La historia de la otra promesa de Los Palacios, un caso para reflexionar

Juan Pablo Galbarro, de 16 años, vuelve al Betis después de cuatro temporadas en la Masia en las que ha intentado seguir los pasos de Gavi pero las lesiones se han cruzado en su camino para cortarle su gran proyección.

Gavi y sus orígenes

Fermín López con su amigo cadete Juan Pablo Galbarro, atento al Juvenil A-Sabadell

Fermín López con su amigo cadete Juan Pablo Galbarro, atento al Juvenil A-Sabadell / Dani Barbeito

Jaume Marcet

Jaume Marcet

Las historias del fútbol, como en la vida, dan para todo y los focos los acostumbramos a centrar en el éxito. En La Masia, la temporada 2023-24 será recordada como una de las mejores para la cantera azulgrana. Y lo será por la explosión en el primer equipo de jugadores que hace un año conocían muy pocos. La historia de superación de Fermín, la precocidad de Lamine y la irrupción de Cubarsí o Fort dan para mucho pero hay también otra realidad menos mediática que se repite cada año pero, no por ello, deja de ser remarcable.

Los jugadores que tienen que abandonar su sueño de triunfar en el Barça sufren en silencio un disgusto que tienen que asimilar y superar para seguir adelante con sus vidas y su carrera de futuro. Es el caso de Juan Pablo Galbarro, un andaluz que cambió su tierra por Catalunya en un momento complicado. Verano del 2020. El mundo estaba en estado de shock emocional por la pandemia. Una tragedia mundial que cambió la vida de la humanidad y que no varió el deseo de Juan Pablo de seguir los pasos de Gavi y Fermín en el Barça.

Un paso importante

Juan Pablo Galbarro, nacido en Los Palacios como Gavi, jugaba en el Betis, como sus dos ídolos, pero el Barça le presentó una oferta irrechazable. De hecho, en el 2019 ya pudo llegar a Barcelona pero sus padres decidieron aplazar la decisión considerando que a los 11 años era muy prematuro abandonar su casa. El Barça volvió a llamar a su puerta y Juan Pablo se incorporó al Infantil B blaugrana del curso 2020-21.

Todo pareció relativamente sencillo al principio. Su primer año fue bueno. Juan Pablo había destacado en el Betis como un extremo muy rápido y explosivo en espacios cortos que desequilibraba una y otra vez. a pesar del cambio social y futbolístico. El de los Palacios y Villafranca se adaptó sin demasiadas dificultades al Barça y a su nueva demarcación de lateral izquierdo. Fue el titular en esta posición en el equipo que dirigía Albert Puig Alcaide.

En el verano del 2020 Juan Pablo Galbarro llegó a La Masia

En el verano del 2020 Juan Pablo Galbarro llegó a La Masia / Instagram

Todo se complica

En su segunda temporada todo empezó a torcerse. Juan Pablo se desarrollaba a un ritmo inferior a sus compañeros y la llegada de Pol Bernabéu en su misma demarcación le restó minutos. Menos minutos suelen traer como consecuencia menor confianza y esto repercutió en su rendimiento. A partir de aquí, las lesiones se cruzaron en su camino y al pequeño Juan Pablo se le acumulaban los problemas.

Su carácter tímido redundaba en su frustración y el círculo vicioso era difícil de superar. En el Barça ha completado cuatro temporadas en las que ha dejado destellos de su innegable clase pero su proyección no ha sido la esperada. El Barça ha intentado aplicar el ejemplo de Fermín y hacer de la paciencia una virtud pero en el momento de dar el salto a la categoría juvenil ya no le han brindado otra oportunidad de seguir formándose en La Masia. Todos no caben.

El Barça se refuerza cada temporada con nuevos talentos y para que se incorporen nuevas perlas otras tienen que irse. Es un momento muy duro, no solo para los jugadores y su familia, sino para los técnicos y educadores que han convivido con estos adolescentes aspirantes a grandes futbolistas. La mayoría son como Juan Pablo chicos con una bondad enorme. Chavales de gran corazón que persiguen honestamente sus sueños y que, a veces, se deslumbran por ejemplos cercanos.

Juan Pablo ha sido testigo cercano del éxito de Gavi y del sufrimiento con recompensa final de Fermín. En su caso , el camino es otro. Tiene que volver a casa para seguir adelante. El bagaje futbolístico y humano de cuatro años residiendo en La Masia lo llevará toda la vida en el corazón pero ahora toca seguir adelante y luchar por sus sueños.

Juan Pablo Galbarro ha jugado cuatro temporadas en el fútbol base del Barça

Juan Pablo Galbarro ha jugado cuatro temporadas en el fútbol base del Barça / FCB

Reflexiones sobre un caso que se repite de manera cíclica

Hay quién piensa que el Barça podría haber tenido la paciencia que tuvo con Fermín, pero otros consideran que la vuelta a sus orígenes le irá bien para reencontrarse como jugador y persona. Su familia seguro que agradecerá su vuelta. El sacrificio de las familias que renuncian al día a día con sus hijos adolescentes priorizando una formación deportiva es enorme e impagable.

Hay muchos más casos parecidos al de Juan Pablo que al de Fermín o Lamine. Cuando a un jugador como Marc Guiu se le critica duramente por escoger un camino diferente, pocos se acuerdan de cuando es el Barça quién decide que un aspirante a crack tiene que irse fuera. Es la crueldad del fútbol que intenta minimizar el Barça con trabajo psicológico y formativo de sus educadores y psicólogos.

Juan Pablo Galbarro no ha podido seguir los pasos de sus compañeros y amigos Gavi y Fermín pero en La Masia han disfrutado de un chico maravilloso con un gran nivel de educación y un comportamiento ejemplar. El Betis recibirá a un hijo pródigo que ha sufrido pero también ha madurado mucho en Barcelona.

Su caso nos debe hacer reflexionar a todos sobre la crueldad de un mundo que, a veces, idealizamos en exceso. Si las lesiones y el crecimiento físico no lo paran Juan Pablo Galbarro está a tiempo de convertirse en un futbolista de mucho nivel y recorrido. El fútbol es indescifrable pero lo que sí que es seguro es que los Galbarro podrán siempre presumir de un chico maravilloso.

Cuando los periodistas expresamos sufrimiento por si hay peligro de quemar a Lamine o Cubarsí nos estamos quedando, a menudo, con la punta del iceberg y nos olvidamos de otros casos donde el fútbol puede llegar a ser mucho más dañino a nivel emocional o familiar. Preocuparse por los jugadores exitosos y olvidarnos de los que quedan al margen dice mucho de nuestra profesión y sociedad. En cualquier caso , estas líneas son un pequeño homenaje para todos los 'Juan Pablos' que cada temporada tienen que dejar el barça en la sombra con una historia de sacrificios y sufrimientos normalmente olvidada.