El Palmeiras golpea primero en la final de la Copa do Brasil
El Verdao se impone al Gremio (0-1) con un testarazo de Gustavo Gómez en un partido de ida con mucha tensión
El Palmeiras aguantó media hora con diez y obtuvo un triunfo muy sufrido que le acerca a su particular triplete
El Palmeiras sometió al Gremio a domicilio (0-1) y dio un paso de gigante en su objetivo de ganar la Copa do Brasil y firmar un triplete histórico, al lado del Campeonato Paulista y la Libertadores.
Copa do Brasil - Final ida
GRE
PAL
Gremio |
---|
Paulo Victor; Victor Ferraz (Churin, 71'), Paulo Miranda (Thaciano, 81'), Kannemann, Diogo Barbosa; Matheus Henrique, Maicon (Ferreira, 71'), Jean Pyerre (Isaque 81'), Alisson (Vanderson, 81'); Pepé y Diego Souza |
Palmeiras |
---|
Weverton; Marcos Rocha, Luan, Gustavo Gómez, Viña; Felipe Melo, Zé Rafael (Danilo 77'), Raphael Veiga (Gabriel Menino, 66'), Wesley (Alan Empereur, 66'); Rony (Mayke, 76' ) y Luiz Adriano (Gabriel Veron 71') |
El equipo de Abel Ferreira mostró muchísima más madurez en un choque de desgaste y fue netamente superior a un Gremio decepcionante, que apenas creó.
El triunfo albiverde es inapelable. Y, el próximo domingo, podrá afrontar la vuelta en su feudo en un escenario táctico que le favorece: defender en bloque bajo para explorar la velocidad en la transición.
Destruir como propósito
No hubo probaturas y se puso en práctica el guion preestablecido. Los dos especialistas coperos salieron a anularse, a interrumpir, a no dejar jugar. Era una guerra de guerrillas de desgaste que tenía como único objetivo que el rival no entrase en la zona de confort.
En un mar de imprecisiones, el Gremio, con una medular más creativa, era víctima de su propia táctica destructiva. Mientras que el Palmeiras recuperó el espíritu de Libertadores, con tensión en el marcaje en la zona ancha y rápidas transiciones.
El no-partido se rompió de la única manera posible: a balón parado. Raphael Veiga sirvió con maestría un córner y la defensa tricolor cometió el pecado capital de dejar libre de marca a Gustavo Gómez. Y el zaguero paraguayo cabeceó a placer en una jugada ensayada: marcaba su 14º tanto con los albiverdes, de los cuales 10 han sido testarazos.
El 0-1 era un botín mayúsculo (a pesar de que en esta final no hay valor doble de los goles en campo contrario). El campeón de la Libertadores mostraba sus credenciales y pudo dejar el choque (y la final) visto para sentencia en el descuento. Zé Raphael habilitó a Luiz Adriano, que incomprensiblemente remató por encima de la portería de Paulo Víctor.
El Palmeiras supo sufrir
El encuentro se destrabó, finalmente, tras el descanso. El Gremio, sin embargo, seguía sin encontrarse. El partido estaba para el Palmeiras, hasta que Luan le dio un codazo absolutamente gratuito a Diego Souza y fue expulsado. Faltaba media hora.
Por mucho que Abel Ferreira recompusiese rápido al equipo, con uno menos, al Palmeiras no le quedó otra que dar un paso atrás y cerrarse. La suya era ahora una lucha contra el reloj.
Y el Gremio, sintiendo que su momento había llegado, creció y fue a buscar el empate más con el corazón que con argumentos futbolísticos. Solo Ferreira sobresalió. El desorden gaucho generó angustia.
El Palmeiras sobrevivió con casta y aguantó el 0-1 en un derroche de autoestima defensiva. Los paulistas salen muy fortalecidos, no solo por el resultado sino porque pudieron palpar las limitaciones del equipo de Renato Portaluppi, que da muestras de estar en el final de un ciclo.
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