Griezmann pasó de la 'hiperactividad' a diluirse en la debacle general

Antoine Griezmann tenía una reválida en el Ciutat de València después de ser suplente en la goleada al Valladolid. Ernesto Valverde ya había avisado en la rueda de prensa previa al choque ante los 'granota', y en respuesta a una pregunta sobre el francés, que no diferenciaba entre "discutibles e indiscutibles", pero que mientras el futbolista mantuviera el nivel, iba a contar con él.

Y así fue. 'Grizzi' formó el tridente con Messi y Luis Suárez, y lo cierto es que su primera parte fue notoria. Otra cosa fue el descalabro general tras el descanso. Pero volviendo a los primeros 45 minutos, el campeón del mundo entró con profundidad por la banda izquierda y se deshizo como quiso de Jorge Miramón. Combinó bien con Semedo y se entendió con Messi. Tuvo dos ocasiones, un chut al lateral de la red (21') y una combinación con Leo diez minutos después que evitó Aitor Fernández rechazando con los pies. Intervino en la acción del penalti, estaba en fuera de juego, pero el VAR lo reinterpretó como una jugada nueva.

Destacó sobre todo su trrabajo defensivo. Ayudó atrás y tapó muchos espacios. Se desfondó por el bien del equipo. Lástima que solo duró una parte.

Protagonista en el gol anulado

Y es que el desastre en la segunda parte emborronó todo lo hecho anteriormente. Y no solo en el caso de Griezmann. La lesión de Luis Suárez antes del descanso le hizo desplazarse a la banda derecha, donde perdió protagonismo. Vio la amarilla en una entrada a Radoja en la medular, pero a medida que el Levante fue marcando goles, se fue diluyendo como un azucarillo. Sus prestaciones cayeron en picado.

Terminó en la tercera posición de la tarde, en punta junto a Leo Messi, y ya ni siquiera le sonrió la fortuna. Asistió a Leo en un gol que podía haber entrado de lleno al Barça en el partido, pero el francés estaba en fuera de juego y el gol fue anulado. Un triste final para un partido que prometía, pero al que superaron los acontecimientos.