Vila, el poder de la humildad

Ariete del inmortal conjunto de las Cinc Copes, destacó por su trabajo y acierto en el campo, siempre al servicio del equipo

En la edición de la Copa 1951-52 anotó en los siete partidos del torneo y sumó nueve goles, todo un récord

Gonzalvo III, el insobornable

Una imagen de Jordi Vila con la camiseta del Barça en el campo de Les Corts. Como azulgrana jugó 36 partidos y convirtió 22 goles entre noviembre de 1951 y octubre de 1953

Una imagen de Jordi Vila con la camiseta del Barça en el campo de Les Corts. Como azulgrana jugó 36 partidos y convirtió 22 goles entre noviembre de 1951 y octubre de 1953 / FCB

David Salinas

David Salinas

Ariete de la vieja escuela, de empuje y sacrificado, Jordi Vila brilló con luz propia en el FC Barcelona de las Cinc Copes (1951-52). Su paso por el primer equipo azulgrana estuvo marcado por su elevada producción ofensiva (ariete con todo el repertorio clásico) y por las lesiones. Humilde y modesto, dejó huella por su pasión y bondad. Fue un trabajador del fútbol, honrado en sus quehaceres, siempre al servicio del colectivo.

Jordi Vila Soler nació en Santpedor el 19 de mayo de 1929 y los primeros puntapiés los dio a balones de trapo. A los 15 años ya jugaba en el equipo de su pueblo (“era infantil y ya tenía que enfrentarme a defensas que llevaban bigotes”, recordaba) y, con 17, lo hacía en las filas del Manresa. Estuvo en El Pujolet dos temporadas hasta que el Badalona, en Segunda División, lo incorporó a su disciplina en febrero de 1949. En el equipo escapulado coincidió con Isidre Flotats, Josep Valle, Josep Serratusell y Josep Vantolrà, hermano menor de Martí, uno de los expedicionarios del FC Barcelona que no regresó a Catalunya después de la gira por México y Estados Unidos en 1937. Además, en la temporada 1949-50, estuvo bajo las órdenes del mito azulgrana Josep Escolà, el catedrático del fútbol.

Pretendido

En enero de 1951 mereció la atención del Real Madrid después de un amistoso que el Badalona disputó en Chamartín (3-3) en el que Vila firmó dos goles. El equipo blanco lo vio como el sucesor de Pahiño por su juventud (21 años) e impetuosidad en el área, pero Vila no dio el paso: “Cualquiera se atreve a figurar entre tantos fenómenos”, aseguró entonces a la prensa. Igualmente, desveló que la afición por el fútbol le venía “desde pequeño y creo que no me abandonará nunca” y que dedicaba las horas libres fuera del campo a la mecánica: “Soy mecánico de coches y aspiro a tener un taller”.

En abril de 1951 fichó por el Barça “porque meto muchos goles”, dijo Vila. Lo cierto es que el equipo azulgrana lo tenía controlado y, después de la oferta del Madrid, lo ató por su valentía, rapidez y remate dentro del campo. Jugó algunos amistosos y, ante la presencia de verdaderos fuera de serie, como César, su debut oficial se demoró hasta el 25 de noviembre de 1951, en Santander (0-3). Abrió el marcador en el minuto 78. Vila celebró el gol tumbándose sobre el césped, boca arriba, extendiendo los brazos… Kubala creyó que se había desmayado: “É morto, é morto”, vociferó el húngaro. Pero no, Vila se tiró al suelo loco de alegría. Tenía el presentimiento que iba a marcar y lo hizo.

La temporada 1951-52 fue inolvidable para el rubio de Santpedor. Tras su debut oficial solo se perdió dos partidos de Liga y jugó todos los duelos de Copa (siete, anotando en todos ellos y sumando nueve goles). Fue campeón de Liga 1951-52 y 1952-53, de Copa 1951, 1952 y 1953, de la Copa Latina 1952 y de la Copa Eva Duarte 1952 y 1953. Fue el ariete del inmortal equipo de las Cinc Copes (1951-52). 

La cruz de las lesiones

El infortunio llamó a su puerta en julio de 1952, cuando sufrió una lesión en la rodilla disputando la Copa Latina. Pasó por el quirófano y regresó en septiembre, pero en noviembre volvió a lesionarse, ahora en el muslo y, cuando iba a reaparecer, sufrió un desgarro muscular… Vila no apareció en un once titular del Barça hasta finales de mayo de 1953. La siguiente temporada (1953-54), pese a iniciarla como azulgrana, la continuó en las filas del filial, La España Industrial. Ya no entraba en los planes del Barça y empezó el curso 1954-55 con el filial. A petición suya rescindió contrato y el equipo azulgrana le dio la carta de libertad como premio a su exquisito y ejemplar comportamiento.

En febrero de 1955, con 25 años, fichó por el Valencia. Quería seguir jugando. Estuvo tres campañas en Mestalla (18 partidos y 10 goles jugando de espaldas al marco por falta de asistencias). La temporada 1957-58 la inició con el Betis, en Segunda, logrando el ascenso y el Pichichi de la categoría (19 goles en 29 partidos). Después de dos temporadas en Primera volvió a Segunda para enrolarse en las filas del Córdoba, con el que ascendió el curso 1961-62. Y con este triunfo colgó las botas en octubre de 1962. Se estableció en Sevilla y centró su actividad a la delegación y representación de material para carpintería metálica. También estuvo al frente de un negocio de tejidos. 

Olvidado por Serrat

En 1980, cuando Joan Manuel Serrat lanzó su nueva canción ‘Temps era temps’, Vila experimentó un duro revés. El cantautor recordaba en el tema una delantera del Barça de principios de los 50 (Basora, César, Kubala, Moreno y Manchón) sin mentar a Vila… Serrat citó un quinteto atacante de su niñez, nunca dijo que fuera el del Barça de las Cinc Copes. “Esto fue una interpretación errónea de la gente”, dijo Vila con resignación. Serrat intercambió a Vila por Moreno por un tema puramente de métrica musical. El aragonés Moreno, importante en la campaña 1952-53, solo jugó tres partidos en el histórico curso 1951-52. Eso fue lo que dolió a Vila… En 1984 estableció su residencia en Menorca, donde veraneaba y abrió un negocio de accesorios de baño. Falleció en el hospital de Maó a los 81 años, el 20 de enero de 2011. Dos días después, el Barça lo recordó con un minuto de silencio en el Camp Nou antes del partido contra el Racing (3-0). El equipo y el marcador con el que había debutado hacía más de 59 años.