El croissant victorioso

Llegamos al último día y resulta que tenemos entre manos dos momentos estelares cuyos resultados ustedes ya conocerán antes de leer esta columna y todo el resto de las informaciones que se publiquen este domingo.

La maratón empezó de madrugada y es la guinda que corona todos los Juegos. Después vino la final esperada, 24 años después. Quiero pensar que habrá sido muy diferente a la de Los Angeles (en la que España ya sabía que la plata era lo máximo a lo que podía aspirar, cosa que hoy no queda tan clara) y bastante distinta a la de la fase previa de Pekín.

Este equipo se lo merece, aunque quizás haya perdido algo de la magia que tuvo en los Mundiales. Es un bloque coherente y alegre, que se mide contra un monstruo en forma de selección americana. Espero que el croissant de esta mañana tenga sabor a victoria.