El Girona también sabe ganar cuando no logra imponer su idea de juego

Los de Míchel encadenan cinco triunfos y prolongan su línea ascendente

Los rojiblancos se encuentran a seis puntos del 2° y a siete del 7°

El Girona, en el mejor momento de la temporada

El Girona, en el mejor momento de la temporada / @GironaFC

Albert Isern

Una temporada más, el Girona encara el tramo final del curso en un estado de forma espectacular que le permite tener la ilusión de volver a la máxima categoría del fútbol español. Los catalanes tuvieron un inicio muy complicado, pero Míchel ha acertado a la hora de encajar las piezas y el equipo ha ido desarrollando una marcada identidad de juego con el paso de las partidos.

El conjunto gerundense sumó 8 puntos de los primeros 30 y se estancó durante varias jornadas en la zona roja de la tabla. Fue a partir del primer tercio de competición cuando todo empezó a fluir, hasta tal punto que la mejoría ha sido notable y progresiva desde entonces, siendo -junto al Eibar, el líder- el mejor equipo de la categoría en la segunda vuelta.

Míchel ha formado un equipo de autor que, pese a cuajar grandes actuaciones a lo largo del curso, es capaz de adaptarse a cualquier situación del juego. Como visitante, ha demostrado tener la capacidad de sufrir sin balón durante muchos minutos -algo a lo que los pupilos del técnico madrileño no están acostumbrados- y sacar resultados positivos de Valladolid (2-2) o Almería (0-1).

Una inercia positiva puede ganar partidos

En el triunfo de la semana pasada frente al Málaga (1-0), sin ir más lejos, los de Montilivi firmaron un flojo encuentro en el que estuvieron irreconocibles en muchas fases del partido. Los de Míchel no tuvieron el balón y pisaron campo rival mucho menos de lo que les hubiera gustado.

Sin embargo, el entrenador madrileño ha sido capaz de corregir mediante el cambio de sistema (del 4-3-3 al 3-4-2-1) la fragilidad defensiva que tanto perjudicaba al equipo a principio de curso. El Girona quiere dominar los partidos a través de la pelota, pero no tiene problemas en apretar los dientes y saber sufrir atrás cuando no es poseedor de ella.

Todo esto ha llevado a los catalanes a ser un equipo con una mentalidad ganadora que les permite salir vencedores incluso de los encuentros en los que no están del todo cómodos y no pueden dominar los partidos como a Míchel le gusta. Este oficio ha llevado al Girona a pelear con los grandes de la categoría de plata, y pese a estar todavía un peldaño por debajo de Eibar, Valladolid y Almería, los gerundenses son a día de hoy el equipo más en forma de Segunda División.