Laredo, un comodín desaprovechado

Extremo, lateral, volante… Michels no confió en él. Fue campeón de la Liga 1973-74

En 1971 protagonizó un hecho poco común: siendo jugador del Sant Andreu, en Segunda, fue convocado por Kubala para jugar con la selección un amistoso en Madrid

Una imagen de Josep Maria Laredo con la camiseta del Barça. El canterano ingresó en el fútbol formativo azulgrana con 19 años y debutó con 24 después de ser reclamado por Michels cuando jugaba en calidad de cedido en las filas del Sant Andreu

Una imagen de Josep Maria Laredo con la camiseta del Barça. El canterano ingresó en el fútbol formativo azulgrana con 19 años y debutó con 24 después de ser reclamado por Michels cuando jugaba en calidad de cedido en las filas del Sant Andreu / FCB

David Salinas

David Salinas

Josep Maria Laredo Laredo tuvo el privilegio de cantar el alirón liguero 1973-74. Perteneciente a esa rara estirpe de jugadores comodín, o polivalentes en la jerga actual, lució de azulgrana en el lateral, aunque solo disputó dos partidos de ese glorioso campeonato. De todas formas, es uno de los héroes de un título que fue largamente esperado y celebrado por la afición barcelonista. Y es que tuvieron que pasar 14 años para que el Barça volviera a saborear las mieles del triunfo en la competición doméstica.

Laredo nació el 28 de diciembre de 1946 (no en 1947 como suele aparecer cuando se le cita) circunstancialmente en Pamplona. Hijo de padre militar, gallego, y madre brasileña, de Pará, pero también con raíces gallegas, de ahí la coincidencia en sus apellidos, a los cuatro años cambió Navarra por Catalunya al ser destinado su progenitor a Girona. Y de allí pasó a Barcelona hasta que su familia lo envió a estudiar en un Colegio Militar de Murcia, donde se inició en el fútbol.

De regreso a la Ciudad Condal se enroló, con 15 años, en el Juvenil del Carsa (Club de Aprendices de la Renfe de Sant Andreu), que utilizaba las instalaciones del Montcada y, en compensación, el equipo del Vallès Occidental tenía opción sobre sus jugadores. El Montcada escogió a Laredo, que destacaba entonces como extremo derecho junto a José María Pérez, extremo izquierdo. Ambos captaron el interés del Barça y aterrizaron en el fútbol formativo azulgrana.

A prueba

Laredo estuvo a prueba en un torneo en Düsseldorf y se apuntó a un segundo bolo en Italia, despertando entonces la atención del Sevilla. Prefirió no moverse de Barcelona y firmó por la entidad azulgrana, incorporándose al Atlètic Catalunya (1966-1967 y 1967-68) para pasar después por el Condal (1968-69 y 1969-70) y, la temporada 1970-71, al Barça Atlètic tras la fusión del Atlètic Catalunya y el Condal. Durante este periodo brilló por su regularidad, una de sus principales virtudes, así como por su rapidez y anticipación en la marca. 

Jugador temperamental, comprometido y de cintura elástica, sedujo a los técnicos del Sant Andreu, que lo incorporaron a las filas del equipo cuatribarrado en calidad de cedido la temporada 1971-72. En Segunda División, Laredo se salió bajo las órdenes de Lluís Aloy hasta el punto de ser convocado por el seleccionador nacional, Ladislao Kubala, para jugar un amistoso contra el Rayo Vallecano en Madrid en 1971. Una llamada que causó gran revuelo en la época por pasar por delante de otros laterales, incluidos los del FC Barcelona.

Laredo inició su segunda temporada en el Sant Andreu, ahora dirigido por Gustau Biosca, que ya quiso llevárselo al Pontevedra la temporada 1970-71. El mítico defensa del Barça lo alineó como volante por su capacidad de lucha y sacrificio. Sin embargo, la plaga de lesiones que sufrió el Barça en la retaguardia —Costas y Cortés— y el bajo rendimiento de otros zagueros, motivó la repesca del lateral, que aterrizó en el Camp Nou en noviembre de 1972, debutando con el primer equipo el 28 de enero de 1973 en un Barça-Valencia (0-0) con Michels en el banquillo. Alcanzó la titularidad tras extirpársele a De la Cruz un quiste sebáceo.

Pudo recalar en San Mamés

Laredo jugó tres partidos consecutivos y el Barça no encajó ningún gol, pero Michels lo relegó al banquillo una vez recuperado el lateral leonés. A partir de entonces se alineó en otros cinco partidos, aunque de forma esporádica. Continuó en la plantilla azulgrana el curso 1973-74, pero su concurso fue simbólico. Solo jugó dos partidos (12 minutos). Decepcionado pese a ser campeón de Liga, Laredo hizo las maletas y se fue. Fichó por el Murcia. Poco después llegó a sus oídos que el Athletic, por su condición de navarro, se había interesado en sus servicios…

En Murcia experimentó la peor cara del fútbol en forma de descenso (1974-75 de Primera a Segunda y 1975-76 de Segunda a Tercera) y en la dificultad para cobrar por sus servicios. Había firmado por tres años, pero llegó a un acuerdo y dijo adiós. Con 29 años, estaba harto. Volvió a Barcelona y con el dinero ahorrado abrió un supermercado en Sant Andreu. Al mismo tiempo mató el gusanillo defendiendo las camisetas del Cinco Rosas (1976-77) y el Manresa (1977-78) por pedírselo amigos vinculados a estas dos entidades y no poder darles un “no” como respuesta.

En 1977 Laredo cambió el rumbo de su vida laboral. Cerró el supermercado y entró en la empresa estatal ‘Consiber’ —compañía de primeras marcas— que, entre otros productos, comercializaba los zumos y salsas Fruco. En 1981 fichó por una multinacional estadounidense ‘Seagram’ de bebidas alcohólicas con presencia en España, ‘Coprimar’, donde ha trabajado hasta su jubilación.