La travesía del desierto del Barça

El resumen del naufragio del Barça ante la Juventus en el Camp Nou

 Pobre imagen del Barça ante una Juventus que se adjudicó la primera plaza del grupo en el Camp Nou / MEDIAPRO

Toni Frieros

Toni Frieros

La ley de la atracción, que carece de base científica, viene a decir que todos los pensamientos, positivos o negativos, influyen sobre las vidas de las personas. Si eres positivo, todo tiende a salirte bien. Si eres negativo, todo se vuelve en tu contra.

Creo firmemente que el errático y decepcionante caminar del Barça de Koeman no es simplemente una cuestión de falta de calidad de la plantilla, fallos tácticos o individuales. No. También tiene que ver con la debilidad mental de muchos jugadores, que están rindiendo muy por debajo de sus posibilidades y son incapaces de rebelarse contra el destino. Sin capacidad de lucha, sin amor propio, sin alma, no se consigue nada.

Igualmente pienso que también está influyendo la suma de unas circunstancias que siempre perjudican al Barça. Ayer, ese penalty regalado a la Juventus por la caída de Cristiano y la segunda falta máxima de Lenglet. Contra eso, ya hagas el mejor fútbol del mundo, no se puede luchar. Al Barça, todo le está saliendo cruz. Léase, por ejemplo, las lesiones de Piqué, Ansu Fati y Dembélé cuando los dos últimos estaban de dulce.

Sin reacción

Todo eso no debe ser excusa, ni mucho menos, para negar la realidad. Y la realidad dice que el Barça, hoy, es un equipo irregular, que no domina los partidos y que está lejos de sus raíces. Un partido domina el balón hasta el aburrimiento (Cádiz) y otro es dominado (Juventus). Una noche brilla en Europa, como en Turín hace unas semanas, y otra exhibe una impotencia preocupante, como ayer en el Camp Nou. No se atisba un Barça sólido, seguro de sí mismo, que transmita confianza. Va perdiendo 0-3 y sigue jugando igual que si ganara 1-0. 

El Barça sigue agarrado a Leo Messi como un neonato al cordón umbical. Le buscan todos y siempre. Y Leo, en vez de jugar en el área del rival, ya empieza en el punto del centro de campo. No debería irse tan atrás, porque para algo están Pjanic y De Jong, seguramente dos de los jugadores que más están decepcionando esta temporada. Y a esa lista añadiría a Dest y a Trincao. El holandés no se atreve a encarar, no ejerce de puñal, no rompe líneas, se conforma con hacer pases insustanciales. Y al portugués este Barça, de momento, le viene grande. No se va de nadie ni le sale nada.

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Las circunstancias hicieron posible que viviéramos un hecho, a priori, difícil de entender. En un partido donde tienes que hacer dos goles, tres de los cinco cambios fueron defensas por defensas.

El Barça tenía la ocasión de firmar por segunda vez en su historia una fase de grupos inmaculada. No solamente no lo hizo si no que puso fin a una trayectoria extraordinaria: treinta y ocho partido de Champions League en el Camp Nou sin perder, desde el 1 de mayo de 2013.

Como penitencia, sí, jugará los octavos de final, pero la vuelta la hará en campo contrario y tiene muchas posibilidades de que pueda enfrentarse a uno de los grandes de Europa. Sí, porque ahora mismo, aunque nos duela, el Barça no está entre los mejores. Es uno más.