Eurocopa 2024

¿Es Cristiano Ronaldo un lastre para Portugal?: "Nadie le va a echar. Es imposible"

El delantero está más en entredicho que nunca tras una Eurocopa en la que todavía no ha marcado y en su país crece la sensación de que su presencia condiciona al resto de sus compañeros, tanto en lo deportivo como en lo emocional

La sequía de Cristiano Ronaldo en la Eurocopa

La sequía de Cristiano Ronaldo en la Eurocopa / Perform

Daniel Gómez Alonso

La imagen corrió como la pólvora y se volvió viral en apenas minutos. No era para menos. Cristiano Ronaldo llorando en pleno descanso de la prórroga de los octavos de final que enfrentaban a Portugal con Eslovenia. Ese jugador que durante toda su carrera pareció implacable e infundió el miedo en los equipos rivales había quebrado, mostrando una vulnerabilidad impropia de su trayectoria. Y de paso, poniendo en plena ebullición el debate sobre su rol en la selección, abierto hace dos años en el Mundial de Qatar, y en su cota más alta por su rendimiento en Alemania.

A sus 39 años, Cristiano, que juega desde hace año y medio en la liga saudí, reniega de que su final esté cerca. Hace unos días aseguró que la de Alemania sería su última Eurocopa, dejando entrever que su meta es estar en el Mundial que se celebrará en 2026 en Estados Unidos y Canadá. Y en Portugal, donde lleva dos décadas siendo mucho más que un ídolo, empieza a crecer la sensación de que su presencia resulta tóxica para sus propios compañeros y todo lo que rodea a la selección, tanto en el propio juego como en lo emocional.

Por primera vez en su carrera, el siete finalizó una fase de grupos de una Eurocopa (es la sexta que disputa, el que más de la historia), sin ver puerta. Tampoco logró hacerlo en octavos, a pesar de que dispuso de un penalti que detuvo Jan Oblak. En total cuatro partidos seguidos sin mojar, impensable durante toda la carrera de Ronaldo y algo que, por supuesto, le frustra. Por Portugal, pero también, y es más que evidente, por su propio ego.

Lo intenta de todas las maneras (más de 5 remates de media por partido, el que más de su equipo) pero no marca. Y cuando eso pasa, los inconvenientes de un Cristiano que ronda ya los cuarentena salen a la luz. Lento, sin desborde, aislado del juego y sin capacidad para asociarse, cunde la sensación de que su presencia "por decreto" opaca a sus compañeros, entre los que hay estrellas mundiales como Bernardo Silva, Bruno, Rafael Leao o Vitinha. De que ya no pasa rondas gracias a, si no que lo hace a pesar de Cristiano. Y de que, quizás, Portugal está desperdiciando talento por seguir jugando para su leyenda en vez de apostar por un delantero centro de otro perfil.

"El tema de Cristiano en Portugal es extremadamente complejo. Es un icono histórico y absoluto, y las generaciones más jóvenes han crecido con él como gran figura. Hay mucha gente en Portugal que no concibe, porque no sabe lo que es, una selección portuguesa en una competición internacional sin Ronaldo. Eso genera una devoción muy grande no solo entre la afición, sino también entre los jugadores. Porque para muchos de los que le acompañan es su ídolo", explica el periodista portugués Miguel Lourenço Pereira, autor de un libro sobre la historia de la selección portuguesa y conocedor de los entresijos de la Federación.

Compañeros a su sombra

"Lo que se vivió en el partido ante Eslovenia no es solo un problema de juego. También es un problema emocional. Se le nota muy tenso desde que inició la Eurocopa, el tema de los récords le hace olvidarse de que es el capitán y la máxima referencia. Cuando falla el penalti, el sentimiento de frustración es porque sigue negado de cara a gol, y por lo tanto sigue negado a la historia, tal y como él la ve. Un jugador como él, de su peso y con su trayectoria, en esos momentos debería transmitir serenidad y tranquilidad a sus compañeros, y ocurre todo lo contrario. Sus compañeros están siempre pendientes de él y eso acaba generando un sentimiento de histeria colectiva".

