"Samitier me hizo socio del Barça"

Nicolau Casaus abandonó la cárcel en 1944 y se instaló en Barcelona, en la calle Bailén, donde montó un negocio textil con la ayuda económica de Pep Samitier, que era su amigo desde que le conoció en un partido amistoso en 1922 siendo él sólo un niño de nueve años

Nicolau Casaus abandonó la cárcel Modelo de Barcelona en 1944, pero no quedó libre. Lo destinaron a un campamento de trabajadores entre Berga y Sant Llorenç de Morunys: "Teníamos que hacer puentes. Construimos tres en menos de un año, aunque yo poco hice. Intenté trabajar lo menos posible".

Cuando le entregaron la orden de liberación, Casaus no tardó en coger el tren y desplazarse inmediatamente a Igualada: "Me llevé un susto enorme al llegar a la estación y descender del tren. Me estaba esperando el Jefe de la Policía. Me vio, se vino hacia mí y me espetó: '¿Así que alcalde, no?'. Yo no sabía de qué me hablaba".

Había ocurrido que durante los últimos meses de reclusión de Casaus, algunos republicanos de Igualada, en su ausencia, le habían elegido, en la clandestinidad, como candidato a la alcaldía por si la República lograba derrotar a los franquistas. Cosa que no sucedió.

Nuestro protagonista entendió una cosa al regresar a Igualada: no podía seguir viviendo en aquella ciudad. Todo el mundo le conocía, así como su ideología: "Me costó mucho rehacer mi vida porque me quedé sin un duro".

El, su esposa y su hija emprendieron rumbo a Barcelona: "Nos instalamos en la calle Bailén, al lado de donde pusimos el negocio textil, en el número 135 de la calle Diputación. Me asocié con otro empresario joven y valiente, Camps, y juntos creamos la firma 'Camps Casaus'".

Parte del dinero que invirtió Casaus en esa empresa procedía de los bolsillos del legendario jugador azulgrana Samitier: "Llegó a mi despacho y dejó encima de la mesa las 400.000 pesetas que le había dado el Real Madrid. "A ti te las confío", me dijo. Las supe invertir bien, gracias a Dios, porque cuando, más tarde, el sector textil entró en crisis, saqué ese dinero y el mío y lo invertí en la empresa química de mi cuñado".

La profunda amistad entre Casaus y Samitier venía de muy lejos: "El 4 de marzo de 1922 el FC Barcelona fue a jugar un partido a Igualada. Como yo no tenía dinero para comprar la entrada, usé la picaresca. Al bajar los jugadores del autobús yo fui y cogí la maleta de uno de ellos y le acompañé al estadio, para entrar gratis. Ese jugador era Samitier. Le hizo gracia mi detalle y entonces se fraguó una gran amistad entre él, que tenía veinte años, y yo, que contaba con nueve".

Samitier y Casaus se cartearon. El mítico jugador azulgrana le hizo socio del Barça: "El me pagó las tres pesetas que costaba el carnet. En 1939 el FC Barcelona me dio de baja como socio, porque, al estallar la guerra y estar detenido, no podía pagar la cuota".

En aquel encuentro fortuito de 1922 empezó a nacer en el corazón de Nicolau Casaus su amor por los colores blaugrana.

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