FC BARCELONA - ELECCIONES

Desayuno con el presidente Josep Maria Bartomeu

El día después siempre es especial y Bartomeu aceptó la invitación de desayunar con SPORT. El presidente electo es hoy un hombre feliz

Con Joan Vehils, director de SPORT, en el momento del desayuno con Josep Maria Bartomeu

Con Joan Vehils, director de SPORT, en el momento del desayuno con Josep Maria Bartomeu / sport

Joan Vehils

Lo primero que hizo Josep Maria Bartomeu ayer al despertarse fue llamar a Luis Enrique. El técnico le felicitó, al igual que el delegado del equipo, Carlos Naval y el director de deportes profesionales, Albert Soler. Luego, mientras su esposa y sus hijos dormían, repasó por encima los 702 WhatsApp y 255 SMS que había en su móvil entre los que había el de Artur Mas, Oriol Junqueras, Ramon Alfonseda, Gerard Esteva y de varios jugadores que prefirió no desvelarme.

Bartomeu no eligió voluntariamente levantarse pronto, sino que a las nueve y media se había citado con varios trabajadores de su empresa para preparar un proyecto que hoy mismo empiezan en Marrakech. Cuatro horas de reunión y desayuno tardío con SPORT. Se había comprometido y cumplió. Estaba feliz, contento, tranquilo, relajado y no dio muestras de haber dormido solo cuatro horas. “Además no tomo ni vitaminas ni nada especial pero aguanto bien”. El sábado, tras atender a televisiones y radios, salió del Camp Nou pasadas la una y media de la madrugada para ir con su mujer y los compañeros de junta al Nuba, el local de su directivo Javier Bordas. Cuenta que al despertase no tuvo mucho tiempo de pensar en lo ocurrido el día anterior y que solo tiene ganas de empezar de nuevo. “Mi vida no cambiará porque ya era presidente ”, dice con esa sonrisa pícara que utiliza de vez en cuando. De cualquier manera, asegura que lo mejor que le pasó en toda la jornada electoral fue el abrazo con su mujer y sus hijos. Es cierto que su familia lo tiene asumido y prueba de ello es que su hijo mayor y su esposa han trabajado como voluntarios durante la campaña electoral pero es consciente de lo que supone compaginar su empresa con la presidencia del Barça: “Marta está muy contenta pero sabe lo que le viene encima”. Asegura que su esposa seguirá en un discreto segundo plano. Ayer fue un día excepcional pero ella es una persona muy discreta. Sus padres y sus hermano también estuvieron en el Camp Nou. “Mi padre estaba feliz pero casi no pude hablar con ellos. ¿Sabes?, mi padre y mi abuelo, que también era muy culé, tenían muy presente el caso Di Stéfano. En casa se habló mucho de aquel fichaje”. Tras nuestra charla se va a casa donde comerá con su esposa y sus hijos. Luego, tomará café con sus amigos más íntimos, se reunirá con sus directivos y otra vez a casa. 

A Bartomeu le gusta cenar en casa siempre que puede. Es su momento sagrado del día. Es el único momento donde ejerce de padre. “Lo de ayer fue una victoria de la familia, hemos sufrido mucho. Hace unos días mi sobrino me dijo: “Tío, ¿Es verdad lo que me dicen en el cole que te van a encerrar en la cárcel? Se han dicho cosas muy fuertes y mal intencionadas que han afectado al entorno familiar, por eso digo que también es una victoria de la familia”. 

La conversación gira entorno a su relación con Sandro Rosell y el detalle que apunta es significativo: “No he hablado con él desde la final de Berlín pero lo haré un día de estos, seguro que tengo algún mensaje suyo en el teléfono”. Sí que habló y recibió un cariñoso abrazo de sus rivales Toni Freixa y Agustí Benedito y no sabe nada de Laporta. Tampoco dio la sensación que le importe demasiado. Bartomeu buscará ser el presidente de la unidad y aunque él no lo dice, uno tiene la sensación que tras Núñez, Laporta o Rosell es el único capaz de lograrlo. Es tenaz, perseverante y sabe asumir la crítica. “Creo que la crítica constructiva es buena y nos puede ayudar”.

Respecto al club sigue con su máxima de la continuidad y aplicará el lema de su abuelo, Josep: “Lo que funciona más vale no tocarlo”. En este sentido es conservador pero a su vez actúa con rapidez si algo no funciona. Es decir, no le tiembla el pulso para tomar decisiones. Ahora no quiere “romper nada” y está contento con su actuales ejecutivos pero deja entrever que nadie debe relajarse y que nadie tiene su puesto asegurado para siempre. Ahora, su máxima preocupación es la FIFA. A Bartomeu le gustaría que Platini fuera el nuevo Blatter. “Ya le hemos dicho que el Barça le apoyará”. No obstante, intentará mejorar las relaciones con el máximo estamento del fútbol mundial. También procurará recuperar el ‘feeling’ con Puyol y todos los ex futbolistas que han vestido la camiseta del Barça. Seguirá trabajando con la Fundación de Abidal y habla muy bien del proyecto Pati 14 que encabeza Cruyff. Bartomeu no le cierra las puertas a nadie pero tampoco se arrastrará por nadie. 

Curiosamente, el presidente es de esas personas que tienen más credibilidad cuando lleva las gafas puestas que cuando se las quita. Es de esos tipos que sabe reírse de sí mismo y eso, a mí, me gusta. “Supongo que el día del debate se notaba que tenía hambre, ¿no?” Pregunta con esa sonrisa antes mencionada. “¡Me comía las sílabas!”. Lo dicho, es capaz de reírse de sí mismo.

Algunos de sus enemigos cuentan que es maquiavélico pero lo cierto es que cuesta de creerlo. Ahora, con la mayoría absoluta, la experiencia de un año al frente del club, la confección de un equipo propio y la confianza que dan los títulos se inicia un ciclo apasionante para el nuevo presidente y para todos los culés. Al margen del aval que dan 25.000 votos, Bartomeu transmite confianza. Hoy tomará posesión, y el miércoles se irá de a la gira americana con el equipo. Por el medio un consejo de administración de su empresa y de vuelta los partidos de pretemporada. No habrá vacaciones hasta septiembre, cuando se irá una semanita. 

Si les he de ser sincero, nunca pensé que Bartomeu sería algún día presidente del Barça. Creo que él tampoco, pero una vez apoyado por el socio quizá nos encontremos con el mandatario más equilibrado de los últimos tiempos. Como el mismo reconoce, no es el mejor en muchos aspectos pero tampoco el peor. Es serio, aplica el sentido común y si preguntas a los suyos dicen que es muy buena persona. Faltaría más. Tiene seis años por delante y no habría mejor noticia que culminara su mandato. Si eso ocurre, será porque el Barça habrá ido como una seda, pero para que sea así, el barcelonismo está obligado a remar en una misma dirección.

¡Suerte presidente!