Nadie puede romper el matrimonio entre el Barça y Nike

La relación arrancó en 1998 y, más de 25 años después, sigue la historia de amor

El acuerdo entre Barça y Nike afectará a BLM

Todas las camisetas del FC Barcelona con Nike desde 1998

Recopilamos todas las camisetas que ha vestido el FC Barcelona con Nike desde la temporada 1998-1999 / sport

Ivan San Antonio

Ivan San Antonio

Nike es, junto a CaixaBank, Damm y Coca-Cola, uno de los patrocinadores más antiguos del Barça. Estas cuatro empresas arrancaron su relación con la entidad blaugrana con Josep Lluís Núñez de presidente, que en 1978 necesitó el compromiso de los socios y grandes dosis de creatividad para que la deuda de 777 millones de pesetas heredada de la junta anterior no comprometiera el futuro del club.

Nike fue uno de los últimos grandes contratos que firmó Núñez, pero, curiosamente, como si de un efecto mariposa se tratase, todo arrancó con el balón oficial de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), que tiene nombre y apellidos: Nike NK 350 GEO. Corría la temporada 95-96 cuando tres marcas, la propia Nike, Reebok y Adidas, buscaban hacerse con la pelota de la Primera y Segunda División españolas. Sandro Rosell, que hacía poco que había superado la treintena, era entonces agente de márketing internacional, y fue el encargado de vender los derechos del balón. Nike fue quien más fuerte apostó y aquella esfera con la que Ronaldo (el bueno) lo petó de blaugrana la temporada 96-97 se vendió como churros (300.000 unidades solo el primer año a un precio de 8.000 pesetas, unos 48 euros). 

Sandro Rosell, ganador de las elecciones a la presidencia del Barça de 2010

Sandro Rosell, ganador de las elecciones a la presidencia del Barça de 2010 / SPORT

El negocio para Nike fue tan redondo que la empresa de Oregón entendió el filón que estaba a punto de atacar. Hasta entonces, para esta multinacional el negocio del fútbol era algo secundario y todos sus esfuerzos se centraban en el fútbol americano, el atletismo, el baloncesto y el tenis. Nike ofreció a Rosell que se hiciera cargo del área de fútbol y empezara por lograr “todos los balones del mundo”. Los balones, sin embargo, resultaban un objetivo poco ambicioso para Sandro, cuya meta eran los grandes equipos europeos… empezando por Barça y Real Madrid.

El que más adelante sería presidente blaugrana empezó a negociar con ambos clubs y calculó lo que costaría vestirles: entre veinte y veinticinco millones de euros por entidad. Con 50 ‘kilos’ Nike se hacía con las camisetas que entonces fabricaba Kappa (Barça) y Kelme (Real Madrid), pero los americanos frenaron el ímpetu de Rosell y le pidieron que eligiera, que solo habría inversión para uno de los dos. Junto a Josep Maria Frigola, entonces director general de Nike en España, y como Sandro socio del Barça, la decisión fue muy sencilla de tomar.

Joan Laporta y Joan Gaspart, en una imagen de archivo

Joan Laporta y Joan Gaspart, en una imagen de archivo / EFE

El Barça estaba negociando entonces la renovación con Kappa, a quien le quedaban dos años de contrato. Paralelamente, Josep Lluís Núñez Clemente, presidente, y su hijo Josep Lluís Núñez Navarro y Joan Gaspart, ambos vicepresidentes, mantuvieron una primera reunión con Frigola y Rosell para iniciar las conversaciones de cara a un futuro patrocinio. Al día siguiente de aquel encuentro, SPORT publicó todos los detalles. La sospecha de las filtraciones recayó en la poca discreción de Gaspart y a las siguientes reuniones solo acudieron Núñez y Sandro. Nadie más.

Después de seis meses de negociaciones y con el contrato con Kappa aún en marcha (concluía en junio de 1999), se llegó a un acuerdo en mayo de 1997. Aquel día, tras dejarlo todo atado, Sandro condujo hasta Sitges para celebrar la boda de un amigo que, más adelante, como él, también presidiría el Barça. Se llamaba Josep Maria Bartomeu. La firma oficial con Nike se produjo el 4 de julio de 1997, aunque el contrato no entraría en vigor hasta el 1 de julio de 1998 y su duración sería de diez años, hasta el 31 de mayo de 2008. La rescisión con Kappa obligó al Barça (pagaron los norteamericanos) a indemnizar a la marca con mil millones de pesetas (seis millones de euros). Kappa acabó aceptando, en parte por motivos económicos y, en parte, porque no vio venir el negocio que estaba a punto de explotar con la venta de camisetas a nivel global. Tampoco quiso entonces dañar su imagen con una guerra judicial contra el club blaugrana. El contrato con Nike reportaría 21.000 millones de pesetas (más de 126 millones de euros) a las arcas del club, cantidades que, con el tiempo, quedarán absolutamente desfasadas como veremos. De hecho, en 2001 ya se realizó una revisión de las cuantías, pasando de doce millones de euros anuales a quince, además de sentar las bases para crear una sociedad conjunta para explotar todo lo relativo a la mercadotecnia.

(A modo de curiosidad, el primer partido que jugó el Barça con la camiseta Nike fue de pretemporada, el 21 de julio de 1998, contra el AGVV Apeldoorn. El amistoso acabó 1-2, Van Gaal era el entrenador y marcaron Figo y Luis Enrique).

