El superalimento que crees que es un fruto seco pero... no lo es

En el mundo de la botánica y la alimentación, a menudo se producen confusiones sobre la clasificación de ciertos alimentos. Uno de los casos más destacados es el de este alimento, que erróneamente se incluyen en el grupo de las frutas secas.

La verdad es que, según la estricta clasificación botánica, las nueces no son frutos secos, a pesar de ser comúnmente asociadas con almendras, castañas y pistachos.

Si ves esto en las nueces, tíralas de inmediato

La distinción botánica de los frutos secos se basa en la presencia de capas duras, coriáceas o quebradizas llamadas endocarpo, mesocarpo y epicarpo. Si estas capas cubren las semillas y son duras, el fruto se clasifica como seco. Sin embargo, si alguna de estas capas es jugosa, se considera un fruto carnoso.

En este sentido, las avellanas y castañas son ejemplos de frutos secos, mientras que la nuez, aunque posea una cáscara dura, cuenta con una pulpa fibrosa y algo de agua en sus tejidos, por lo que no se ajusta estrictamente a la categoría de fruto seco.

A pesar de esta clasificación botánica precisa, el consumo de frutos secos, incluidas las nueces, sigue siendo beneficioso para la salud. Estos alimentos aportan ácidos grasos insaturados y diversos nutrientes que favorecen la salud cardiovascular. E

s esencial disfrutarlos con moderación, ya que algunos pueden tener un alto contenido calórico. Integrar frutos secos en la dieta regularmente puede contribuir a reducir la inflamación asociada con enfermedades cardíacas y diabetes, mejorar la salud arterial, disminuir el riesgo de hipertensión y reducir los niveles de colesterol malo, además de proporcionar una valiosa fuente de fibra.