Lamine rescata a un Barça soporífero y sin ideas

Una genialidad del canterano permite al Barça sumar los tres puntos y dormir en segunda posición

El juego del equipo dejó mucho que desear y deberá mejorar con creces si quiere eliminar al Nápoles

Así os hemos explicado en directo el FC Barcelona - RCD Mallorca

Resumen, goles y highlights del FC Barcelona 1 -0 Mallorca de la jornada 28 de LaLiga EA Sport

Adrià Fernández

Adrià Fernández

El Barça se llevó los tres puntos frente al Mallorca, gracias a un solitario golazo de Lamine Yamal. Los blaugranas meten presión al Real Madrid y Girona, que juegan durante el fin de semana, y no se descuelgan de la clasificación. Ahora bien, los de Xavi Hernández deberán mejorar, y mucho, si quieren obtener el martes un billete hacia los cuartos de final de la Champions League ante el Nápoles. Un equipo plano y sin chispa, que se sostuvo por el desparpajo de Cubarsí defendiendo y de Lamine atacando.

Xavi Hernández realizó algunos cambios en el once inicial: por obligación y por rotación. Mientras que Iñigo Martínez, Raphinha y Joao Félix ocuparon los puestos del sancionado Araujo y los lesionados De Jong y Pedri; Marc Guiu se situó -por primera vez de titular en Liga- como máxima referencia ofensiva, dando descanso a Lewandowski. Sorprendió ver que el egarense apostase por retrasar la posición del brasileño a uno de los interiores, dejando a Fermín en el banquillo.

Desafortunadamente, pocas cosas siguen representando más a nuestra sociedad que en el Día Internacional de la Mujer, el mundo vuelva a pararse por un partido de fútbol masculino. La vorágine de este deporte no entiende de descansos y el Barça saltó al césped en una fría noche de viernes. Algo poco habitual en los culés: la última fue en septiembre frente al Sevilla y la anterior en agosto de 2020, en el fatídico 2-8 contra el Bayern de Múnich.

Ya fuese por el día de la semana, por las bajas del equipo para este partido o, simplemente, porque la plantilla no da para más, el primer tiempo fue realmente soporífero. Sin ritmo, sin peligro y sin ideas para un Barça que acabó recibiendo algunos pitos de su afición por la falta de mordiente ante un Mallorca que, a pesar de finalista de Copa, sigue flirteando con el descenso. El único que logró levantar a los 38.225 espectadores de sus asientos fue Cubarsí, con acciones defensivas de auténtico veterano.

Experimento fallido

Con las lesiones de Pedri y De Jong en la última jornada, que se sumaron a la de larga duración de Gavi, el centro del campo blaugrana quedó huérfano. Xavi Hernández -que cumplía ciclo de sanción y vio el partido desde un palco privado- no dio con la tecla en la sala de máquinas. Gündogan te sirve para un roto y para un descosido, pero él solo no puede cargarse el equipo a la espalda.

Un insulso y desubicado Raphinha en el interior provocó un penalti a pocos minutos de la media hora, tras una brillante asistencia de primeras de Lamine Yamal. Copete le pisó el tobillo en su internada por el área y el árbitro, tras consultar el VAR, señaló la pena máxima. Sin Lewandowski, el alemán asumió los galones, pero le salió rana. Disparo a media altura y demasiado centrado. Rajkovic acertó el lado del lanzamiento e impidió que se estrenase el marcador.

El brasileño quedó maltrecho de esta acción y tuvo que ser sustituido antes del descanso. No hay mal que por bien no venga. El partido pedía a gritos otro centrocampista que no fuese Raphinha y Fermín se vistió de corto. Le aportó otra marcha al equipo. Salió con ganas de redimirse de la visita a San Mamés y Gündogan agradeció tener un nuevo compañero en la medular.

Lamine, quién sino

Lamine despertó y reactivó al equipo y a la afición con un latigazo cruzado que fue repelido por la madera. Los hermanos Hernández trataron de agitar el árbol con dos cambios en la delantera: minutos para Vitor Roque y Lewandowski, sustituyendo a un invisible Joao Félix y a un frustrado Marc Guiu. Y el equipo empezó a respirar distinto.

Erró la primera, pero trató de desquitarse con el palo probando la misma acción. Y de qué manera. Volvió a recibir Lamine en el vértice del área y envió el mismo cañonazo cruzado, en esta ocasión, hacia el fondo de las mallas para desatar el delirio. Qué diamante en bruto tiene el Barça con el de Rocafonda. Y la afición acabó cantando "Échale huevos, el martes échale huevos" para despedir al equipo".