El 'obrero' del gol que se parte la cara por el escudo

Muchos acudimos directamente a Wikipedia cuando vimos en acción a Kike García erigiéndose en líder ofensivo del Eibar. No para descubrir quién era (quizás algunos sí), sino para comprobar su edad. El de Motilla de Palancar aparentaba 30 y muchos, pero ni siquiera llegaba a la trentena. Eso sí, ese aspecto de eterno veterano en nada se ajustaba a unas condiciones físicas privilegiadas. Este domingo (16:15) se enfrenta al Barça en El Sadar.

Sin presentar unos números especialmente destacados en su currículum (su mejor temporada en Primera fue la pasada, con 12 goles), el delantero murciano se ha hecho un hueco en la élite a base de brega, de luchar cada balón, de generar. Los centrales jamás pueden respirar tranquilos cuando tienen enfrente a Kike. Su corpulencia (1,86 y una constitución tirando a granítica) y su enorme inteligencia sobre el verde hacen que genere muchísimo para el equipo. Faltas, alternativas en el juego directo, asociaciones. Domina prácticamente todas las facetas del juego. Si es necesario, se parte la cara y va al choque con quien sea.

Se siente un privilegiado y es consciente de todos los esfuerzos que ha tenido que hacer para ganarse esa posición en la cumbre del fútbol. En el Eibar se convirtió en santo y seña, en parte de un escudo que defendió con coraje y honor. Cinco temporadas, 35 goles y 153 partidos. Momentos inolvidables que acabaron con el amargo sabor del descenso. El cuento del Eibar, de esta ciudad gris y industrial de apenas 27.000 habitantes, vivía el final de un capítulo. También de familia obrera es nuestro protagonista, al que siempre la ha venido como anillo al dedo lo de ‘obrero del gol’. 

NUEVA ETAPA

A sus 32 años y con sus credenciales, nadie dudaba que Kike se podía quedar en Primera si así lo deseaba. ¿Y qué mejor sitio que Osasuna, cuna de ‘9’ luchadores y entregados? Iván Rosado, Savo Milosevic, Webo, ‘Chengue’ Morales. Más recientemente el ‘Chimy’ Ávila. Delanteros de raza. Y es que la afición rojilla ‘solo’ exige eso, brega, lucha incansable, entrega. A pesar de que únicamente ha podido marcar dos goles, es intocable para Arrasate. El técnico vasco aprecia los incalculables intangibles que aporta.