Entrevista Sport

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"El fútbol es un negocio asqueroso, pero también un deporte bonito"

Toni Sánchez 'Panxo', cantante y letrista de la banda Zoo

Toni Sánchez 'Panxo', cantante y letrista de la banda Zoo / Guillem Garay

Adrià Fernández

Adrià Fernández

Toni Sánchez, más conocido como 'Panxo', es el líder de la banda musical Zoo, originaria de Gandía. Sus letras cargadas de contenido social y político les ha catapultado como uno de los grupos de referencia. Nació siendo del Real Madrid, pero renunció a ello cuando fue a la universidad para dejar aflorar su sentimiento levantinista. Tras 'Tempestes vénen del sud' y 'Raval', hace justo un año lanzaron su tércer álbum: 'Llepolies', con el que inician un camino hacia la autogestión, siendo este su primer disco publicado bajo su propio sello discográfico y editorial. En diciembre cerrarán su gira de presentación en el Palau Sant Jordi ante casi 20.000 personas, en lo que 'Panxo' lo considera como el día de su particular boda.

Hoy a las 21:00h, Levante-Barça, lo podrás ver desde tu asiento de la grada de los ‘pobres’, como la llamas?

No lo veré desde la grada. Estoy en Gandía, a una hora de Valencia. Tengo mi abono compartido con un amigo e irá él. No es de lo partidos que más me gusta ver, los del Barça o Madrid, y menos tal y como está el Levante ahora.

Para el Barça nunca ha sido un paseo ir al Ciutat de València...

Creo que un empate sería bastante bueno y una victoria nos ayudaría a empezar a soñar con la salvación. Una derrota sería lo más normal, así que apuesto por un 1-1.

¿Crees que esta será la temporada de despertar del ‘sueño’ y bajar al infierno de Segunda?

Despertar del sueño suena un poco mal, ya llevamos varios años en Primera... Pero pinta mal. Si bajamos, lo importante será subir rápido, porque si caes en el pozo se vuelve más complicado.

Habéis vivido dos décadas de una realidad en la que, históricamente, el equipo no estaba acostumbrado.

Salvo un descenso, estos últimos 12 años los hemos pasado en Primera. El Levante tiene una buena estructura para consolidarse arriba, pero en los últimos años se han hecho cosas muy mal y ahora lo estamos pagando.

Te he escuchado decir alguna vez que has agradecido llegar al éxito más bien tarde, algo que contrasta en el Barça con Gavi, que es menor de edad, o Pedri y Ansu, que lo eran hasta hace muy poco.

Supongo que es diferente. A lo que yo me dedique está rodeado de mucha mala vida y nocturnidad. De los futbolistas también, pero tienen más exigencia y control externo. En los jugadores pasa más al revés, el examen lo tienen cuando acaban sus carreras, cuando les toca administrar el dinero y la fama.

Naciste siendo seguidor del Real Madrid, ¿qué recuerdo guardas de aquella época?

Bueno, en un diario como el vuestro tampoco me hagas decirlos (risas). Fui madridista hasta que renuncié y me hice del Levante.

¿En qué momento y de qué manera haces ese ‘clic’?

Diría que fue cuando fui a la universidad, yo ya tenía un sentimiento hacia el Levante, pero no tiene una masa social fuera de Valencia. Miraba sus partidos en el teletexto, cómo iba en la clasificación... También me llega a través de mi antivalencianismo, que este se deriva de mi antimadridismo.

Cuesta dar un cambio así con estas edades...

Para mí no lo fue. Con 17 años fui a Benimaclet, un barrio valenciano que está al lado del estadio del Levante y conecto con la historia del club y su masa social. Es entonces cuando empiezo a vivir el Levante desde dentro. Desde los 18 años que tenía hasta ahora que haré 40, son más de 20 años de levantinismo. Las afiliaciones futbolísticas son difíciles de explicar. Ya lo dicen, ‘no trates de entenderlo’. Pasa un poco eso. Es irracional, pero no me partiría la cara por el Levante.

¿Cómo de difícil es ser del Levante?

Lo es, y mucho. Y más este año. Somos un equipo de sufridores. Tendemos a complicarnos la vida, incluso en los mejores años durante las segundas vueltas. Pero eso me engancha y me gusta, porque las victorias tienen un sabor más especial. He vivido cuatro ascensos y esa sensación es la ostia. De las cosas más bonitas que puede haber en el fútbol, no es comparable a la de una Champions. Sobre todo el ascenso de un club humilde, no como cuando lo hizo el Atlético de Madrid. Estar en Segunda y lograr subir 40 años después es muy bonito.

¿Es compatible ser futbolero y odiar todo lo que envuelve al fútbol?

