Enchufarse los 90 minutos
C. F. Sainz
La afición del Espanyol está en pie de guerra. Los resultados no son los esperados, el juego es muy pobre y el entrenador, a pesar de que fue ratificado, puede tener sus días contados en el equipo. El inicio de campaña perico es terrorífico: los goles no llegan, la fragilidad defensiva es sonrojante y las derrotas se enlazan unas con otras.
Sin ir más lejos, el equipo sumó ante el Valladolid cuatro partidos seguidos cayendo en el RCDE Stadium, firmando el peor inicio de la historia en casa. Los blanquioletas, que se pusieron por delante en el marcador, apaciguaron a un Espanyol que había saltado al terreno de juego con ganas de voltear la situación, pero al que un gol en contra deja grogui hasta el punto de no saber reaccionar.
Más allá de ocupar la antepenúltima posición de la tabla con cinco pírricos puntos (la tercera peor puntuación del siglo, solo superada por las dos unidades logradas a estas alturas en la temporada 2003/04 y en la 2012/13) y del decepcionante juego de los hombres de David Gallego, lo preocupante son las desconexiones del equipo.
El vestuario, débil mentalmente, no levanta cabeza tras un golpe. Y si se adelanta en el marcador, teme por el empate, tal y como ocurrió en Vigo. Los movimientos ultradefensivos del preparador en los últimos minutos contribuyeron a un pensamiento negativo que acabó por dar con el tanto de la igualada.
DÉBILES
Las primeras partes son un problema para un Espanyol que entra desconectado al verde. En seis de los últimos diez encuentros, a los blanquiazules les han marcado antes de que el trencilla señalara el intermedio y solo en dos partidos, en la ida del ‘play-off’ europeo y en la primera jornada continental contra el Ferencvaros, hubo reacción.
Si ya han empezado con el pie izquierdo, el duelo se convierte en una travesía por el desierto para los espanyolistas, y si lo han hecho combinando, gustándose y llegando al área rival con cierta facilidad, esa alegría desaparece por arte de magia al encajar. Al problema de juego hay que añadirle el psicológico, muchas veces más importante que el propio fútbol.
OPORTUNIDAD
Lejos de casa el Espanyol está rindiendo y mostrando su mejor cara. A pesar de que en la última salida en Balaídos la victoria se le escapó de entre los dedos a los pericos, el equipo se está mostrando más sólido y jugando más liberado, como si actuar en casa le generara miedo escénico.
Los blanquiazules se encuentran más cómodos a domicilio, y es ahí donde llegó la única victoria liguera hasta el momento (1-2 en Eibar), así como un trabajado empate en Mendizorroza y la citada igualada en Vigo.
Por ello, los más optimistas confían en poder dar la vuelta a la situación en las dos próximas salidas a Moscú y Mallorca. Ante el CSKA, puntuar es de vital importancia si el Espanyol no quiere complicarse su pase a los dieciseisavos, mientras que el duelo ante el cuadro balear es, actualmente, un partido entre rivales directos. Gallego sabe que el equipo debe al menos seguir como hasta ahora como visitante para no complicarse. Ni él ni el Espanyol.
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