Vila-Matas: "Si fuera cineasta, haría una película con Dembelé: la titularía ‘Deambulé"

El escritor barcelonés, socio culé de toda la vida, admite que con el Barça siempre espera lo peor: "Como decía Onetti, por simpatía me resigno"

"¿Una novela 'vilamatiana'? ¿Quién iba a decirles a mis padres que existiría lo 'vilamatiano'?"

Enrique Vila-Matas publica 'Montevideo'

Enrique Vila-Matas publica 'Montevideo' / Antonio Navarro Wijkmark – Seix Barral

Javier Giraldo

Javier Giraldo

Son muy diversas las ciudades que aparecen en 'Montevideo', la última novela de Enrique Vila-Matas (Seix Barral). Es un viaje literario que mezcla realidad y ficción y que invita al lector a descubrir dónde acaba una y empieza otra. No es descabellado afirmar que es la más 'vilamatiana' de todas sus novelas, por más que el autor recele de esa etiqueta.

Barcelonés y muy barcelonista, acostumbrado -y resignado- a sufrir por el equipo, socio del Barça de toda la vida, Vila-Matas admite que sigue siendo escéptico con el club y con el equipo. Más aún con el próximo Mundial, "el del desierto y la fecha inadecuada".

Vila-Matas responde a SPORT a través de un cuestionario por correo electrónico.

'Montevideo' es un viaje literario, aunque ese viaje empieza y acaba en París. Quizá algunas páginas traslucen un cierto desencanto con la ciudad, pero da la sensación de que sigue siendo una ciudad muy importante para usted.

Al terminar el libro, escrito íntegramente en Barcelona, me di cuenta de que era cómo si lo hubiera escrito en París, sin moverme de allí. Nada demasiado extraño porque el núcleo más importante de mi formación cultural lo sitúo siempre en esa ciudad. Los años que pasé allí, ahora puedo verlo con mayor claridad, fueron decisivos para mí. 

¿Cómo y por qué surge ese homenaje a ‘La puerta condenada’ de Cortázar?

Era un cuento que había leído muchas veces y pasé a pensar más en él cuando leí que Beatriz Sarlo señalaba a esa puerta condenada como "el lugar exacto en el que irrumpía lo fantástico en el cuento de Cortázar". Sentí ganas de viajar algún día a Montevideo y situarme ante aquel "lugar exacto", ante aquel "cruce entre lo real y lo ficticio". Y también por supuesto de cruzar el umbral del cuarto contiguo y entrar en lo que durante un tiempo estuve llamando para mí "la otra parte".

Aparecen Pla, Bioy Casares, Di Tella, Miles Davis, Mallarmé, Sciascia, obviamente Cortázar, y muchos más. ¿Es un homenaje consciente, o su literatura está tan plagada de esos guiños que cuando escribe, surge de forma totalmente natural?

De forma totalmente natural. Esa propensión a la referencia cultural me viene en realidad de hace ya medio siglo. Yo, joven espectador en periodo de aprendizaje, veía las películas de Jean-Luc Godard, donde las escenas, como en el cine mudo, era interrumpidas por frases, citas de otros. Cuando después hubo quien encontró raro que citara tanto, no podía yo comprenderlo, porque lo había aprendido en el cine que había visto en mi primera juventud y para mí era algo de lo más normal del mundo.  

"Hay un 27 por ciento de autobiográfico en 'Montevideo' suelo contestar"

Ese "cruce entre lo real y lo ficticio" que abre uno de los capítulos también late durante toda la novela y obliga al lector a preguntarse dónde acaba lo uno y empieza lo otro.

Es algo deliberado. Le da al lector un trabajo como de detective. Qué es vivido en su novela y qué no lo es. Hay un 27 por ciento de autobiográfico, suelo contestar. 

En este sentido, uno acaba la novela teniendo la sensación de que es la más 'vilamatiana' de todas las que ha escrito. ¿Comparte esa sensación?

¿Quién iba a decirles a mis padres que existiría lo vilamatiano? 

El espíritu de Bartleby sobrevuela numerosas páginas de ‘Montevideo’, pero da la sensación de que el ‘preferiría no hacerlo’ ha evolucionado hacia fórmulas más sofisticadas, como esos ‘virtuosos de la suspensión’. ¿En qué punto diría usted que está su relación con Bartleby y en general con aquellos que prefieren la inacción a la acción?

En la novela el autor lleva una mala relación con el 'preferiría no hacerlo'. De hecho, muchos lectores lo están sustituyendo por una frase que en Montevideo se cuenta que dijo Onetti tras ceder a la presión de unos amigos que querían rodarle en Madrid en aquella cama de la que no se movía apenas mientras bebía breves sorbos de whisky. Onetti finalmente cedió con esta gloriosa frase: "Por simpatía me resigno".

Permítame que le pregunte por otra de sus grandes aficiones, el fútbol y más concretamente el Barça. ¿Sigue viendo los partidos con pasión, o ya desde una cierta distancia para no sufrir o emocionarse demasiado?

¿Si lo veo con pasión? Como socio que le tiene simpatía al extraño ADN del club (socio por debajo del número mil) estoy siempre preparado para lo peor. Vamos, que por simpatía me resigno. 

Da la sensación de que esta temporada, el Barça vuelve a ser un equipo ganador. O al menos así empezó la temporada...

No puedo ser más escéptico.  

"Con el Barça, estoy siempre preparado para lo peor. Vamos, que por simpatía me resigno"

¿Hay algún jugador del equipo que le inspire o le guste especialmente?

El que más vuela por encima de las ideas esquemáticas de Xavi: Frenkie de Jong.

Desde hace ya muchos años se ha ido diluyendo aquella idea de que el fútbol y la literatura eran incompatibles o estaban reñidos, gracias en buena medida a textos suyos o de escritores como Javier Marías. ¿Hay algo en el fútbol actual que pueda inspirar alguna historia más allá de un artículo de opinión? Pienso en alguien como Joan Laporta, que quizá tenga dentro un gran personaje novelesco…

"Catar es lo peor que podía ocurrirle al fútbol"

Si fuera cineasta, haría una película inmensamente cómica y emocionante a la vez con la figura inocente de Dembelé. La titularía ‘Deambulé’. 

Faltan pocas semanas para el Mundial. El escritor uruguayo Eduardo Galeano confesaba que en vísperas de un torneo así, se encerraba en su estudio y colgaba un cartel en la puerta: ‘Cerrado por Mundial’. ¿También usted hace o haría algo así?

Con estos mundiales en el desierto y en la fecha más inadecuada, lo que haré es sumarme a cuantos van a denunciar la corrupción escandalosa de la FIFA. Catar es lo peor que podía ocurrirle al fútbol.