La otra Francia conservadora: la selección de Deschamps

El rival de España, que solo ha ganado dos de los cinco partidos, apenas ha encajado un gol y fue de penalti

¡La selección francesa ya ensaya los penaltis para el encuentro frente a España!

¡La selección francesa ya ensaya los penaltis para el encuentro frente a España! / @RMCsport

Joan Domènech

Joan Domènech

Se han pasado días algunos futbolistas franceses clamando contra el ascenso al poder de las fuerzas ultraderecha de la política. Hay otra Francia conservadora. Muy visible. Incluso más. La de la selección de fútbol. La que preconiza Didier Deschamps, que no regala ni una sonrisa. Ni marca ni deja marcar.

El rival de España en la semifinal, secular enemigo al que solo se gana de uvas a peras, muestra la fortaleza del equipo que no pierde (desde la final de 2016 en competición oficial) pero al que le cuesta mucho ganar (dos partidos de los cinco en la actual edición). Nunca pareció tan pétrea, pero nunca pareció tan asequible.

Mbappé celebra el gol que marcó de penalti a Polonia.

Mbappé celebra el gol que marcó de penalti a Polonia. / Fabio Ferrari /LAP

Un ataque que no marca...

Tres goles a favor en cinco partidos, y solo uno de propia iniciativa: el penalti transformado por Kylian Mbappé ante Polonia. Dos goles regalados en propia portería: el del austriaco Wöber y el del belga Vertonghen. Los dos que han reportado las dos únicas victorias. Ocho equipos eliminados han marcado más tantos que los franceses.

Un dato de difícil explicación para un equipo que cuenta con un astro de talla mundial como Mbappé, escoltado por sus tres compañeros del ataque del Paris Saint Germain (Ousmane Dembélé, Bradley Barcola y Randal Kolo Muani), el máximo goleador de la historia de la selección (Olivier Giroud), el cuarto (Antoine Griezmann), un campeón de la Serie A con el Inter (Marcus Thuram) y un delantero que del Bayern de Múnich (Kingsley Coman).

Koo Muani agradece la fortuna que le acompañó con el gol a Bélgica.

Koo Muani agradece la fortuna que le acompañó con el gol a Bélgica. / La Presse / AP

Las dos únicas victorias de Francia han procedido de los dos goles en propia puerta que les han beneficiado.

Sólo ha marcado Mbappé, y limitado por la máscara que porta desde que rompiera la nariz en el primer encuentro. Los fallos en el remate, algunos clamorosos, no han inquietado a Deschamps porque no han frenado el avance del equipo hasta las semifinales. Tal vez está más cerca el día en que Griezmann enfocará la portería y Dembélé no chutará a la grada.

Koundé transforma su penalti ante Diogo Costa en los cuartos de final ante Portugal.

Koundé transforma su penalti ante Diogo Costa en los cuartos de final ante Portugal. / La Presse / AP

La defensa que no deja marcar

Avisaba Roberto Martínez, el seleccionador de Portugal, que una de las cosas que más le preocupaba de Francia era la velocidad de su contrataque. Ergo que Francia se defiende. Y, en efecto, se defiende y muy bien. El mejor. Sólo ha encajado un tanto, y también fue de penalti. Lo transformó Robert Lewandowski, a la segunda.

La fuerza ultraconservadora de Deschamps funciona. Y da los resultados que busca el técnico. Ha encontrado cuatro líderes que funcionan: Jules Koundé, Dayot Upamecano, William Saliba y Théo Hernandez. Ninguno campeón con sus respectivos clubs, por cierto, pero una fórmula perfecta para Francia. Inamovibles los cuatro, han disputado íntegramente los 480 minutos de los cinco partidos. Ni migajas han dejado a los cuatro suplentes.

Mike Maignan y Theo Hernandez celebran eufóricos el final de la tanda contra Portugal.

Mike Maignan y Theo Hernandez celebran eufóricos el final de la tanda contra Portugal. / La Presse / AP

Los cuatro defensas (Koundé, Upamecano, Saliba y Theo) han disputado íntegramente los cinco encuentros.

Han contado, delante, con la solidaridad de los centrocampistas, tipos responsables y que aúnan espíritu defensivo y poderío físico, como N'Golo Kanté y Aurelién Tchouaméni. Por detrás ha vivido bastante tranquilo el meta Mike Maignan hasta el partido con Portugal, que sacó manos y pies para alcanzar la prórroga.

Bruno Fernandes acosa a Maignan, en un lance del partido.

Bruno Fernandes acosa a Maignan, en un lance del partido. / Hassan Ammar / AP

El sistema cambiante

Se adapta Deschamps (55 años), el más longevo de los seleccionadores actuales (desde 2012 al frente de la selección francesa, a los tiempos y al lenguaje que requiere cada momento. El entrenador ve que el equipo no discurre rodado como desearía y ha ido cambiando de sistema. Sin perder nunca de vista que la prioridad es conservar el cero de la portería de Maignan.

La virtud de la ductilidad solo tiene la coartada de los resultados. Empezó con el 4-2-3-1 frente a Austria, cambió al 4-3-3 para medirse a Bélgica y dibujó un 4-4-2 ante Portugal. La pieza más rotatoria ha sido Griezmann, mediapunta central en el primer dibujo y el centrocampista que cerraba el rombo en el último y extremo derecho bajo la fórmula de los tres puntas, como si el funcionamiento del equipo dependiera del futbolista del Atlético.

Deschamps, de espaldas, salta de alegría tras el gol de Kolo Muani.

Deschamps, de espaldas, salta de alegría tras el gol de Kolo Muani. / La Presse / AP

Las figuras no brillan

Extraviado fuera del área y desacertado dentro, Griezmann resume el mal papel desempeñado por las estrellas del equipo, las que deberían dar la pátina de brillo al equipo, la riqueza del adjetivo al verbo. Todo es plano.

Ha habido risas con los 23 remates intentados por Cristiano Ronaldo y los cero goles que ha marcado, pero detrás de él marcha Mbappé con 20 disparos y un gol de penalti. La evidente limitación que sufre por el malestar de la máscara ha afectado al grupo, pero no es responsabilidad suya que sus compañeros hayan fallado por igual, y sin antifaz. Thuram, Griezmann y Tchouaméni han rematado 12 veces y Dembélé, MVP ante Portugal, 8.

Antoine Griezmann se lamenta de una ocasión perdida frente a Países Bajos.

Antoine Griezmann se lamenta de una ocasión perdida frente a Países Bajos. / La Presse / AP

Mbappé sufre la evidente limitación de las máscaras, pero Thuram, Griezmann y Tchouaméni han rematado 12 veces y Dembélé, 8, sin acertar ni una.

El mejor goleador de Francia es Propia Puerta, algo tan anecdótico como sintomático. Echan unas risas en público los jugadores, y se muestra despreocupado Deschamps, que subraya la importancia de crear las situaciones de gol, con la convicción y la confianza de que alguien acabará transformando las oportunidades.

Hasta que los resultados son adversos. También en el fútbol.