El motivo por el que las espigas silvestres son peligrosas para nuestras mascotas

Las espigas silvestres son uno de los principales peligros para nuestros animales ahora que llega la calor

Te contamos todo lo que pueden generar estas plantas en nuestros perros

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Recientemente, en el programa de Onda Cero, Más de Uno Elche-Comarcas del Vinalopó, hablaron del que es uno de los grandes peligros durante esta época del año para nuestras mascotas, las espigas silvestres. En el mencionado programa hablaron de todo lo relacionado con la planta y del riesgo que supone para nuestros perros y gatos al entrar en contacto con ellas, ya sea a través de las mucosas nasales, las orejas o incluso la piel.

Por otro lado, no han sido los únicos que han repasado los peligros de estas plantas para nuestras mascotas, ya que varios medios han hablado del tema, por lo que nosotros nos hacemos eco de ello.

Como decíamos, teniendo en cuenta que estamos en un momento de la primavera en el que la calor se va apoderando del clima, es cuando empiezan a surgir esas espigas silvestres, entre otros peligros como la oruga procesionaria. El remedio para esto es reforzar la desparasitación de nuestras mascotas, por ejemplo.

Centrándonos ya en las espigas silvestres, cabe mencionar que estas pueden causar pequeñas heridas hasta clavarse en diferentes zonas de la piel de nuestro perro, por ejemplo, o en otras zonas más complicadas.

Sin duda alguna, estas espigas son un peligro a tener más que en cuenta para nuestros animales, sobre todo si tenemos en cuenta que no solemos ver los síntomas a simple vista, por lo que siempre es recomendable examinar al detalle a nuestra mascota después de dar vuestro paseo, principalmente mirar bien su nariz, oídos y patas.

"Dado que los perros se mueven guiados por el olfato, es común que las espigas se introduzcan por accidente en sus orificios nasales. Llegan hasta ahí tras ser aspiradas durante la exploración olfativa que realiza el animal en sus paseos", cuentan los expertos de Kiwoko en su blog Mundo Animal.

Si un perro tiene una espiga clavada en su nariz, puede manifestar "síntomas de picor y un estado de nervios provocado por la necesidad de rascarse", añaden. "Otros síntomas son estornudos constantes, moqueo y secreción nasal con restos de sangre".

Por otro lado, los expertos explican que, debido a la profundidad a la que puede estar clavada la espiga en la nariz del perro, es probable que sea necesaria la anestesia del perro para explorar sus cavidades nasales. Además, en caso de encontrar la espiga, se necesitaría un otoscopio y unas pinzas para extraerla, y posteriormente se necesitarían antibióticos y antiinflamatorios para tratar la infección que haya provocado la espiga.

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Las espigas también pueden clavarse en los oídos de los perros, causándoles mucho dolor. En la mayoría de los casos, se produce una otitis que se presenta inflamada y con secreción, y el propio rascado del animal puede causar heridas en la zona. "Si un perro tiene una espiga clavada en su nariz, puede manifestar síntomas de picor, estornudos constantes, moqueo y secreción nasal con restos de sangre".

Asimismo, en casos más graves incluso, la espiga puede perforar el tímpano y causar una sordera irreversible. Además, también suele ser común que los perros se claven estas plantas en sus patas, lo que puede ocasionar bultos y abscesos en la piel.

Es importante tener en cuenta que las espigas no solo pueden clavarse en las patas, los oídos y la nariz de los perros, sino que también pueden introducirse en el tracto respiratorio y digestivo, los ojos, las axilas y el aparato urogenital. En estos casos, es importante buscar tratamiento veterinario lo antes posible.

Por último, cabe mencionar que, para evitar cualquier situación, debemos intentar evitar pasear por zonas que conozcamos que están llenas de espigas y, en cualquier caso, revisar a nuestros peludos después de los paseos, y estar muy atentos a cualquier comportamiento extraño o síntoma que presente.