Y Zariquiegui encendió al Barça…

El 10 de enero de 1965 el Barça sufrió un atropello de época en el campo del Atlético de Madrid. La actuación del árbitro navarro Zariquiegui Izco causó una profunda indignación en la expedición azulgrana. Un agravio más contra el club catalán

El Barça sufrió un arbitraje nefasto, con la anulación de dos goles y un penalti ignorado sobre Joaquim Rifé

En 'El Noticiero Universal' no se mordieron la lengua y señalaron al árbitro por la derrota del Barça

En 'El Noticiero Universal' no se mordieron la lengua y señalaron al árbitro por la derrota del Barça / SPORT

David Salinas

David Salinas

Los penaltis que se inventaron Guruceta Muro en 1970 y Brito Arceo en 1989; los goles legales que invalidaron Losantos Omar a Rivaldo en 2001, en un clásico en el Bernabéu, Mateu Lahoz en 2014, en el Camp Nou y que le costó la Liga al Barça del Tata Martino, Hernández Hernández en 2017, en el Villamarín, e Iglesias Villanueva, también en 2017, en Mestalla... Errores groseros, de bulto, que costaron puntos y eliminaciones al FC Barcelona. Errores que permanecen anclados en el tiempo para recordar las injusticias que ha sufrido el conjunto catalán, que resulta ahora ser el gran beneficiado por el colectivo arbitral... Pero en la actualidad, pese al VAR, siguen los agravios. Como dijo Xavi después del Alavés-Barça, “estamos pagando lo del caso Negreira”. Y es que los perjuicios al Barça han sido una constante a lo largo del tiempo. Hay muchos más episodios oscuros y sospechosos y, precisamente, el pasado 10 de enero se cumplieron 59 años de uno que, en su momento, hizo correr ríos de tinta. Tuvo lugar en el Metropolitano. Otro atropello.

Ver para creer

El domingo 10 de enero de 1965 el FC Barcelona fue derrotado por el Atlético de Madrid (3-2) y el protagonismo absoluto fue para el juez de la contienda, Daniel Zariquiegui Izco. La indignación del barcelonismo, y de la prensa, llegó a cotas insospechadas. Lo cierto es que el colegiado navarro anuló dos goles al Barça, concedió uno de forma irregular al Atlético y se desentendió de cuanto aconteció en el área local.

Zariquiegui validó el 1-0 (minuto 18), obra de Cardona, en fuera de juego, pasó por alto un derribo de Martínez Jayo a Rifé dentro del área (minuto 23), anuló un gol a Re (minuto 27) por un fuera de juego que solo vio él, se hizo el ‘sueco’ y pasó por alto un clarísimo penalti (zancadilla y empujón) de Calleja sobre Rifé (minuto 44), ganándose la bronca del respetable, que entendió que había falta contra su equipo. Tampoco pitó un penalti de Fusté a Griffa (minuto 66) y anuló un gol al Barça (minuto 78) por falta al portero Sanromán, cuando el meta estaba fuera de la acción. Peor, imposible.

Las reacciones de los jugadores azulgranas al final del partido fueron más que jugosas. Algunas muy atrevidas teniendo en cuenta aquellos tiempos en los que la censura y las decisiones arbitrarias campaban a sus anchas. El central Jesús Garay fue contundente: “En la vida hay que aceptar las derrotas y las victorias. Pero lo que no puede permitir uno es dejarse robar”. Martí Vergés tampoco se mordió la lengua: “Que me explique el señor Zariquiegui los goles que hay que meter para que valga uno. Ha sido un robo manifiesto”. Enric Gensana también estalló: “El que ha ganado el partido ha sido el árbitro”.

Y Foncho Rodríguez: “El señor Zariquiegui ha sido el jugador número 12 del Atlético”. Y Ferran Olivella: “¡No hay derecho, hombre, no hay derecho! En el gol anulado a Re el juez de línea no levantó la bandera y el penalti de Calleja a Rifé lo vieron los miles de aficionados que había en el campo. El gol anulado a última hora lo marcó Griffa, fue el que metió en la portería a Re, cuando éste intentaba el remate. ¡No hay derecho!”.

Vicenç Sasot, entrenador del FC Barcelona, también acabó indignado: “El penalti a Rifé fue indiscutible. No lo señaló porque no quiso, no porque no lo viera. El arbitraje de esta tarde ha desbordado lo imaginable”. Y puso una pincelada de ironía: “Me parece que las áreas de penalti se señalan para adorno del campo”.

¿Qué dijo el árbitro?

El colegiado navarro, a su juicio, cuajó un partido perfecto, de nota: “En modo alguno rectificaría ninguna de mis decisiones. Todo estuvo claro. No hubo penalti, solo una inorportuna caída del jugador azulgrana, al que nadie tocó. De zancadilla, nada, digan lo que digan”. Y agregó que “el último gol del Barcelona fue conseguido con la mano”. Le preguntaron: “¿Hubiera rectificado alguna de sus decisiones?”. Y respondió: “En modo alguno. ¿No vieron que nunca titubeé? Todo estuvo claro”. También le hicieron llegar las declaraciones de Vergés, que dijo que cuántos goles hay que meter para que valga uno. Y soltó: “Cinco”.

Consecuencias

Apenas hubo. El Barça hizo uso de su ‘derecho al pataleo’ y protestó enérgicamente a la FEF —calificó de “pésima” la actuación del árbitro en el acta—, un hecho que propició que Zariquiegui no volviera a cruzarse en el camino del Barça en lo que restaba de temporada. De hecho, Zariquiegui no volvió a pitar un partido al Barça hasta 10 de noviembre de 1968, casi cuatro años después. Fue un Barça-Málaga (1-0) de Liga, en el Camp Nou, en el que expulsó a Chus Pereda y al visitante Monreal en el minuto 71.

Y para enfatizar su agravio, la entidad azulgrana concedió prima de “partido ganado” al equipo por considerar que sus jugadores ‘ganaron’ pese a perder. Además, el presidente, Enric Llaudet, fue a recibir al equipo a su llegada a la Ciudad Condal.

El miércoles 13 de enero el Comité de Competición ni mencionó la actuación de Zariquiegui Izco. En la jornada siguiente, en el Barça-Deportivo (2-0), Sasot alineó al mismo equipo que jugó en el Metropolitano como un acto de desagravio para los jugadores y en las gradas del Camp Nou apareció una pancarta que rezaba: “Zariquiegui, un burro nacido en Pamplona vestido de árbitro dio en Madrid 3 coces al Barcelona”.