El Giro mira a los Abruzos

El australiano Ewan triunfa al esprint ante el menú de montañas preparado para este fin de semana

Soler, por ahora, corre muy concentrado, día a día, pero cogiendo responsabilidad en su primera gran ronda como líder del Movistar

Caleb Ewan, al atravesar la meta ganador

Caleb Ewan, al atravesar la meta ganador / AFP

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

El Giro no miraba hoy hacia el mar Adriático, tampoco hacia la punta del talón de la bota transalpina, lo más al sur donde viaja este año una carrera que ha preferido moverse mejor por el norte de Italia. Tampoco se preocupaba mucho de la guerra entre esprínters, con un Caleb Ewan, magnífico, pletórico de fuerzas y con un plus de velocidad que no puede neutralizar ninguno de sus oponentes.

La carrera miraba hacia el horizonte y hacia el nuevo menú de montañas, en los Abruzos, al sur de los Apeninos, donde mañana y el domingo se vivirá un nuevo duelo para dejar más claro, si cabe, quiénes serán los corredores que van a pelear por la ‘maglia rosa’ que ahora lleva de forma provisional Attila Valter, el primer húngaro al frente del Giro, el mismo –al menos para las fotos de rigor—que se acostó el jueves con el jersey de líder. La teoría dicta que si hoy lo salva puede darse por satisfecho, siempre que no esté decidido a convertirse en la gran sorpresa de esta ronda italiana 2021.

Afortunadamente no hubo caídas, ni ningún otro favorito que se fuera al suelo siguiendo los desgraciados pasos de Mikel Landa, el mismo que de no haberse ido al suelo y haber mantenido el jueves su posición al lado de Egan Bernal ahora estaría entre los seis primeros de la general. Pero mirar el pasado y lo que podía haber ocurrido no sirve para nada, ni en el ciclismo ni en cualquier otro deporte.

El Giro avanza hacia el primer fin de semana caliente de montañas con todos los corredores pendientes de lo que decida (o pueda) hacer el conjunto del Ineos. Hoy, la única misión de los ayudantes de Bernal era protegerlo del viento que azotó de frente y retrasó el viaje de los ciclistas. Pero mañana, en cambio, será cuestión de preparar el terreno por si el corredor colombiano decide arañar más segundos, o por si nota alguna flaqueza de Remco Evenepoel, quien sin hacer mucho ruido, quitándose responsabilidad, corriendo con inteligencia, sin malgastar demasiadas fuerzas, sin buscar las exhibiciones protagonizadas anteriormente en carreras de un día o una semana, ya es el segundo de la general, en lo que se anuncia, con el permiso de otros contrincantes más escondidos, como el gran duelo de este Giro.

Ciertamente, hay terreno, entre una etapa emboscada, mañana sin grandes puertos pero sin apenas respiro en el llano, y la primera jornada, el domingo, considerada de alta montaña con la llegada a la Rocca di Cambio. Y con el aliciente, con la trampa, de 1.600 metros, en la fase final del combate, sin asfaltar, donde los corredores se sentirían más cómodos con una bici de ‘gravel’ o de montaña.

Será también la ocasión de comprobar cómo supera un nuevo examen Marc Soler. Al corredor catalán no le gusta el estruendo. Tampoco es de los que buscan las cámaras y los micrófonos para hablar. Él siempre ha querido ser un deportista discreto. Y con un necesario perfil bajo en este Giro, apostando por el día a día, Soler está tratando de agarrarse a la general para ver hasta dónde es capaz de llegar. Algo que ni él sabe, aunque atesora una clase que le ha conducido a liderar al conjunto Movistar en Italia.

Por ahora, se le ve muy atento y siempre en las primeras posiciones del pelotón, como hoy, cuando circuló en los lugares privilegiados donde van los líderes y los que no se quieren sorprender por un inesperado corte en los kilómetros finales que haga perder el tiempo que tanto cuesta conseguir. La concentración de Soler, por ahora, parece perfecta.