El ciclismo, cuestión de marcas grandes

Sin ingresos por televisión ni taquilla, los equipos dependen casi en exclusiva de las grandes marcas que apuestan por las dos ruedas para reforzar su imagen

Las carpetas del deporte en 2024

Pogacar y Vingegaard en el Tour.

Pogacar y Vingegaard en el Tour.

Marc Menchén

Marc Menchén

El ciclismo es uno de esos deportes en los que cada último año de contrato de patrocinio se sufre y mucho. Sin ingresos por televisión ni taquilla, los equipos dependen casi en exclusiva de las grandes marcas que apuestan por las dos ruedas para reforzar su imagen a nivel global, y un año más hemos asistido al baile de maillots y corrillos sobre potenciales fusiones ante la falta de compañías interesadas. Lo que muy pocos vieron venir fue la irrupción de Red Bull, una grandísima noticia para la disciplina por la probada capacidad de la bebida energética de crear contenido relevante para las audiencias más jóvenes.

La multinacional, que ya posee una importante red de clubes de fútbol y una escudería de Fórmula 1, entre otros, ha comprado el 51% del actual Bora-Hansgrohe alemán, que muy probablemente cambie su nombre y colores a partir de 2024 para adoptar el de la bebida. Lo mismo sucederá con el Jumbo Visma, que ahora será el Team Visma-Lease a Bike tras otro cambio de nombre. Y ahí seguirá un año más el Movistar Team, una de las asociaciones más estables de un pelotón ciclista en el que el reparto del negocio con las grandes rondas seguirá siendo un tema a resolver.