El desafío del Girona está fuera de casa

Pese ganar en Bilbao, el Girona es uno de los peores visitantes de la liga con 9 puntos de 33 posibles

En los otros dos cursos en la máxima categoría, con Machín sumó 24 y con Eusebio 22

Los jugadores del Girona, antes de enfrentarse al Athletic Club en San Mamés

Los jugadores del Girona, antes de enfrentarse al Athletic Club en San Mamés / EFE

Marc Brugués

El Girona brilló el pasado domingo con una victoria de impacto en San Mamés (2-3). Un recital de juego y control que solo se ensució en el añadido con el regalo de Valery y Gazzaniga. El de Bilbao fue el segundo triunfo de la temporada a domicilio de un Girona que es uno de los visitantes más flojos de la categoría.

De hecho, es el séptimo peor con solo dos victorias, en Bilbao y Elche (1-2), y tres empates, en Palma (1-1), Cornellà (1-1) y el Santiago Bernabéu. El 1-1 en Chamartín es, de momento, el otro gran partido del equipo lejos de Montilivi.

Míchel recuerda a menudo antes de encarar alguna salida que el Girona ha hecho “buenos partidos” fuera de casa y suele citar siempre los partidos en el Metropolitano (2-1) o al Villamarín (2-1), que se escaparon por detalles. No le falta razón. En los dos partidos, el Girona hizo méritos, como mínimo, para puntuar, pero pagó los gruesos errores individuales de Juan Carlos y Samu Saiz que lo condenaron a la derrota.

Seguramente la imagen fue notable, pero el Girona volvió con las manos vacías, como también lo hizo en las salidas a Villarreal (1-0) y Cádiz (2-0). Evidentemente, fueron dos partidos muy distintos. En el Nuevo Mirandilla, el Girona no compitió y perdió por méritos propios. Por contra, en la Cerámica, sudó y corrió como nunca para defender un punto que al final se escapó por un penalti pitado por Del Cerro Grande en el minuto 100.

El balance de los rojiblancos lejos de Montilivi es, pues, de 9 puntos de 33 posibles. Solo Getafe (9 y peor average general), Cádiz (8), Valladolid (7), Valencia (6), Almería (3) y Elche (3) los tienen peores.

En este sentido, los de Míchel tendrán el sábado en Getafe la oportunidad de confirmar la mejoría ofrecida en Bilbao. Es un partido más trascendente de lo que puede parecer, ya que un buen resultado encarrilaría la permanencia y dejaría tocado a un rival directo.