Manchester United, 50 años después: Los diablos que nunca reinaron

Regresaba de Belgrado tras eliminar en Europa al Estrella Roja. Hizo una escala en Múnich... y ya no voló nunca más

En 1942, un año después de que los aviones alemanes destruyeran Old Trafford y obligasen al Manchester United a compartir Maine Road con el City, Matts Busby fue nombrado entrenador del ManU. Comenzó con su llegada la regeneración de un club herido por la guerra y, sin saber cómo ni cuando, la ascensión a la leyenda que acabaría bajo la nieve un seis de febrero de 1958, hace hoy de ello 50 años. Aquella trágica tarde, en Múnich, el fútbol se vistió de luto.

Regresando de Belgrado con el billete de semifinales de la Copa de Europa en el bolsillo tras eliminar al Estrella Roja, el avión en el que viajaba ese equipo llamado a discutir la supremacía del Real Madrid en Europa hizo una escala técnica en Múnich... Y jamás volvió a surcar el aire. En una pista helada, el Airspeed Ambassador de British Airways lo intentó por dos veces y a la tercera, cuando empezaba a despegar, se estrelló fatalmente contra una casa abandonada. El peso de la nieve en las alas y el aquaplaning provocado por el hielo de la pista motivaron el desastre. Ocho futbolistas fallecieron... y el ManU que soñaba con vengar la derrota del año anterior ante el Real Madrid en las semifinales de la Copa de Europa, abandonó el césped para trasladarse a una de las más tristes leyendas de la historia del fútbol.

Ocurrió nueve años después de que un accidente aéreo en Superga acabase con el mejor Torino de la historia. Al United no le dio tiempo a tanto. Busby había confeccionado un equipo surgido desde la cantera que ganó consecutivamente la Liga en 1956 y 1957. Allí empezaba a sobresalir un jovencito Bobby Charlton de veinte años, pero a su lado brillaba con luz propia un prodigio llamado Duncan Edwards, de 21 y considerado ya entonces un futbolista sin igual. Y estaban el lateral zurdo Robert Byrne, el goleador Tommy Taylor, los centrocampistas Mark Jones y Geoff Bent, el extremo David Pegg o los interiores Eddie Coleman y Liam Whelan. Estos últimos siete murieron en el accidente, dos semanas después, desangrado por las gravísimas heridas, lo hacía Edwards, el internacional más joven de la historia de Inglaterra hasta la eclosión de Michael Owen en 1998.

El Manchester azul del City se unió como nunca antes ni después al dolor del rojo. Más de 200.000 personas recibieron en las calles de la ciudad al cortejo fúnebre que se trasladó desde el aeropuerto hasta Old Trafford y todos y cada uno de los fallecidos recibieron el homenaje de toda la ciudad.

Aquel equipo, los 'Busby Boys' maravillaban en Inglaterra y desde 1956 se hacían respetar en Europa. En 1957 dieron buena cuenta del Athletic de Piru Gainza o Chus Garay en los octavos de final de la Copa de Europa y eliminaron con una exhibición al Borussia Dortmund en cuartos. En semifinales el Madrid le devolvió a la tierra. "Nos dieron una auténtica lección", rememora medio siglo después Charlton.

Estaban llamados a reinar, eran los Diablos Rojos con mayor talento que se recordaba y nada podía detener su ascensión a la gloria. Pero todos los sueños se truncaron aquella tarde en la nieve del aeropuerto de Múnich, en una locura de viaje para el que se mantiene una pregunta en el aire: ¿Por qué no decidió el piloto del avión permanecer en la ciudad alemana hasta que mejorara del tiempo? Jamás se sabrá la razón y tampoco nunca se sabrá hasta dónde podría haber llegado Duncan Edwards, el James Dean del fútbol y de quien todos los que le vieron jugar afirman que nadie llegó a su excelso fútbol. Sólo le disfrutaron cuatro años en Primera.

El Manchester United reapareció dos semanas después dirigido interinamente por Jimmy Murphy, goleando en la Copa al Sheffield, a domicilio y ante una hinchada entregada a los diablos rojos, con un equipo de retales, con juveniles y manteniendo el tipo en la Liga. Llegó a la final que perdió ante el Bolton (2-0) en Wembley y poco a poco fue curando, que nunca olvidando, sus heridas.

Matts Busby, el entrenador, abandonó provisionalmente su puesto pero regresó la siguiente temporada y con Charlton, con el central Bill Foulkes, con el exterior Dennis Viollet, con Johnny Berry, Harry Gregg... Comenzó la reconstrucción de un United que cinco años después ganó la Copa, a los siete la Liga y en 1968 la Copa de Europa, con el calvo Charlton y el inigualable George Best. Aunque, eso, claro, ya es otra historia...