Koeman devuelve a los naranjas a los cuartos de final 16 años después

Gakpo marcó un gol y dio la asistencia a puerta vacía a Malen, que anotó dos, después de que entre todos desaprovecharan muchas ocasiones

Así vivimos el Rumanía - Países Bajos en directo

Koeman: "Nos llevó demasiado marcar el segundo"

Koeman analiza la victoria de Países Bajos ante Rumanía / Perform

Joan Domènech

Joan Domènech

Desde 2008 no se clasificaba Países Bajos para los cuartos de final de la Eurocopa. Ronald Koeman ha devuelto a la selección naranja a la estancia donde solía estar. Lo esperaba el técnico, confiado en la reacción que operaría el grupo tras el pinchazo con Austria que tanta introspección ha exigido en la plantilla durante una semana, y en la presunta superioridad del once naranja sobre Rumanía, que buscó el mismo propósito mientras se vio con vida en el marcador. Y pese al gol de Cody Gakpo a los 20 minutos, no desistió.

No desistió porque tampoco se asustó por la gran cantidad de ocasiones que fabricó Países Bajos después del descanso, cuando se aceleró el juego. Koeman se crispaba en el banquillo ante la ineficacia de sus futbolistas por cerrar el partido, fomentar la incertidumbre en el marcador, mantenerle nervioso a él y, sobre todo, alimentar la fe de los rumanos.

Koeman no resopló hasta el minuto 83, cuando Gakpo persiguió un balón sobre la línea de fondo y entregó la bola a Donyell Malen, que marcaba a portería vacía. Así de fácil debió ser la ocasión para que la vieja Holanda la aprovechara, sin guardameta ni defensas delante que lo impidieran. Malen, que había entrado en el descanso, se pegó una carrera en el tiempo añadido para atravesar el campo y apuntarse el doblete.

Rumanía presiona

Hasta ese momento no se desanimó Rumanía, que había empezado el duelo con una brutal presión adelantada que sorprendió a Países Bajos, preparado para acometer a un equipo más atrasado. El esfuerzo requería un desgaste inasumible y mucha constancia.

La rebajó, esa presión, al no obtener su propósito de adelantarse en el marcador pero siempre persistió la idea de incomodar la construcción neerlandesa. El gol de Gakpo le exigió en la segunda mitad dar otro paso adelante para recuperar la desventaja. Rumanía podía igualar la mejor clasificación de su historia si se plantaba en los cuartos de final, como en 2000.

El equipo de Koeman acusa la ausencia de tres centrocampistas que, de estar sanos, serían los titulares. De Teun Koopmeiners y Frenkie de Jong tuvo que prescindir Koeman ya en Alemania; de Marten de Roon poco antes. Operan ahora de mediocentros Tijani Reijnders y Jerdy Schouten. Muy buenos chicos, sin malicie ni maldad, más prudentes que osados. En parte porque delante hay cuatro delanteros con escaso espíritu defensivo, en todo caso, intermitente. El técnico dio entrada luego a Joey Vermeer, al que sacrificó a la media hora del partido con Austria.

Un córner rematado

Entre los cuatro se organizaron en inferioridad numérica frente a la poblada defensa rumana. El gol de Gakpo fue una de las dos ocasiones; la segunda fue un cabezado de De Vrij al lateral de la red tras un córner. Hasta diez lanzó Memphis en el primer tiempo, clara prueba de la continuada actividad de los naranjas, pero no se amplió la capacidad de remate. Al menos, el juego se desarrolló en la mitad de campo rumana, una de las pretensiones neerlandesas.

Gakpo marcó el gol que había intentado Dennis Man: una incursión de fuera hacia adentro por la derecha para adquirir un mejor ángulo de tiro. El rumano buscó el gol de su vida y se le marchó alto; el neerlandés tiró bajo, ajustado al palo próximo, adonde no llegó Nita pese a tocara el balón.

Llegan los remates

El descanso, como siempre, operó cambios en el juego. El más visible fue que Reijnders se acercó al área rumana dos veces en menos de diez minutos, exigido por su entrenador. Otro fue que Rumanía quiso ser más vertical, lo que expandió a los dos equipos. Otro más fue que Van Dijk, por fin, cabeceara un córner que lamió el poste.

En definitiva, que se abrió el melón y despertó el apetito de todos, pero sólo los neerlandeses pudieron ilusionarse dar bocados. Nada menos que 23 ocasiones llegaron a crear, pero todos se quedaron con hambre. También Gakpo, que cuajó un partidazo. Malen sí se sació. Fue el único.