Sandra Barneda, en pecado

Lleva las zapatillas en la maleta por si encuentra hueco en el día para escaparse a correr. Ese mismo equipaje le puede servir para ir al otro lado del mundo –“a perderme para encontrarme”- o para volver a casa y encerrarse a escribir “entre programa y programa”. No espera a las musas ni queda con ellas. Disciplinada, Sandra Barneda construye un ‘excel’ literario que le permite marcarse objetivos a semana vista. “Que la inspiración te pille trabajando -se dice a sí misma y quien esto firma- y no mirando por la ventana esperando que pase alguna cosa”.

Ese orden lo traslada al deporte, parte importante de su vida, y con ello ha conseguido “el reto ‘29 días, 29 minutos’ con José Expósito, mi entrenador personal. Es ese tiempo sin saltarse un solo día. Y la recompensa final supone algo más que un resultado: es el decirte a ti misma que puedes conseguir cualquier cosa que quieras, por muy dura que sea. Si trabajas la constancia llegarás donde te lo propongas “. Para Sandra, “el ejercicio físico es innegociable. Tonifica, desestresa y te ayuda a desconectar. Es maravilloso cuando sientes que, tras sufrir, estás pletórica. El siguiente paso es necesitarlo y echarlo de menos”. Cuando sale a correr, medita. Repasa, revisa y ordena esa vida que, de alguna forma, traslada a sus novelas. “Es mi laberinto emocional -apunta- porque recoge lo mío, lo de los demás y todo ello lo convierto en personajes y situaciones”. Llega a casa y se pone a escribir. Y ese día en el que todo fluye “y los dedos van solos, acabo sudando casi más que cuando salgo a correr. Es increíble”. 

Los kilómetros en zapatillas no son tantos como los que suma en el AVE de ida y vuelta. Catalana en la capital, como tantos compañeros de profesión, vive en directo “ese bipartidismo Barça-Real Madrid que excluye a otros que también merecerían estar en primera línea. Pero el enfrentamiento vende, es lo que interesa. Aunque si se trata de elegir, el informativo lo abre siempre una noticia del Madrid”.

El balón nos lleva de un lado a otro del campo, con ese libro de pecadoras bajo el brazo que nos marca la ruta. ‘Hablarán de nosotras’ loa a esas mujeres poderosas que pecaron para ser libres y que marcaron en campo contrario. Barneda peca “de incontinencia verbal, de apasionada y de lujuriosa”. De pereza, no. Es demasiado intensa. Con zapatillas y sin ellas. Lo quema todo para volver a empezar.