Es contradictorio, como casi todo en este mundo. Más teniendo unas ideas como las que puedo tener yo o la gente de mi entorno. El fútbol es un negocio asqueroso, pero es un deporte muy bonito. Me gusta mucho ir al campo, con los amigos, hacer la previa... Eso es la ostia.

El fútbol logra aflorar unos sentimientos que pocas otras cosas pueden hacer, ¿no?

Ha habido algún momento de mi vida en que he vivido de forma más amarga estas contradicciones. Ahora lo relativizo e intento disfrutarlo. Soy del Levante, lo vivo con mucha pasión, pero no soy un fanático ni entraría en una discusión por fútbol. Con 14 años quizá sí, ahora no.

Ahora hace un año que salió vuestro tercer álbum ‘Llepolies'. 22 cabrons encenen la grada, la penya malhumorada perquè no entra el balonet aparece en la canción ‘La del futbol’. ¿Cómo surge?

Esta es una canción que tiene dos ánimos. Refleja cómo hice las canciones en este disco, quizá de una manera más anárquica y sin ceñirme a un concepto único. Tiene la parte futbolística y de la corrupción de los Borbones. Surge por ese elemento alienante que tiene el fútbol, de la manera en como se vive y se consume ahora, que nos distrae de las cosas relevantes. Es más un consumo, que no una pasión.

¿El fútbol es lo más importante de entre las cosas menos importantes?

Es una frase que me gusta, pero ahora mismo no me representa. Es muy bonita y acertada. Todos los que hemos conectado con el fútbol, nos ha representado en algún momento. Por ejemplo, cuando vives un ascenso con el Levante. Joder, es una sensación muy bonita y poco comparable a otras cosas.

Anteriormente, en ‘El cap per avall’, también había otra referencia al movimiento de ultraderecha en el fútbol (Alça la ma dreta l’afició a la corba nord). ¿Tenías ganas de hacer una crítica más sosegada?

El aspecto crítico en 'Llepolies' está tratado de una manera más irónica o burlesca. Aquella expresión fue muy atrevida, sobre todo en el País Valencià, señalando una verdad como es que en la grada del Valencia está llena de nazis y de gente muy vinculada a la extrema derecha. Siempre han sido amos y señores, desde que tengo uso de razón. Tienen mucha impunidad, lo han hecho siempre.  

Fútbol y política siempre han ido de la mano, ¿por qué cuesta tanto aceptarlo y reconocerlo?

Es una pregunta que tiene un debate muy largo y complejo. El fútbol es un negocio muy grande que mueve muchos intereses. Una masa social inequívocamente de izquierdas solo encontramos en el Rayo Vallecano. Quizá Osasuna, pero no, porque Pamplona es la ciudad del Opus Dei, así que no (risas). Siempre hablo mucho del Ciudad de Murcia como club que tiene una filosofía de izquierdas en la práctica y asume las consecuencias de ser un club así hasta el final. El Rayo, por contra, tiene una presidencia y una directiva que no lo son.

A pesar de que el fútbol siempre ha sido un enorme altavoz mediático, ¿echas de menos que algún futbolista de primera línea se posicione de esta manera?

Creo que los clubes presionan para que no se posicionen políticamente de cierta manera, siempre hacia la misma dirección. A Roberto Soldado o Salva Ballesta nunca les censurarán, pero si hay un futbolista que está a favor de causas justas, progresistas, o de izquierdas –llámalo como quieras–, se le dirá desde la directiva o desde donde sea que no se meta ahí. Creo, ¿eh? Es la intuición que tengo.

Siempre quedará la música para apuntar hacia arriba, ¿no?

En la música y cualquier disciplina artística, siempre hay una corriente que es transformadora, es intrínseco del arte. El fútbol es un deporte y esto no se admite, a pesar de los casos contados que hacen del antirracismo su bandera y una condición ‘sine qua non’.

¿Te has mordido la lengua alguna vez por miedo a las consecuencias que podrían comportar tus letras?

Por mí no tengo miedo, pero sí por mi madre o mi padre, que ellos sufren de que alguien me pueda hacer algo. Mi posicionamiento es público. Con los casos de Hasél o Valtònyc, quizá sí he tenido algo más de miedo, pero nosotros no somos los más explícitos. No creo que seamos los primeros en la cola. Ahora que los de Vox se están haciendo fuertes, comentamos con los amigos que si llegan al País Valencià –que esperamos que no–, acabarían cortando con el circuito de la música en valenciano y nosotros seríamos de los primeros.

¿Tienes constancia de si alguna de tus letras ha sonado en algún vestuario de fútbol?

Hace poco vi un vídeo en un vestuario femenino, pero ahora no recuerdo cuál era, donde sonaba la canción de ‘Tobogan’, así motivándolas. Me parece que ha sido la única vez. Me emocionó, claro.