Historia SPORT
Messi-Griezmann: No hace tanto frío lejos del Camp Nou
El argentino y el francés vivieron su primera gran noche después de abandonar el Barça este verano
Antoine acabó expulsado, pero se llevó la ovación (y el perdón) de la afición colchonera; Leo anotó su primer doblete como 'parisien'
El pasado verano pasamos de hacernos la idea de que uno se quedaba y otro se marchaba; luego fue al revés, cuando el que creíamos que se quedaba se marchó nos quedó claro que el que iba a marcharse finalmente se quedaba. Pero no, el embrollo se solucionó con la salida de ambos. De golpe y porrazo, el barcelonismo se vio despojado de sus dos futbolistas más diferenciales: Leo Messi y Antoine Griezmann. Uno a París y otro a Madrid.
En el caso de Griezmann era un regreso a casa deseado después de dos temporadas en el Camp Nou en las que no terminó de explotar. Su aterrizaje, marcado por la 'finta' inicial del año anterior con la famosa 'Decisión', no era el mejor presagio. Antoine se desfondó, pasó por buenas etapas, pero no acabó de cuajar y de mostrar todo el potencial que había enseñado al mundo en el 'Atleti'. Aun así, con la traumática venta de Leo Messi, todos nos habíamos hecho a la idea de que 'Grizzy' iba a dar el salto y erigirse en el nuevo abanderado del proyecto. Pero todo saltó por los aires el último día de mercado.
Un regreso a Madrid en el que el 'Cholo' tuvo mucho que ver y que no iba a ser nada fácil para el galo. Ganarse el perdón de la afición colchonera no iba a ser tarea nada fácil. Pero revertir los pitos iniciales se convirtió en un riesgo para Antoine, que anoche, ante el Liverpool, por fin generó casi unanimidad entre la grada. Dos goles y un partidazo lleno de raza y de carácter que se vio truncado por la expulsión. Su retirada del césped del Metropolitano constató dos cosas: Ya es uno más para la gente y tiene todos los ingredientes para agrandar su leyenda.
DOS ACTUACIONES PARALELAS AL MISMO TIEMPO
Por su lado, a la misma hora pero a 1.200 kilómetros de distancia, Leo Messi, que se había estrenado como goleador con un gran tanto ante todo un Manchester City, vivía su gran noche parisina. Lo estamos viendo a cuentagotas desde su aterrizaje en París en un cambio brusco de modo de vida que ni él ni su familia tenían previsto ni deseaban. A pesar de ello, el argentino empieza a adaptarse a su manera, marcando y brillando. En el triunfo del PSG frente al Leipzig su sociedad con Mbappé funcionó como la seda y el '30' logró su primer doblete.
Una gran definición tras asistencia de Kylian y un penalti transformado de forma magistral a lo 'panenka' le valieron para levantar de sus asientos a la parroquia parisina, que aún alucina con Leo vistiendo sus colores.
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