Historia SPORT

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El orgullo de seguir y honrar los pasos de Cleber Santana

El ex del Atleti falleció en el accidente de la ‘Chape’, hoy sus dos hijos, Clebinho y Aroldo, quieren ser futbolistas

Clebinho es un delantero que juega en el Sapucaiense y Aroldo, central y pivote defensivo, en el Retró, en Recife

Los hermanos Clebinho y Aroldo trabajan para abrirse espacio en el fútbol brasileño

Los hermanos Clebinho y Aroldo trabajan para abrirse espacio en el fútbol brasileño / Archivo familiar

Joaquim Piera

Joaquim Piera

Cleber Santana fue una de las 71 víctimas del accidente aéreo de la Chapecoense, ocurrido en noviembre de 2016 en las inmediaciones de Medellín. A los 35 años, el ex del At. Madrid y Mallorca era el capitán de un equipo modesto que estaba haciendo historia y que iba a disputar su primera final continental, la de la Copa Sudamericana, contra el At. Nacional.

Cinco años después de la tragedia que conmocionó al mundo, el balón sigue siendo el hilo conductor de su familia. Sus dos hijos, Cleber Santana Junior, Clebinho para los suyos, (ahora con 19 años) y Aroldo (con 16) se han decidido seguir los pasos paternos y emprender su carrera futbolística, orgullosos de llevar la herencia de un jugador que dejó huella allí por donde pasó por su profesionalidad y dedicación..

“Son dos chicos que, por voluntad propia, luchan por alcanzar sus sueños, porque nunca nadie ni los obligó ni se les exigió ser jugadores como lo había sido su padre”, explica a SPORT su madre Rosángela Loureiro.

Cleber Santana, en su etapa en la Chapecoense, con Clebinho y Aroldo

Cleber Santana, en su etapa en la Chapecoense, con Clebinho y Aroldo / Instagram

Clebinho es una delantero ambidiestro, de 1,82m de altura, que acaba de firmar su primer contrato profesional con el Sapucaiense, un modesto club situado en el sur del país, en el estado de Río Grande do Sul, que disputará la Copa Federación Gaucha. Ha elegido el dorsal 88, el mismo que Cleber Santana llevó en varios equipos como el Flamengo, el Avaí o en la Chapecoense.

DE NORTE A SUR DE BRASIL

 A 3.800 km. hacia el norte, su hermano Aroldo entrena a diario en el Retro FC, un club formador en el área metropolitana de Recife, que nació en 2016 como un proyecto social para niños de baja renta y que cuenta con dos centros de entrenamiento. En la región de la cual es originaria su familia y viven sus abuelos, el menor de los Santana, con 1,84 m. de altura, está creciendo jugando de central y de pivote defensivo, que son las posiciones en las que empezó su padre.

Son historias paralelas, cada una con sus razones y motivos. De Clebinho, su progenitor decía ufano que “era un jugador diferente, que había nacido para ser crack”, como recuerda su madre. El accidente aéreo fue un mazazo. “Se veía que el balón le dolía, se apartó del fútbol hasta el punto de no ver ni los partidos”, explica Rosángela. Con ayuda psicológica, aprendió a mirar hacia delante y se reconcilió con la pelota. Ahora, tras la inactividad forzada por la pandemia, se prepara para despegar en los campos gauchos.

Clebinho homenajea a su padre llevando el dorsal 88 en el Sapucaiense

Clebinho homenajea a su padre llevando el dorsal 88 en el Sapucaiense / Archivo familiar

Lo de Aroldo es genéticamente vocacional. Es el típico ‘menino’ brasileño que nació para y por el fútbol. “En su caso, creo que quiere ser futbolista para honrar la memoria de su padre”, expone Rosángela. Ya jugó en Sapé, en la región interior del estado de Paraíba, y “huyó literalmente de casa”, como bromea su madre, para seguir su formación en Recife, donde permanece desde inicios del año después de visitar a sus abuelos.

Clebinho y Aroldo pretenden escribir su relato de puño y letra. No están solos. Excompañeros de su padre se preocupan a distancia por cómo les va su día a día Es el caso de Eduardo Teles, que jugó en el Sport Recife o del excolchonero Diego Costa, con quien Cleber Santana coincidió en el At. Madrid y que ahora juega en el At. Mineiro líder del Brasileirao.