Negociaciones en curso

CCOO aceptaría retrasar la aplicación de la reducción de jornada si la patronal se suma al acuerdo

Disminuir la semana laboral a 37,5 horas semanales beneficiaría a dos millones de asalariados catalanes, según el sindicato

Yolanda Díaz y Unai Sordo, en una imagen de archivo.

Yolanda Díaz y Unai Sordo, en una imagen de archivo. / A. PÉREZ MECA

Gabriel Ubieto

La negociación para la reducción de jornada está en horas decisivas. La patronal sigue rechazando el presentar propuestas propias por escrito para definir una ley que disminuya la semana laboral a 37,5 horas semanales, pero los sindicatos presionan para cerrar ya antes de septiembre la negociación. En aras de que así sea y que la CEOE acabe entrando a un acuerdo, CCOO estaría dispuesto a aceptar retrasar la entrada en vigor de la reducción más allá del 1 de enero del 2025.

"La norma hay que resolverla ya, este mes o de forma inmediata, otra cosa es cuando entra en vigor. Nosotros de eso podemos hablar, pero teniendo claro el escenario. La decisión no puede demorarse, esto tiene que resolverse en verano sin ningún género de dudas", ha declarado el secretario general de CCOO, Unai Sordo, en una rueda de prensa este lunes en Barcelona. Zanahoria por un lado, palo por el otro. Y es que el líder sindical también ha amenazado con movilizaciones ya en otoño si la conclusión de la negociación se dilata.

Sordo ha realizado dichas declaraciones mientras su equipo negociador, junto a los de UGT, CEOE y el Ministerio de Trabajo, mantienen una nueva reunión del diálogo social para abordar este tema. Los sindicatos no quieren dejar escapar la oportunidad de mejorar por ley las condiciones laborales de una inmensa mayoría de trabajadores.

"El Gobierno tiene que aguantar"

Desde los sectores empresariales han empezado a lanzar mensajes contrarios a la reducir por ley la jornada, como el acto organizado por Cepyme y amadrinado por Isabel Díaz Ayuso en Madrid la semana pasada. El líder de CCOO ha advertido que las presiones de los poderes económicos para que el Ejecutivo desista de su promesa electoral serán grandes y que "el Gobierno tiene que aguantar".

La semana pasada desde Moncloa se empezó a deslizar el mensaje de que la negociación tiene recorrido y que Yolanda Díaz debía alargarla para tratar de acordar con la patronal, aunque ello impidiera que la reducción no entrara en vigor el 1 de enero del 2025, tal como está establecido en el acuerdo de Gobierno. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, se encargó de verbalizarlo en público, pidiendo que "lo importante es encontrar un punto de equilibrio".

Las centrales también han manifestado que verían con buenos ojos que la patronal se sumara, pero no quieren eternizar la negociación. Sordo ha llamado a cerrar sí o sí antes de septiembre la negociación, aunque luego la entrada en vigor de lo pactado pueda demorarse. Este lunes Yolanda Díaz ha presentado una nueva propuesta escrita a los agentes sociales para tratar de acercar a la CEOE.

Movilizaciones en otoño

Sordo ha blandido la amenaza de movilizaciones ya este otoño si el Gobierno dilata las negociaciones más allá de septiembre. "Instamos al Gobierno a que sea valiente. El sindicato no va a renunciar a un acuerdo, pero en caso de que las organizaciones empresariales sigan dando la callada por respuesta, el Gobierno debe armar una mayoría parlamentaria suficiente. Pedimos a los partidos de la mayoría de la investidura que no flaqueen. Ninguna fuerza política se puede poner de perfil", ha reclamado.

Aquí quiénes jugarán un rol capital son Junts y el PNV, sin los cuales es imposible, de facto, tramitar la norma, independientemente de los apoyos que acabe recibiendo en el diálogo social. La influencia de la histórica patronal catalana Foment del Treball sobre el primero preocupa a CCOO. "Foment del Treball es un ariete de la CEOE para manifestar su posicionamiento contrario", ha criticado el secretario general del sindicato en Cataluña, Javier Pacheco. Este ha insistido en que "márgenes en el tejido empresarial [para reducir la jornada] hay" y que no consentirán que los contrarios toquen las "trompetas del apocalipsis" como lo hicieron con la reforma laboral del 2021.