la permanencia hace meses y con la Copa perdida en cuartos de final, el gran objetivo del club es ahora clasificarse por primera vez a una competición europea. Un reto, inimaginable hace cuatro días, y que realmente está a su alcance. A partir de ahí, si se logra este objetivo, son muchos los interrogantes que se abren para un club virgen continentalmente. Que si habrá que hacer una plantilla muy larga, que si va a costar compaginar tres competiciones... ¿Y el estadio? He aquí la cuestión.

Saber qué va a pasar con Montilivi es, seguramente, la gran inquietud de los aficionados rojiblancos. ¿Se podrá jugar competición europea en Montilivi tal y como está ahora? La respuesta es sí, pero con parte de las gradas vacías, y por eso, el Girona lleva ya tiempo trabajando con un proyecto firme para modernizar y adecuar el estadio a las exigencias de la UEFA.

En este sentido, el club quiere ponerse manos a la obra lo antes posible y está estudiando cuál debería ser el proyecto para reformarlo. La idea de los propietarios es invertir unos veinte millones de euros para construir gradas de obra tanto en Preferente como en el Gol Nord. La imposibilidad, por normativa, de competir en Europa ocupando ningún tipo de gradería retráctil ha hecho que el club acelere una apuesta que, desde el aterrizaje en la máxima categoría, se había convertido en una necesidad histórica.

Porque, ahora sí, el Girona está en una nueva dimensión, estimulante y desconocida a la vez, pero está ahí y el estadio no puede quedar al margen. Eso sí, llevarlo a cabo no es fácil. Existen muchas variables a analizar. Sobre todo, por la singularidad de Montilivi la obra requiere más tiempo de lo habitual y no está claro que se pueda llevar a cabo durante el calendario de verano.

La reforma de Montilivi no es una obra que pueda empezar hoy o mañana, porque la competición está en danza. Ahora bien, el club estudia la viabilidad de poder tenerlo todo listo durante los meses de verano. Así, la voluntad sería empezar las obras al día siguiente del último partido de Liga en casa contra el Granada el fin de semana del 25-26 de mayo y tenerlo todo listo para principios de septiembre.

Algo más de tres meses para modernizar y convertir a Montilivi en un estadio como Dios manda y apto para competir en Europa. Esto hará que, muy probablemente, el Girona se vea obligado a pedir a la Liga disputar las dos o tres primeras jornadas como visitante mientras terminan las obras en el estadio.