Un cocinero sevillano para los pies a Chicote: "Me da igual lo que tú digas"

El chef casi llega a las manos con un empleado del local

"Mira el tonto ese, tú a mí no me insultes más, no me vaciles"

Un cocinero sevillano para los pies a Chicote: "Me da igual lo que tú digas"

Chicote carga contra las personas que reservan en restaurantes y luego no acuden. / SPORT.es

Alberto Chicote es reconocido por acudir a restaurantes que necesitan algo más que un empujón para mejorar en calidad y servicio aunque no todos se toman bien sus criticas. En esta ocasión, le toco el turno a la Taberna el Palomo, abierta en el centro de Sevilla desde el año 1981. Sus propietarios Antonio y su hermano mellizo, Lorenzo, aunque en un futuro quieren que Cristina, hija de Antonio, sea quien tome el relevo del local.

Está última es quien es especialmente crítica con la forma que tienen su padre y su tío de llevar el negocio, "trabajan de una manera muy antigua. Están anclados en el tiempo y no quieren avanzar. Seguimos escribiendo con tiza, parece que estamos en la edad de piedra", y es que ella es actualmente la ayudante de cocina.

Una de las primeras cosas que encuentra Chicote en este local de la Macarena es que las patatas con alioli cuestan lo mismo que un salpicón de marisco, algo extraño. Sus dos especialidades, el menudo y las manitas, al pedir el primero ya llega la primera crisis, el plato tiene exceso de grasa.

Pero ahí no termina el conflicto, ya que al llegar a los fogones el chef suelta la primera "la cocina es de cuando abristeis, ¿no?", junto con una segunda al ver un arcón con la tapa destrozada, "esto es más antiguo que las guerras púnicas". Algo que dejo a Chicote pasmado, aunque más le sorprendió aún cuando vio que Jesús, el encargado del menudo y las manitas, cocina en el suelo.

Para completar el cuadro, la campana tenía grasa acumulada desde hacia semanas, y por supuesto, el sistema de comandas es caótico. Tras todas estas sorpresas, Chicote sigue rajando hasta toparse con Jesús, a quien no le parece bien que diga que el plato estrella tiene "mogollón de grasa" a lo que se defiende "mientras a mí la gente aquí no se me queje, me da igual lo que tú digas, Y te lo digo así de claro. Es tu opinión personal".

Desde este punto, cada vez que Jesús abre la boca aparecen perlas: "No me digas que esta malo porque aquí los platos vienen rebañados con el pan", "yo no soy perfecto, pero para una cosa que hago buena...", y la gran traca final fue un "ve a chuparla por ahí".

Todo esto sucedió durante la mañana, pero a la tarde volvió a haber gresca. El Chef continuó diciendo en su línea cosas que no le gustaban, así que Jesús volvió a enfadarse soltando un "prepotente" hacia Chicote, mientras concluía con un "respétame, porque yo te respeto", mientras se volvía a repetir un cocinero a la fuga.

El último asalto llega ante un servicio organizado por Chicote con el objetivo de acabar con el caos de las comandas. En esta ocasión, Jesús cocina unas patatas duras que un cliente devuelve por incomibles, algo que le hace estallar definitivamente. "Que vayas a chuparla por ahí. Que no quiero hablar contigo" le deja claro a Chicote mientras le dedica otras palabras, "Tú no tienes educación" y "mira el tonto ese, tú a mí no me insultes más, no me vaciles".

Al más estilo del boxeo en este último round ya tuvieron que sujetar al cocinero, y es que daba la impresión, de que en caso contrario podría haber llegado a las manos Jesús. Aunque, por su parte, Chicote, jugador de rugby curtido en estas bravuconadas, ni se inmuto.

Tras toda la tensión acumulada, los dos mellizos terminaron llorando. Mientras, Chicote dio una vuelta a la carta y su equipo redecoró el local, para resucitar el restaurante. Tras esto, Jesús mostrando una nueva y humilde actitud se disculpo ante el chef, el cual acepto sus disculpas con un abrazo.