Uno de los creadores del Titán ultima ya su nuevo proyecto para mandar gente... ¡al espacio!

Hace un mes desapareció en aguas del Atlántico el Titán

Muchos investigadores creen que no tiene ningún tipo de sentido

Una nave espacial

Una nave espacial / SPORT.es

Hace un mes desapareció en aguas del Atlántico el Titán, un pequeño sumergible con capacidad para cinco personas que realiza excursiones para ver los restos hundidos del Titanic. Tras varios días de búsqueda, la Guardia Costera estadounidense confirmó que una "implosión catastrófica" provocó la muerte de sus cinco tripulantes.

Entre los pasajeros se encontraban el CEO de OceanGate, Stockton Rush; el empresario paquistaní Shahzada Dawood y su hijo de 19 años Suleman Dawood, el multimillonario Hamish Harding y el científico francés Paul-Henri Nargeolet.

OceanGate recibió muchas críticas tras filtrarse que podía ser que Titán necesitara más pruebas para poder utilizarse y que no estaba homologado, ya que se dirigía con un mando de videoconsola.

Ahora, la empresa, que estaba activa en internet, ha desaparecido. La cuenta de Twitter ha sido desactivada; en Facebook han limitado el contenido a un grupo reducido de personas; han hecho privada la cuenta de Instagram; y cuando entras en la página web, hay una nota: "OceanGate ha suspendido todas las operaciones comerciales y de exploración".

Eso sí, uno de los creadores del proyecto, Guillermo Söhnlein, sigue empeñado en que sus empresas sigan ofreciendo experiencias únicas. Entre ellas, lograr que el ser humano llegue a Venus en 2050. ¿Es esto posible?

Muchos investigadores creen que no tiene ningún tipo de sentido. La superficie de Venus ronda los 462 °C con una presión atmosférica muy superior a la que tenemos en la tierra. Además, su atmósfera está compuesta por grandes cantidades de dióxido de carbono y dióxido de azufre que la hacen totalmente irrespirable.

Sin embargo, Söhnlein insiste en que hay opciones de poder vivir en algún punto del planeta. El empresario asegura que según sus investigaciones hay una franja de la atmósfera de Venus a unos 50 kilómetros de la superficie donde las temperaturas son más bajas, la presión menos intensa y donde los humanos podrían sobrevivir.