Historia SPORT

Historia SPORT

Sastre, un enamorado del fútbol

Azulgrana entre 1926 y 1932, jugó por vocación y priorizó su felicidad a la fama y al dinero

Brilló en los últimos años del Barça de la Edad de Oro como interior por la banda derecha o delantero centro por su potencia física y su efectividad en el remate

Josep Sastre, en una foto de estudio, luciendo todo su glamour. El delantero catalán se alineó en 87 partidos oficiales con el Barça y firmó 59 goles

Josep Sastre, en Les Corts. El delantero catalán se alineó en 87 partidos oficiales con el Barça y firmó 59 goles / Familia Sastre

David Salinas

David Salinas

En la madurez del mítico FC Barcelona de la Edad de Oro se sumó Josep Sastre, procedente del Gràcia FC, la temporada 1926-27. Sastre jugó siempre por afición, despreocupado por el dinero y la fama. Un bohemio. El fútbol, dijo en una entrevista a “El Noticiero Universal” en 1956, “me dio la ilusión de los mejores años de mi juventud, que no es poco. Por el fútbol dejé el trabajo. Había que elegir, y cuando se es joven uno piensa más en lo que le gusta, en lo que tiene mayor ilusión”.

Josep Sastre Perciba nació en el barcelonés barrio de Gràcia el 29 de junio de 1906 y se inició en el fútbol jugando de defensa en el infantil del FC Espanya. Pasó luego a las filas del Gràcia FC, en el que, por sus condiciones físicas, destacó en todas las demarcaciones salvo en la portería.

Con el conjunto de su barriada empezó a destacar por su potencia y remate fácil en 1923. Solo había ojos para él, aunque Sastre siempre tuvo muy claro que en el Gràcia FC no había estrellas: “Nuestro juego es de equipo y sin la pretensión de lucimientos personales”, dijo a la prensa en febrero de 1926.

El Barça

En junio de ese mismo año llegó al FC Barcelona. Un sueño cumplido porque, de niño, los jugadores del Barça, especialmente Agustí Sancho, solía colarlo en Les Corts los días de partido, incluso era de los chavales que, espontáneamente, peloteaban en el campo durante el descanso. La entidad azulgrana se hizo con Sastre abonándole, en dos plazos de 750 pesetas, la cuota para librarse del servicio militar y donó al equipo graciense la vieja tribuna del campo de la calle Industria como moneda de cambio. Poco después, el entonces espectacular voladizo quedó instalado en el modesto campo, ubicado en la Travessera, esquina con Balmes.

En el Barça formó una delantera mítica junto a Piera, Samitier, Parera y Sagi, destacando por su habilidad e inteligencia. Siempre fue titular indiscutible y ganó una Copa (1928, firmó el último gol de la final, que requirió de tres partidos, para “remachar el clavo”), una Liga (1928-29, la primera de la historia) y cinco Campionats de Catalunya (1926-27, 1927-28, 1929-30, 1930-31 y 1931-32). Fue internacional por España (1930) en una ocasión (un gol) y defendió la camiseta de Catalunya en 14 partidos (18 goles).

Brilló como interior por la derecha y tenía fama de practicar un fútbol de la escuela vasca, recuerda su nieto Xavi, para agregar que “era muy fuerte pese a medir solo 1,63 metros”. En un Athletic-Barça (0-1) del Torneo de Campeones, el 21 de febrero de 1928, marcó el gol azulgrana y la prensa bilbaína se ‘consoló’ diciendo que Sastre no era catalán sino “vasco” por “sus maneras futbolísticas y su complexión”, recordaba, para agregar: “Imagínese usted la contrariedad y el asombro que me causó la noticia que, en menos que canta un gallo, me convertía como natural de Arrigorriaga”.

En una entrevista que concedió a “Marca” en el verano de 1950 explicó que en su época ya se jugaba al despiste: “Cuando llegaba la ocasión nos permutábamos sobre la marcha y armábamos tal marimorena que desconcertábamos al adversario”.

En 1932, enojado con el Barça por incluirlo en el fichaje de Esteve Cifuentes, del Santboià, Sastre se enemistó con la directiva azulgrana y fichó por el Espanyol finalizada la Liga 1931-32. Jugó solo dos partidos de Copa y una lesión lo apartó de los terrenos de juego, causando baja poco después. No cobró ni un céntimo. Fue repescado por el Barça.

Años difíciles

El 16 de julio de 1932 se casó con Carmen Sala, en febrero de 1933 fue intervenido por el doctor Puig Sureda por una dolencia estomacal y en septiembre de ese mismo año fichó por el Granollers después de obtener la baja del Barça, que recibió 1.200 pesetas, en concepto de traspaso. La única condición que puso el equipo azulgrana fue que el equipo vallesano no lo cediera a un tercer equipo.

A finales de octubre de 1933 rescindió contrato con el Granollers (acusado de baja forma) y, seguidamente, se enroló en el Club Français de París, a razón de 3.000 francos mensuales, primas por partido ganado y empatado y 10.000 por la ficha. En febrero de 1934 fichó por el Badalona y colgó las botas en el Terrassa (1934-35), aunque después, ocasionalmente, se alineó en algunos amistosos con el Barça hasta 1938.

Trabajó un tiempo en el cuerpo de Mossos d'Esquadra, concretamente en el departamento de la policía secreta, creado por Francesc Macià. Después de la Guerra Civil volvió al fútbol como entrenador —Sants, Lleida, Olot, Figueres, Girona y Amposta—, actividad que compaginó con una representación de vinos y licores.

Fue pionero en aceptar una oferta del Galicia EC de Bahía, club brasileño fundado por emigrantes gallegos, en noviembre de 1951. En Brasil, con anterioridad, ejerció de árbitro por su experiencia, conocimiento del reglamento y neutralidad.

Volvió a Barcelona en agosto de 1953, pese a tener ofertas de Chile y Cuba, para regresar a algunos banquillos del fútbol catalán, dejando el mundo del fútbol en 1956. Falleció con 55 años, casi 56, víctima de un cáncer hepático en el Hospital Sagrado Corazón de Barcelona la mañana del 2 de junio de 1962. “Tuvo una vida corta, pero intensa”, apunta su nieto Xavi.