Paulinho, contra todo pronóstico

Dídac Peyret

Dídac Peyret

A Paulinho se le auguró un futuro catastrófico en el Barça. Desde que salió su nombre estuvo bajo sospecha. Su fichaje se interpretó como una extravagancia de Robert. Era caro, llegaba de una liga menor y estaba a las antípodas del estilo Barça. 

La comparación con Verratti –el nombre estrella del verano– no hizo más que aumentar el desconcierto. Pero el 17 de agosto apareció ante los medios con una serena confianza en sus posibilidades.

Aquel tipo no era una joven promesa con vértigo a las críticas. “Lo que tengo que hacer es jugar al fútbol. Todo lo que envuelve a las cosas de fuera no me preocupa. Estoy preparado. Fui detrás de este sueño toda mi vida. La presión está ahí y aquí será más pero estoy preparado”, aseguró en su presentación.

Los episodios de racismo que sufrió en Lituania en los inicios de su carrera, su desconcertante experiencia en Polonia y la agridulce aventura en Inglaterra curtieron el carácter de un futbolista a quien el fútbol le tenía preparada una segunda oportunidad.

“Decían que mi carrera estaba acabada y ahora estoy en el Barça”, asegura ahora con la cabeza alta. Su impacto en el equipo ha sido espectacular contra todo pronóstico.

Seis goles suma ya en la Liga, pero sobre todo la sensación de ser uno de los jugadores más difíciles de descifrar para los rivales. Lo volvió a demostrar en el Bernabéu con una primera parte portentosa en la que atacó como nadie el área de Keylor.

Paulinho es una arma de doble filo: es un jugador espeso en la circulación del balón, pero una arma poderosísima apareciendo desde la segunda línea. Es un futbolista tan desordenado como efectivo. El centrocampista con más llegada de la plantilla.

Cuenta además con un plus: se entiende con Messi de maravilla. El mismo futbolista que le invitó a fichar por el Barça el pasado mes de junio durante un Brasil-Argentina.

“¿Vamos para Barcelona o no?”, le soltó el 10 ante el asombro de Paulinho. Ahora forman una gran sociedad en el conjunto de Valverde. El brasileño es un mundo de posibilidades para Messi con su habilidad para el desmarque y su sentido vertical del juego. Paulinho siempre va para adelante ya sea en la vida o en el césped.