Las lecciones de Xavi en su primer día

Escuchar a Xavi es llenar el vaso de energía. La ‘premiere’ del entrenador de Terrassa fue una inyección de ánimo de un club que, por unas horas, dejó atrás el decaimiento que arrastra desde hace meses.

Transmite una ilusión fuera de lo común por la fluidez con la que habla del Barça pues nadie conoce mejor que él como son las entrañas de este club y de su entorno, por cómo relata su plan en lo deportivo tanto en lo que hace referencia al estilo de juego como a la gestión del vestuario, por la ilusión que transmite cuando analiza a su plantilla y el conocimiento que tiene de las generaciones que suben de la cantera, por cómo no tiene miedo de verse con Piqué o Busquets porque este mismo paso que da ahora de entrenar a ex compañeros ya lo ha dado en el Al Sadd…

 Xavi aporta ilusión a un club necesitado y la afición está a su lado, tal y como se constató en su puesta en escena. Con él todo es natural, lejos de los postureos habituales en los fichajes. A diferencia de muchos, Xavi es capaz de hablar del Barça desde Doha cuando el acuerdo no estaba finalizado, de analizar al equipo a su llegada al aeropuerto del Prat  y de irse al Johan Cruyff antes de ser presentado. O incluso de saltar al campo en su presentación como si de un jugador se tratara siendo el primer técnico de la historia que vive una situación como esta. La vida es fácil con él porque sabe el terreno que pisa, las minas ya le han explotado con anterioridad y ahora son vestigios de otra época. Estuvo 24 años en el Barça, más que nadie. Esto lo dice todo y le da la jerarquía para hablar de lo que quiera y como quiera porque se lo ha ganado a pulso. Y, además, por hacerlo desde el sentimiento por ser el club que lo parió. Xavi vive el Barça y es más culé que la propia bandera. “Soy barcelonista y represento la ilusión de todos”, dijo en su presentación. Y es que es esto. Por esto cuando sus padres, Joaquím y Maria Mercè, hicieron su aparición en el palco del Camp Nou, el aplauso fue general.