Sí, el deporte es un negocio

Muchas de las largas reivindicaciones del deporte español acaban cayendo en saco roto porque nunca se es realmente consciente de todo lo que hay detrás de los focos.

El fútbol francés y el precipicio

El presidente del CSD José Manuel Rodríguez Uribes (d) y el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, a su llegada a la gala de entrega de los Premios Laureus este lunes en el Palacio Cibeles de Madrid.

El presidente del CSD José Manuel Rodríguez Uribes (d) y el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín, a su llegada a la gala de entrega de los Premios Laureus este lunes en el Palacio Cibeles de Madrid. / EFE/Kiko Huesca

Marc Menchén

Marc Menchén

El deporte vive en un constante debate sobre su papel, normalmente por una visión errónea de que entenderlo como una industria económica va en detrimento de todos los valores que, precisamente, lo han convertido en un negocio. Y hay veces hay que remarcar, insistir y pregonar la importancia de que a clubes, competiciones y demás agentes tengan esa consideración de empresa y generadores de riqueza, no únicamente para los atletas.

Y hay una cifra que no es discutible: las organizaciones vinculadas a la actividad física en España facturaron 18.826 millones de euros ya en 2022, cuando el golpe de la pandemia aún se dejaba notar con ciertas restricciones de aforo, según los datos que estos días recopiló '2Playbook Intelligence' a partir del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Los datos nos muestran que, pese a muchos, la industria del deporte no es menor y ha sabido sobreponerse a la que probablemente ha sido la mayor crisis de su historia. Es más, la cifra de ingresos antes comentada representa un 12,7% más que en 2021 e incluso un 11,2% por encima de prepandemia. Y en su conjunto también es un sector que hace tiempo dejó de ser aquel estigmatizado en el que se acumulaban impagos y deudas con Hacienda, algo que se centraba sobre todo en el deporte profesional. En 2022, el margen bruto de explotación ya subía a 1.625 millones y los casos de historias fallidas no distan mucho de los de cualquier otra actividad empresarial.

Y esto insistiremos en que no sólo va a enriquecer a unos pocos, según el marco mental en el que se mueven algunos discursos que rebajan al deporte, como a la cultura, en su condición de sector económico. En 2023 ya eran prácticamente unas 250.000 personas las que directamente viven del deporte en España, a lo que habría que añadir otros sectores que vivimos indirectamente, como son los medios de comunicación, las apuestas, agencias de marketing… En total, se contabilizan 37.239 empresas sin tener en cuenta todo el tejido asociativo que alimenta la base de la pirámide competitiva.

¿Y por qué es importante recordar todo esto? Porque seguramente muchas de las largas reivindicaciones del deporte español acaban cayendo en saco roto porque nunca se es realmente consciente de todo lo que hay detrás de los focos o el divertimento de hacer deporte con familiares y amigos. Sólo así se entiende que aún siga habiendo gobiernos municipales enfrentados a sus clubes sobre cómo dar uso a las instalaciones deportivas, o que los gimnasios tributen al 21% del IVA siendo un factor clave en la prevención de la salud.