Cinco trucos para que los niños no noten el cambio de hora

El temible horario de invierno está a la vuelta de la esquina, y a finales de octubre dejaremos de tener días más largos, para que comience a anochecer en torno a las 18.00 horas. Y aunque en los adultos se viven sus consecuencias (ansiedad, fatiga e irritabilidad), es en los más pequeños donde más peligrosas son: no creas que 60 minutos es poco tiempo para notar el cambio, porque en cuanto se modifica el reloj biológico, se desencadena mal humor, apatía, un patrón del sueño diferente... ¿Y cómo evitamos que nuestros hijos sufran lo menos posible este giro de manecillas?

1. Retrasar de forma progresiva las actividades cotidianas (comida, sueño o entretenimiento) una semana antes de que se produzca el cambio de hora: de 10 en 10 minutos, o de 15 en 15 minutos.
2. Dormir una siesta corta los días posteriores al cambio de hora.
3. Hacer ejercicio al final de la tarde para ajustar el reloj biológico.
4. Evitar que la luz entre en la habitación por la mañana antes de tiempo.
5. Si se despierta el bebé, no ir corriendo a ver qué ocurre: así no se despertará en noches posteriores porque su reloj se acostumbrará al nuevo horario.

Con estos consejos, posiblemente tus hijos pasen de la mejor forma posible una semana difícil, pero obligatoria. Al menos por ahora, no parece que el cambio horario tenga los días contados a pesar de los intentos de la Comisión Europea por tumbarlo.