Un exjugador del Milan compañero de Donnarumma se suicida por los ataques racistas

Seid Visin se quitó la vida a sus 20 años y plasmó sus razones en una carta

“Siento las miradas de asco de la gente por mi color de piel”, escribió el joven

Seid Visin, con la camiseta del Milan

Seid Visin, con la camiseta del Milan / La Repubblica

SPORT.es

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Seid Visin era un joven de 20 años que se ha suicidado por el clima de racismo que se respira en Italia. Exfutbolista de origen etípoe, fue adoptado de niño, a los 7 años, por una pareja de Nocera Inferiore, en la provincia italiana de Salerno.

En su etapa como futbolista había jugado en las categorías inferiores del AC Milán y Beneveto, y dejó el fútbol semiprofesional para estudiar.

Visin dejó una carta explicando los motivos de su suicidio y apuntó directamente al racismo que tuvo que sufrir durante su adolescencia y que no aguantaba más: “Siento las miradas de asco de la gente por mi color de piel. Cuando me ven citan Mussolini, Casapound o Salvini”.

"Donde quiera que vaya, donde sea que esté, donde sea que me encuentre, siento sobre mis hombros, como una piedra, el peso de las miradas escépticas, prejuiciosas, disgustadas y asustadas de la gente", dice Visin en la carta.

En el Milan, Visin coincidió con el ahora portero del primer equipo Gianluigi Donnarumma, que le ha dedicado unas palabras.

"Conocí a Seid nada más llegar a Milán, vivíamos juntos en un internado, han pasado algunos años, pero no puedo y no quiero olvidar esa increíble sonrisa suya, esa alegría de vivir", se recoge de la intervención de Donnarumma en La Repubblica. "Era un amigo, un chico como yo".

Seid cuenta en su relato que el auge del fascismo estos últimos años habían creado un clima difícil de soportar para las personas negras.

“Hace unos meses logré encontrar un trabajo que tuve que dejar porque demasiadas personas, en su mayoría ancianos, se negaban a ser atendidas por mí y, como si eso fuera poco, como si no me sintiera ya incómodo, me señalaron también y me pusieron la responsabilidad del hecho de que muchos jóvenes italianos (blancos) no encontraran trabajo”.

Después de esta experiencia, "algo cambió dentro de mí: como si en mi cabeza se hubieran creado automatismos inconscientes; como si me avergonzara de ser negro, como si tuviera miedo de ser confundido con un inmigrante, como si tuviera que mostrarle a la gente que no me sabían que yo era como ellos, que era italiano, que era blanco”.

“Y esto”, continúa, "cuando estaba con mis amigos, me llevó a hacer bromas de mal gusto sobre negros e inmigrantes. Para enfatizar que yo no era de esos, que no era un inmigrante. El único motivo por hacer todo esto era el miedo”.