Así es el día a día en Koh Samui, la prisión de Tailandia en la que ha ingresado Daniel Sancho

El chef ha sido condenado a prisión preventiva

El joven está en un módulo de aislamiento por protocolo de coronavirus

Fachada de la cárcel de Koh Samui, donde permanece Daniel Sancho en prisión preventiva.

Fachada de la cárcel de Koh Samui, donde permanece Daniel Sancho en prisión preventiva.

Andrea Riera

Andrea Riera

Daniel Sancho Bronchalo, el hijo del actor Rodolfo Sancho, fue detenido en Tailandia el pasado sábado como sospechoso del asesinato de un hombre. El pasado lunes, la Justicia tailandesa decretó prisión provisional para el joven en Koh Samui.

Daniel Sancho se declaró culpable, pero comentó que cuando se intentaba alejar de Edwin Arrieta Arteaga, le amenazaba: "Soy culpable, pero yo era el rehén de Edwin. Me tenía como rehén. Era una jaula de cristal, pero era una jaula. Me hizo destruir la relación con mi novia, me ha obligado a hacer cosas que nunca hubiera hecho".

El joven chef ingresó el martes en la prisión de Koh Samui, pero de momento está en un módulo de aislamiento cumpliendo el protocolo de diez días de coronavirus. Debido a esto, Daniel solamente puede reunirse con su abogado.

Tal y como se ha conocido, la prisión está al 224% de ocupación, faltan médicos, alimentos y camas. Sancho compartirá celda con otras 20 personas. 'Hablando Claro' ha recogido unas declaraciones de dos prisioneros que cumplieron condena en Koh Samui y han contado cómo es y los problemas que hay.

"Las celdas son malditamente irritantes, 45 personas que quieren orinar temprano en la mañana, y algunos insisten en darse una ducha en el único baño de la celda. Hay unas 16 duchas y 2 abrevaderos, es un poco locura. Puedes ir cuando todo el mundo haya cenado, pero es muy probable que no quede agua", aseguran.

Los reclusos se levantan a las 6 de la mañana con un silbato, desayunan a las 8:30 y a las 11:45 horas almuerzan. En cuanto a la comida, los testimonios han contado que deja mucho que desear: "El arroz es de aspecto asqueroso y el caldo maloliente con algunos huesos, igual que la cena. A veces puedes tener un poco de suerte y conseguir un poco de pollo pegado a los huesos. Puede llevar entre 10 minutos y dos horas de cola para solicitar la comida.

A lo largo del día se hacen varios conteos de reclusos: a las 6:45, a las 11, a las 13 y a las 16 horas. Hay dos vestimentas, las azules que son de los convictos, y las marrones, que son los que están en prisión preventiva, como en el caso de Daniel.

A las 15 horas se sirve la cena, y a las 16 horas ya tienen que volver a las celdas. Hasta las 21 horas pueden estar viendo la televisión o leyendo libros, pero a partir de esa hora, reina el silencio, aunque no se apagan las luces.

"Ya no hay hamacas en las celdas y los reclusos están limitados a tres mantas cada uno: una para taparse, otra para dormir y otra como almohada. O sea, que no hay camas. Los reclusos duermen directamente sobre una manta que estiran sobre el suelo", han asegurado los testimonios.