Una historia, la de tener que lidiar con un Cristiano en decadencia, que ya viene de lejos, concretamente desde diciembre de 2022. En el pasado Mundial de Qatar, Fernando Santos se atrevió a dejarlo en el banquillo en las eliminatorias (en los octavos contra Suiza y en los cuartos contra Marruecos) al llegar a la conclusión de que "no generaba peligro, de hecho, bloqueaba muchos movimientos de sus compañeros, por su necesidad de ser el centro del juego", según Pereira. Una decisión que provocó que la familia del delantero saliera en tromba atizar al entrenador en redes sociales.

Todo apuntaba que ese episodio se trataba del principio del fin de Cristiano con la selección. Y más cuando en ese mismo mes de diciembre de 2022 anunció la rescisión de su contrato con el Manchester United para ir a jugar al Al-Nassr de la liga saudí. Con Santos caído tras haber hecho el trabajo sucio, "lo que nadie se atrevía", y con a la llegada del español Roberto Martínez al banquillo, hubiera sido el momento perfecto para justificar un nuevo rumbo. Pero resultó todo lo contrario, como se pudo ver desde el primer momento.

El peso económico de Cristiano

Durante toda la fase de clasificación a la Eurocopa, Ronaldo ha sido indiscutible como referencia ofensiva en los onces del catalán, marcando diez goles que sirvieron para ampliar sus registros. Y al llegar a Alemania ha seguido la misma línea. "Estamos orgullosos de nuestro capitán, nos dio una lección de que hay que vivir en la vida cada momento como si fuera el último", le defendió tras el partido de octavos Martínez, que volverá a confiar en Cristiano este viernes ante Francia (21.00; La 1) y al que en Portugal ya empiezan a señalar.

Roberto Martinez junto a Cristiano Ronaldo.

Roberto Martinez junto a Cristiano Ronaldo. / AP Photo/Matthias Schrader

"En Portugal está dejando muchas dudas. Crece la sensación de que Martínez trabaja muy en función de los galones y que es incapaz de poner a Cristiano en el sitio que merecería. Ya le pasó en Bélgica, en otro vestuario con muchos egos que manejó haciendo diplomacia, y quizás eso es lo que le gustó a la Federación, sabedora de que Cristiano quiere seguir hasta 2026. Y jugadores que deberían dar un paso adelante, que son estrellas en sus equipos, no lo van a hacer porque son conscientes de que mientras Cristiano esté, este el el 'Cristiano Ronaldo show'", explica Pereira, que ve similitudes con lo que ocurrió con el relevo generacional de la selección española tras el Mundial de 2006.

"Recuerda mucho a todo lo que pasó con Luis Aragonés y Raúl. Y aquí se empieza a tener esa sensación, pero es que el peso que tiene Cristiano es mucho más grande de lo que era Raúl", sostiene Loureiro, conocedor de los entresijos de la Federación portuguesa, apuntando a varios factores extradeportivos. "Tiene un peso enorme en la sociedad, en las instituciones... Es una marca más grande que el propio país, es una multinacional dentro de la federación. Los tiempos los va a poner él, nadie le va a echar, es imposible".

¿El por qué? Como en todo lo que rodea al deporte, el factor económico impera. Y según Loureiro, Portugal es una con Ronaldo y otra sin él a la hora de vender su marca, y la federación tratará de exprimir la gallina de los huevos de oro hasta el final. "Mendes y Ronaldo siguen siendo las personas más poderosas. Incluso después de romper con Mendes, el peso de Ronaldo sobre la federación portuguesa de fútbol sigue siendo muy grande. Al final, genera una atracción que permite a la federación renovar contratos publicitarios, marcar un caché más alto para partidos amistosos... cuando él está la atención mediática es mucho más grande y los ingresos se disparan. Cada vez hay menos estrellas globales, y nadie en Portugal se puede comparar a él. Todo eso juega en los bastidores del fútbol".