FC BARCELONA

Salvar al soldado Messi

El desplome ante el Atlético ha provocado un alud de críticas que amenaza la estabilidad del ‘10’. La afición se pregunta qué le pasa a Messi, un misterio como ocurre a menudo con un futbolista indescifrable

Messi siempre tiene algo que decir, sobre todo dentro del terreno de juego

Messi siempre tiene algo que decir, sobre todo dentro del terreno de juego / sport

Dídac Peyret

El desconcierto invita a menudo a buscar culpables y simplificar cuestiones complejas con respuestas de segunda mano y lugares comunes. Es una tentación muy humana y nos da cierto confort; seguridad ante lo desconocido.

En el entorno del  Barcelona ocurre de vez en cuando en el diagnóstico con Messi. Cuando el equipo se tuerce, el argentino es la causa principal del descalabro. Una corriente todavía vigente en Argentina, donde los problemas de la albiceleste siempre se han vinculado al rendimiento del ‘10’.  Ya en su día Guardiola –el técnico que seguramente  ha sabido interpretar mejor al argentino– se desmarcó de este enfoque. 

Si Leo no funcionaba era consecuencia del entorno, de las piezas que lo rodeaban. Messi como consecuencia. Y no como origen del problema. “Si Leo no juega bien es porque hay alguna cosa de su entorno que no funciona. Messi es un jugador único e irrepetible. Tenemos que esperar que no se aburra y que el club le proporcione los jugadores apropiados para que siga sintiéndose cómodo, porque cuando está cómodo no falla nunca”.  

Y a Leo, en las últimas semanas, se le ha visto fastidiado, ausente y aburrido en el campo. En el Calderón, en la versión más conservadora del equipo durante la primera mitad, sobre todo. 

La sonrisa torcida

La sonrisa torcidaY mientras los técnicos buscan soluciones para volver a activar al ‘10’, la afición se pregunta qué le ocurre. No es fácil interpretar a Messi; un misterio porque nunca se expresa. A falta de palabras, se estudian sus gestos con interés científico y se cuentan los kilómetros que hace en el campo con ánimo revanchista. “Al Barça le pedimos una perfección que no nos exigimos nosotros ni en nuestra vida laboral ni personal”, recordó el periodista Joaquim Maria Puyal tras la eliminación europea. Con Leo, la exigencia aún es mayor, a pesar de que la longevidad de su rendimiento sea inédita entre los mejores de la historia. 

“Messi no se esconde y siempre da la cara ante las críticas. Yo no soportaría ser Messi, es algo muy especial”. La frase es de Mascherano, una de las personas más cercanas a La Pulga y resume la dificultad de llevar la losa de ser el mejor de la historia siete días a la semana.  

Su poco interés en hablar hace que compañeros suyos tan cercanos  como el Jefecito se conviertan en improvisados portavoces de sus sensaciones. Incluso en cuestiones tan comprometidas como los papeles de Panamá.  “Él está muy tranquilo, dentro de lo que se puede decir. Todos sabemos y creemos en su honestidad. Lamentablemente son cosas que suceden; a mí también me ha tocado pasar por momentos así”.

El Barça y la afición deben asegurarse de que siga sintiéndose cómodo. Después de todo, la sonrisa de Messi es todavía el termómetro del club.