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Lana del Rey se convierte en la sacerdotisa del Primavera Sound: fans embrujados y lágrimas por doquier

La diva del indie se consagra como la estrella del festival tras un concierto en el que más de 75.000 asistentes corearon y lloraron sus canciones

La neoyorquina repasó su discografía y embelesó a un público desesperado por oírla cantar

Lana del Rey durante su concierto en el Primavera Sound

Lana del Rey durante su concierto en el Primavera Sound

Sandra Artuñedo

Sandra Artuñedo

Eran las dos de la tarde y las colas alcanzaban el final del Parc del Fórum. Los más entregados esperaban ansiosos a que se abrieran las puertas del Primavera Sound con un solo objetivo: llegar a la primera fila del escenario donde cantaría Lana del Rey.

Camisetas de Lana, banderas americanas, rosas por doquier, todo estaba preparado para recibir a la gurú del indie, famosa por sus himnos de un atormentado repertorio que llega a los corazones de todo el mundo.

Conocida por ofrecer conciertos hipnóticos, miles de fans se movilizaron al festival catalán para escuchar la verdad de Lana, como si de una nueva religión se tratase. Adorada como una sacerdotisa, Del Rey, eclipsó el Primavera Sound.

La única vez que Elizabeth Woolridge Grant cantó en España fue en 2013, once años más tarde la artista de Brooklyn le ha regalado a Barcelona la actuación que consiguió hechizar a las 75.000 personas que acudieron a oírla.

Enfundada en la estética de diva de Hollywood de los años 50, Lana del Rey arrancó su espectáculo con treinta minutos de retraso en los que los asistentes corearon una y otra vez: “Lana, Lana, Lana” hasta que Del Rey apareció en el escenario llena de calma y misticismo y capturó al público desde el primer segundo.

Lana del Rey durante su actuación en el Primavera Sound

Lana del Rey durante su actuación en el Primavera Sound / Sharon López

Lana del Rey es la voz de los amores que hieren, la estrella del desengaño, el sexo y la decadencia, con la primera nota de ‘Whitout You’ de su álbum ‘Born to Die’ consiguió crear un aura mágica, propia de un éxtasis místico que se mantuvo durante todo el concierto.

Como si de una sirena se tratase el canto de Lana mantenía conectados a los asistentes, transmitiéndoles una actuación personalizada para cada uno de ellos.

 Rodeada de una escenografía ‘old money’ ambientada en la intriga de una gran mansión sureña de principios del siglo XX - con escaleras, balcones y piano de cola incluido- Del Rey parecía un espejismo del pasado que había venido a cantar la verdad; su verdad.

Del Rey parecía un espejismo del pasado que había venido a cantar la verdad; su verdad.

El repaso por su discográfica, autobiográfica en la mayoría de sus temas, siguió con 'West Coast' y no faltaron los clásicos ‘Summertime’ y ‘Summertime sadness’ coreados palabra por palabra por el público.

Los giros de ‘Pretty when you cry’ emocionaron al respetable, convertido en un mar de lágrimas. Miles de ojos se quedaron clavados en adorar a la artista, capaz de hablar de un corazón desgarrado desde la calma y la melancolía de la tristeza.

Su envolvente vocal en temas como ‘Born to die’ y su aspecto de estrella de cine - acompañada de su clásica diadema, un vestido color champán y el crepado típico de los años cincuenta- hicieron viajar al Primavera Sound a un mundo paralelo conducido por Lana, como la sacerdotisa de ese fandom que le reza, queriendo escuchar sus letras como medicina al dolor.

‘Don’t make me sad, don’t make me cry, sometimes love is not enough and the road gets tough’ / ‘No me pongas triste, no me hagas llorar, a veces el amor no es suficiente y la carretera se pone difícil’ entonó Lana provocando la catarsis con uno de sus himnos más famosos.

Lana del Rey durante su concierto en el Primavera Sound

Lana del Rey durante su concierto en el Primavera Sound / Sharon López

Las lágrimas de emoción y las caras de veneración por parte del público pudieron verse en las grandes pantallas del escenario mientras se alternaban con planos cortos de la artista que parecía hablar con los ojos.

A su magia le ayudó su ejército de bailarinas y gimnastas, atrapadas también dentro de esa mansión sureña, mientras acompasaban a Lana con grandes abanicos plumados de color rosa y la cantante de ‘Blue Jeans’ se balanceaba en un aro con flores.

Con la paz de una niña que juega en el jardín, repleta de tranquilidad en su mirada, mientras entona las canciones más desgarradoras, que hablan de amor, muerte y de la inmensidad del dolor.

A su voz, suave como un susurro que viene del más allá, le acompañó un coro de tres cantantes de ensueño que tomaron las riendas de la fuerza sonora en contraste con su cálida entonación.

Lana del Rey durante su concierto en el Primavera Sound

Lana del Rey durante su concierto en el Primavera Sound / Sharon López

Rozaba el minuto sesenta cuando Lana sacó la artillería más pesada para anunciar el fin de su concierto. Sonó ‘Videogames’ el sencillo que le lanzó a la fama en 2012 y enloqueció al público.

Con la pantalla en blanco y negro, Lana obró el milagro entonando su reconocídisimo ‘It’s you, it’s you, it’s all for you, everything I do…’, a los fans prácticamente no les dio tiempo a recuperar el aire cuando ya empezaban a escuchar los acordes de ‘Young and Beautiful’.

Lana obró el milagro entonando su reconocídisimo ‘It’s you, it’s you, it’s all for you, everything I do…’

El respetable deliró con uno de sus temas más icónicos que significaba el final del concierto. Fue entonces cuando Lana del Rey se disculpó por el retraso y remató con un “Fucking thank’s, Barcelona!”.

Para acto seguido bajar a la primera fila, donde abrazó, besó y se fotografió con sus fans deshechos de emoción, eclipsados por la hipnosis de su voz. Lágrimas, sonrisas y crisis nerviosas fueron la consecuencia del éxtasis que provoca haber sido bañados con los atormentados rezos de las letras de Del Rey.

Aquella noche Lana hipnotizó al Primavera Sound y se consagró como la inigualable sacerdotisa del dolor.