Puma lleva tiempo intentándolo

Aquel contrato ha servido de base para las sucesivas renovaciones que, a lo largo de los años, Barça y Nike han firmado. La que sellará, en principio, Joan Laporta en pocas semanas será la segunda como presidente tras la pactada en octubre de 2006, dos años antes de que finalizara el contrato entonces vigente. También en aquella ocasión la presencia de Puma fue, curiosamente, importante para presionar a los norteamericanos. Desde Alemania la oferta, por cinco años, era de un total de 127,5 millones de euros y un contrato creciente que pasaba de los 22 ‘kilos’ el primer año hasta los 30 el último. 

A Nike ni se le pasaba por la cabeza perder al Barça, con quien había iniciado un viaje sin retorno a nivel europeo que le había reportado grandes beneficios a nivel económico y, por supuesto, de imagen, aunque muchos menos de los que serían en el futuro, con el ‘boom’ de la venta on-line. Su oferta, pues, estuvo a la altura de las circunstancias y acabó convirtiendo al club en el que más dinero ingresaría por el patrocinio de la camiseta: 150 millones por cinco años (30 por temporada) a los que había que añadir variables importantes como pluses por títulos, royalties por ventas de camisetas... El anuncio oficial llegó el 27 de octubre de 2006 y la entrada en vigor del acuerdo, a partir del 1 de julio de 2008. El Barça dobló los ingresos fijos respecto al contrato inicial, una prueba evidente de que el negocio iba viento en popa. 

Josep María Bartomeu.

Josep María Bartomeu. / SPORT

Aquel contrato, en el fondo, daba continuidad a lo firmado en 1998 y sentaba las bases para lo que se firmaría en 2018 porque el texto ya incluía cláusulas relativas al control de la FCBotiga (la mitad para cada uno), ‘royalties’ por ventas de camisetas desde la primera unidad y sin mínimos establecidos o acciones conjuntas más allá del mero patrocinio. “Relaciones como la que tenemos con el FC Barcelona nos mantiene como líderes mundiales en el deporte más popular”, celebró Mark Parker, entonces máximo ejecutivo de Nike.

El acuerdo tenía una duración de cinco años prorrogables a cinco más porque así estaba previsto en las normas estatutarias del club. No hubo problemas para que se aprobase la otra mitad del contrato en asamblea y se consolidara la previsión de ingresos de 300 millones al cabo de diez años, cuando el calendario ya alumbraba el 2018, con Josep Maria Bartomeu de presidente.

La 'MSN', en una imagen de archivo

La 'MSN', en una imagen de archivo / SPORT

Dos años antes, en 2016, justo después de que Messi, Suárez, Neymar y compañía ganasen el segundo triplete de la historia del club (el Barça es el único equipo de la Liga que ha logrado Copa, Liga y Champions en una misma temporada), Bartomeu planteó una negociación que desembocó en un nuevo contrato del que aún hoy se beneficia el Barça año a año. El club arrancó las reuniones dejando claro que, como suele pasar en estos casos, las cantidades estaban totalmente desfasadas. A Nike le tocaba subir la apuesta, algo que la empresa de Oregón entendió a la perfección.

Lo novedoso en aquellas reuniones fue que el Barça, en una decisión estratégica y, como se ha demostrado con los años, acertada, planteó a Nike quedarse con la propiedad de BLM, empresa creada años atrás por el patrocinador, a, cien por cien. Los norteamericanos, que también compartían algo similar con Arsenal, Juventus y City, aceptaron. Lo hicieron, además, por un precio simbólico incluido en el acuerdo global de patrocinio, que era lo que realmente preocupaba a Nike. 

El Barça también usó la oferta, muy importante, realizada por Under Armour para apretar las tuercas a sus interlocutores. Querían más dinero y el control de la tienda. Nike imaginó entonces que, una vez entregado el control, la gestión seguiría siendo suya, pero no fue así. El club puso al frente de todo aquel proyecto a Joan Carles Raventós, cuya trayectoria profesional distaba del negocio, pero no fue impedimento para petarlo. 

BLM, la joya de la corona

BLM, ya en manos del Barça al cien por cien, empezó a facturar y facturar y facturar hasta alcanzar un valor de 800 millones de euros en el caso de plantearse su venta. El club, por supuesto, no solo se quedó con la propiedad total de la empresa, sino que también asumió a los más de 300 trabajadores con los que contaba. Aquel acuerdo, como los alcanzados años atrás, seguía situando al Barça en la primera posición global a nivel de patrocinio de la camiseta.

Manel Arroyo, entonces vicepresidente, aseguraba que “Nike es algo más que un patrocinador, forma parte de nuestra familia, está con nosotros desde 1998”. Cuando se hizo público el acuerdo, se habló de 150 millones de euros anuales garantizados, una cifra que, seguramente, aunque no hemos podido confirmarlo, incluía todo lo relativo a BLM. Lo contrario supondría unas cantidades nunca vistas ni siquiera hoy en día. En cualquier caso, el texto volvía a situar al Barça como el club que más ingresaba en este concepto del mundo.

BLM, la joya azulgrana que brilla al ritmo de los Rolling Stones

BLM, la joya azulgrana que brilla al ritmo de los Rolling Stones / SPORT

Este es el último contrato suscrito con Nike hasta la fecha y, de nuevo, la historia vuelve a repetirse esté quien esté al mando, tanto de la empresa de Oregón como en la entidad. Puma, como pasó en 2006, ha aparecido en una escena que ha incluido a un nuevo protagonista, la marca propia, evolución natural de la cesión paulatina de todo lo relativo a las tiendas, también on-line pero con matices. El Barça levanta la mano de nuevo pidiendo turno para actualizar las cifras, Nike responde, en esta ocasión algo dolida por las formas, pero, como ocurrió en 1998, este matrimonio histórico seguirá haciéndose viejo y mirándose a los ojos con un cariño que un día fue enamoramiento y que, poco a poco, se ha convertido en amor. Amor por interés, claro, pero amor al fin y al cabo.