Nicolau, fiabilidad en la banda

De padres mallorquines, ofreció un gran rendimiento como extremo izquierdo entre 1948 y 1952

Recomendado por Martí Ventolrà desde México, dejó el equipo tras la irrupción imparable de Eduard Manchón

Nicolau, en una imagen tomada en Les Corts durante su primera temporada en las filas del    FC Barcelona (1948-49). El argentino fue muy querido por la afición por su juego, siempre amenazante, seriedad y humildad

Nicolau, en una imagen tomada en Les Corts durante su primera temporada en las filas del FC Barcelona (1948-49). El argentino fue muy querido por la afición por su juego, siempre amenazante, seriedad y humildad / Antoni Campañá Bandranas

David Salinas

David Salinas

El Barça buscaba un extremo izquierdo con urgencia y encontró en el argentino Mateo Nicolau Garí (General Pico, 18 de agosto de 1920) la pieza idónea. Fue recomendado por el exbarcelonista Martí Ventolrà, uno de los expedicionarios azulgranas de la salvadora gira por México y Estados Unidos de 1937 que no regresó a Catalunya. Ventolrà, que había triunfado en el fútbol azteca, coincidió con Nicolau en las filas del Atlante y no tardó en informar al Barça para que iniciara las gestiones oportunas y atara de inmediato al delantero. También varios hinchas barcelonistas residentes en México se pusieron en contacto con el club recomendando su incorporación.

De padres mallorquines, concretamente de Vilafranca de Bonany (el matrimonio tuvo ocho hijos, cuatro nacidos en Mallorca y cuatro en Argentina), Nicolau fue barcelonista cuatro temporadas: desde la 1948-49 a la 1951-52, la de las ‘Cinc Copes’. Se alineó en 75 partidos oficiales y anotó 24 goles. Ganó dos Ligas (1948-49 y 1951-52), dos Copas Latinas (1948-49 y 1951-52, dos Copas (1950-51 y 1951-52) y una Copa Eva Duarte (1948-49).

Primeros pasos Empezó jugando en la calle y “dándole a un balón en cualquier descampado y, a veces también en la calle pegando balonazos a los transeúntes o rompiendo escaparates”. Nicolau, de joven, dejó el fútbol para poder enrolarse en la Armada, pero “con los primeros suspensos colgué el uniforme y me decidí a vestir la camiseta de futbolista. Aquello no me iba”.

Se inició en el fútbol luciendo las camisetas de Central Argentino, Atlético Tucumán y San Lorenzo de Almagro (1940-43). En 1944, sin autorización porque no hacía falta puesto que México no pertenecía a la FIFA, fichó por el América para pasar al Atlante un año después. Con este equipo, dirigido por Julio Biro, integró una línea delantera histórica junto a Horacio Casarín, Rafael ‘Tico’ Meza, Martí Ventolrà —conocido como el Maestro— y Angelillo Segura. El Atlante, pese a anotar 121 goles en el campeonato mexicano 1945-46, no saboreó su primera conquista de la era profesional hasta el siguiente curso (1946-47).

Debut

Nicolau, por problemas burocráticos con la Federación argentina, no pudo debutar hasta el 10 de octubre de 1948, en un 4-0 contra el Alcoyano en Les Corts. Tenía 28 años. El semanario ‘Vida Deportiva’ analizó así su presentación oficial: “Es un jugador frío, científico, con un toque de balón raro en nuestras latitudes y un perfecto sentido del desmarcaje. Se hizo aplaudir en repetidas ocasiones y si no brilló más ostensiblemente no fue suya la culpa. Su estilo de juego es exactamente la antítesis del de su compañero de ala”. De talla pequeña, moreno y siempre sonriente, su aspecto, y su juego, recordaban al ceutí José Bravo.

Nicolau fue pieza clave en la consecución de la Liga 1948-49 (17 partidos y 7 goles) y su titularidad fue indiscutible las dos temporadas siguientes, en las que jugó 41 partidos y anotó 11 tantos. De regate seco y preciso, sus aventuras por la banda siempre generaban desconcierto y peligro en las filas rivales. En la temporada 1950-51 fue expulsado en un Murcia-Barça (3-2) de Liga por repeler un agarrón de Almagro y fue sancionado, al igual que el jugador pimentonero, con seis partidos por “agresión mutua”. En su último curso, 1951-52, la famosa campaña de las ‘Cinc Copes’, Nicolau solo jugó 9 partidos (2 goles). Un desgarro en el músculo piramidal lo alejó de la actividad deportiva y, ya recuperado, se vio relegado a la suplencia.

Paso a la juventud

La lesión de Nicolau supo ‘aprovecharla’ un joven extremo canterano: Eduard Manchón. “Me voy a México, hay que dar paso a la juventud”, aseguró ‘Nico’ en mayo de 1952 a la prensa pese a tener todavía un año más de contrato. Agregó, haciendo gala de su humildad y caballerosidad, que “me hubiera gustado seguir, pero surgen nuevos valores, y es muy natural que se dé preferencia al que es de casa y más joven, que puede ir muy a más. Como también lo es que uno no se resigne a permanecer de suplente si tiene la seguridad de que su categoría no le permite quedar en tal condición”. Al respecto, comentó que “he llegado a un pronto y amistoso acuerdo con el club para rescindir la temporada que aún faltaba por cumplimentar”.

Casado con Antonia Martínez, dejó Barcelona a los 32 años para regresar a México, concretamente a las filas del Zacatepec, donde jugó hasta 1957 y colgó las botas. No era su intención alargar tanto su carrera futbolística, pues pensaba solo jugar ocho meses en México y, después, viajar a Buenos Aires, reclamado por su cuñado, el actor y director cinematográfico Hugo del Carril, para atender negocios relacionados con esa industria. Nicolau se fue de Barcelona luciendo una insignia del Barça, orlada de brillantes, en la solapa de la americana.

Ya retirado, se alejó del fútbol y trabajó para el empresario asturiano Elías Pando, afincado en México, en empresas de comestibles y perfumes. También se adentró en el mundo de los seguros. Falleció en León (México) el 29 de octubre de 2005.