Los revulsivos de oro de Xavi

El técnico cuenta para la final de la Supercopa ante el Real Madrid, y tras la recuperación de Pedri, con un fondo de armario envidiable capaz de agitar los partidos

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¿Qué locura es esta, Lamine?

Lamine Yamal, en el entrenamiento previo al duelo ante el Alavés / FCB

Sergi Capdevila

Sergi Capdevila

Un Barça con fondo de armario. Con armas capaces de cambiar los guiones de los partidos. De agitar partidos anodinos o en los que el equipo no encuentra la tecla ni el cambio de ritmo necesario para desarbolar al rival.

Esto es lo que tiene Xavi Hernández en esta Supercopa de España en Arabia. Y ayer quedó más que patente en Riyad ante Osasuna.

Cierto es que la recuperación de Pedri ha añadido mucho nivel a la segunda unidad del técnico egarense, que tuvo donde elegir, calidad a raudales, para buscar a un cuadro navarro que acusó mucho el paso de los minutos y el hecho de que su rival tuviera tanta pólvora reservada para ‘picar’ en el tramo final.

LA ARROGANCIA DE LAMINE

El primer relevo fue obligado por las circunstancias. Raphinha, que había sido de lo poco destacable en el ataque azulgrana con su nervio y sus cambios de ritmo, se tenía que retirar por problemas musculares. Lamine entró y lo hizo con alegría, con ganas de desequilibrar.

Con esa dosis de arrogancia y personalidad que siempre aporta. El de Mataró se emparejó con Juan Cruz y no paró de buscarlo.

Lamine, en el momento de disparar para marcar el segundo gol

Lamine, en el momento de disparar para marcar el segundo gol / Valentí Enrich

Antes del 1-0 de Lewandowski, Xavi ya preparaba en la banda sus dos siguientes golpes. Y qué golpes. Pedri y Joao Félix ingresaron para disputar la última media hora. El tanto de Lewy no varió la hoja de ruta del de Terrassa, que quería ‘matar’ al conjunto rojillo cuanto antes. Y Joao Félix tuvo uno de esos días inspirados. De destellos de lucidez máxima. Estuvo exquisito en los controles, en los primeros toques, en las conducciones.

OXÍGENO Y LUCIDEZ

Y de Pedri poco se puede añadir. Cuando está en el verde y está bien físicamente marca diferencias con sus conducciones, su forma de asociarse. Junto a Lamine, se divirtieron y lograron ese 2-0 que ya sí dio oxígeno al cuadro azulgrana. Y aún se guardó la carta de Marc Guiu en el banquillo el entrenador azulgrana. Y a Fermín. Otro jugador capaz de dar otro aire. Unos refrescos que ante el Madrid se albiran aún más determinantes el domingo.